DEL PLAN TRIENAL 1974-77
QUE PUDO CAMBIAR
EL ACTUAL ATRASO MARÍTIMO Y PESQUERO
Dr. César Lerena
En estos días
concluimos nuestro trabajo “Plan Nacional de Pesca” que incluye “Cien acciones
y sus efectos para potenciar la pesca y recuperar el Atlántico Sur” además, de
un proyecto de reforma de la ley Federal de Pesca (24.922) que nos llevó a
estudiar toda la legislación de Suramérica y el Caribe, la de Estados Unidos y
la Unión Europea. Analizamos también el Plan Trienal 1974-77 que quedó trunco por
el golpe de 1976 y que, no parecen haber leído y, mucho menos ejecutado,
ninguno de los responsables de cuidar nuestra soberanía en el territorio
marítimo y continental y desarrollar los pueblos patagónicos a través de la
producción pesquera, naval y portuaria, en los últimos cincuenta años.
Tal vez, la
contienda electoral de 2023 justifique la lectura de las 357 páginas de este
Plan Trienal que deja en evidencia, que fuera del esfuerzo privado, empresario
y del trabajo, el Estado ha estado ausente en el desarrollo de la actividad
marítima y pesquera y, ello se verifica en la falta de cumplimiento de los
objetivos y la asignación de fondos que para la promoción y crecimiento de este
sector la Argentina tenía prevista hace cincuenta años.
Contribuyeron a la
elaboración de este Plan Trienal -en la parte referida a esta materia- además
de los Ministerios pertinentes, empresas del Estado, muchas de las cuales
fueron vaciadas, desfinanciadas o privatizadas: Administración Gral. de
Puertos; Astilleros y Fábricas Navales del Estado SA (Astilleros Río Santiago);
Atanor SA; Carboquímica Argentina Soc. Mixta Comercial; Dirección Gral. de
Fabricaciones Militares; Fabricaciones Militares Aceros Ohler SA; Empresa
Líneas Marítimas Argentinas S.A (ELMA).; Empresa Flota Fluvial del Estado
Argentino; Hidronor SA; Hierro Patagónico de Sierra Grande SA; Minera
Industrias Mecánicas del Estado SA; Petroquímica Bahía Blanca SAIC;
Petroquímica Comodoro Rivadavia SA; Petroquímica General Mosconi; Soc. Mixta
Siderurgia Argentina; SA Mixta Aceros Especiales; Talleres Navales Dársena
Norte SA; Yacimientos Petrolíferos Fiscales; etc. No fue el fruto de
apresuradas plataformas políticas electorales.
Se introducía al Plan con un Preámbulo cuya vigencia sigue intacta:
“La Argentina sufre una de
las peores formas de destrucción: el sojuzgamiento y el estancamiento. Ahora
debe reconstruirse lo destruido. Ante todo, la fe en nosotros mismos, en
nuestra propia capacidad para crear una nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana; para ello, debemos reconstruir
nuestras instituciones y su capacidad de realizar grandes obras y profundas
transformaciones. y, paralelamente, consolidar la unidad nacional, en una
sociedad dinámica, cuyo ámbito no sea degradado por la explotación
indiscriminada de nuestros recursos naturales”.
