Por Hernán Bernasconi
Infobae, 15 de septiembre de
2019
A propósito de la actual
crisis argentina
Volvemos sobre la coyuntura
que sufre la democracia en nuestra nación y la crisis de su clase dirigente. El
grave estado en que nos encontramos hace que políticos, empresarios,
trabajadores, organizaciones sociales, intelectuales y el pueblo en general
coincidan hoy en dos objetivos: a) uno inmanente que consiste en eliminar el
agua (deudas) que está inundando el barco y b) un objetivo trascendente que
consiste en evitar el naufragio (default) para salvación de la nación y con
ella, la vida de todos. Como se ve, el primero está en función del segundo y
son compartidos -cosa inusual-por casi toda la población. Para remar hay que
tener energías y de ahí que, además de las razones humanitarias, sea un
complemento necesario la "emergencia alimentaria".
Ahora bien, todos deberían
advertir que nuestra nación tiene un problema grave y vergonzoso más allá de la
situación económica. Dejando fuera de discusión que las reglas económicas
juegan un papel fundamental.
Este estado, reiterado,
revela que los políticos y los dirigentes en general padecen de una enfermedad
mucho peor que la anemia de los pobres. El relativismo práctico que rige en
nuestra democracia.
El problema del relativismo
lo advierte desde hace muchos años Benedicto XVI y lo reitera a menudo el Papa
Francisco en sus homilías y en E.G. (Nro. 80).
Los intereses particulares y
el bien común
El relativismo práctico es
la "actitud" del que "negocia" los valores del bien común a
cambio del bien propio. La del obispo que aprovecha su función para rodearse de
lujos, la del capitán del Costa Concordia en el Mediterráneo que abandona el
barco negándose a regresar cuando había pasajeros a bordo después de la avería.
La del legislador o el juez que hacen su propio juego buscando su beneficio en
exclusiva ¡O la de los altos funcionarios de un país que colocan sus depósitos
en el extranjero cuando el propio, cuyas finanzas gobiernan o han gobernado, se
debate en una extrema crisis financiera!
El cardenal Joseph Ratzinger
analizó el tema del relativismo calificándolo como "el problema más grande
de nuestra época"(en Revista de Cultura Económica, agosto 2011, documento
presentado en Roma en 1985) que afecta a las democracias basadas en relaciones
líquidas (Zygmunt Bauman).
Una democracia sin
fundamento ético
Los políticos y políticas
creyeron en una de las grandes promesas de la democracia, "que ella sola
habría alimentado autónoma y espontáneamente el espíritu democrático" y
"esta promesa no se ha mantenido: la democracia ha demostrado no ser capaz
de saber alimentarse espontáneamente, de ser autosuficiente" (Norberto
Bobbio, El Futuro de la Democracia, citado por Bartolomeo Sorge, Introducción a
la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. Sal Terrae, pag. 229).
El proceso de secularización
y el utilitarismo han calado profundamente entre nosotros privando a la
democracia recuperada tras las dictaduras cívico-militares de sus recursos
morales. Proceso de secularización que al mismo tiempo que separa al hombre y
la mujer de la religión los separa de la moral.
Sólo la religión puede
recivilizar a nuestros pueblos
Jürgen Habermas no duda en
afirmar que solo la religión puede recivilizar a la modernidad: solo la
religión, traducida políticamente a un lenguaje laico, puede ayudar a la
sociedad a conservar sus recursos morales. "El problema más urgente para
salir de la actual crisis es ayudar a la democracia a recobrar su fundamento ético"
(Borge) y este se funda en la Religión.
"Porque con la
Democracia sola no se come, no se educa, no se cura" si fue vaciada de su
fundamento ético. Por eso Juan Perón hundió las raíces de su doctrina en la
teología católica y en la doctrina social de la Iglesia (La Comunidad
Organizada, Congreso de Filosofía Mendoza, abril 1949).
Y por eso expresaba en
un discurso que la "no prescindencia" de la Constitución Nacional en
relación con el culto católico, a pesar del espíritu liberal de sus normas, refleja
que quienes la sancionaron "no pudieron desconocer que la gobernación de
los pueblos se ha de basar en normas de moral y que las normas de moral tienen
su origen y fundamento en preceptos religiosos…" (10/4/48, Chaco, homenaje
al obispo N. De Carlo).
En la actualidad, el
peronismo y el radicalismo hicieron desaparecer sus raíces éticas y otros
sectores nunca las tuvieron. Su propósito es conquistar el poder.
Sistema ético, convicciones
religiosas y leyes económicas
Por su parte y en relación
con la política económica, Joseph Ratzinger decía que "se está
convirtiendo en un hecho cada vez más evidente de la historia, que el
desarrollo de los sistemas económicos que se concentran en el bien común
depende de un sistema ético determinado, el cual a su vez puede nacer y
sostenerse sólo por fuertes convicciones religiosas".
Y con realismo agregaba que
"la moral no puede prescindir del conocimiento técnico de las leyes
económicas sin convertirse en un moralismo" que desvirtuaría los
propósitos éticos que se propone recobrar.
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