El Plan en lo
relativo a la construcción naval tenía por finalidad obtener un considerable
incremento del tonelaje de nuestra marina mercante, a la par de incrementar
sustancialmente el nivel de producción de los astilleros nacionales. En el
período 1964/72, el tonelaje incorporado a nuestra bandera alcanzó a 655.643
TPB; de los cuales el 30% fueron barcos nuevos y de éstos el 53% fue provisto
por los astilleros nacionales. El Plan indicaba que el total de embarcaciones a
construir en los próximos cinco años alcanzaría a 136 con 514.000 TPB. Los
astilleros grandes del país construirán 22 buques, con un total de 502.200 TPB,
de los cuales el 52 % corresponderían a los armadores estatales y el 48% a los
armadores privados, en tanto que los astilleros medianos construirán 108 buques
con 12.000 TPB para los armadores estatales y 6 remolcadores para armadores
privados. De los 22 buques a construir por los astilleros grandes diez serían
graneleros, seis cargueros, cuatro para carga frigorífica y 2 buques-tanque
para YPF. Dado que en el último trienio el promedio anual de tonelaje entregado
por todos los astilleros fue de menos de 50.000 toneladas, este programa de
construcción implicaría duplicar su nivel de actividad. De este modo el
programa, a la par de incrementar significativamente la capacidad de transporte
de nuestra marina mercante, representa una fuente de ocupación de magnitud y,
un mejor aprovechamiento de la capacidad de producción instalada en el país. El
costo total del programa es superior a 4 mil millones de pesos, de los cuales,
corresponden más de 3 mil millones a los astilleros grandes (buques de más de
5.000 toneladas de porte bruto) y casi mil millones de pesos a los astilleros
medianos. Hay quienes dicen que no haber ejecutado este plan le significa a la
Argentina una pérdida de 4 a 5 mil millones de dólares anuales en fletes. Según
Barletti, “lo correcto sería expresar que la a Argentina no participa de los
fletes marítimos internacionales que genera su comercio exterior por no contar
con empresas navieras dedicadas al transporte internacional o de ultramar
radicadas en el país".
El Plan Trienal
indicaba que el transporte por agua debía recuperar el papel que le
correspondía en el transporte de mercaderías a granel de bajo valor unitario y
distancias largas y, debería, además, introducir otros tráficos adaptables
también hoy al transporte por agua como resultado de las nuevas técnicas de
transporte intermodal. Se asegurará el reequipamiento de la flota de ELMA a fin
de sustituir los buques obsoletos por unidades de mayor porte y evitar el uso
excesivo de buques extranjeros alquilados. Se pondrá especial énfasis en los
buques graneleros. En cuanto a las vías fluviales, se impulsará el uso del transporte
por empuje. La flota Fluvial Estatal realizará las inversiones necesarias para
satisfacer la creciente demanda para este sistema de transporte. Por cierto,
esta parte del plan sigue pendiente, porque, la producción de los pueblos del
litoral patagónico, siguen trasportándose por vía terrestre, con el
consiguiente mayor costo y contaminación ambiental.
Respecto a la
Industria Pesquera, el Plan refiere a que la falta de una política coherente y
estable de promoción de la actividad pesquera marítima, originó fuertes
fluctuaciones de los niveles de producción y comercialización del sector. La
demanda actual y el proceso de inversión de los últimos años han producido una
brecha del orden de las 300.000 toneladas por año, entre la capacidad total de
la captura y el desembarco efectivo en el año 1973. Un crecimiento adecuado se
lograría a través de un incremento sustancial en la demanda interna, que·
acompañe al incremento producido en los últimos años en las exportaciones. Esta
tendencia parece acentuarse para el próximo quinquenio, actuando como factor
determinante el nivel de la producción mundial y la escasez de productos
proteicos. Por lo tanto, dice el Plan serán objetivos del sector: consolidar la
tendencia a la exportación de productos de mayor grado de elaboración, pero que
en 2023 un 60% aún sigue sin valor agregado; promover el desarrollo de la
industria naval argentina; que, en 2023 sigue importando buques para la pesca;
la investigación pesquera y las fuerzas armadas.
El Plan haría posible aumentar el consumo per cápita anual de 6,60 kg. en 1973 a 13,20 kg. en 1977 y 18,5 en 1980, con un incremento de las exportaciones de 70 mil toneladas en 1973 a 250 mil en 1977 y 450 mil en 1980, número similar a 2022. El cumplimiento de las metas de consumo interno, no se cumplió y en 2023 solo alcanza los 4,5 kg de consumo per cápita, el más bajo de Latinoamérica y el caribe, cuyo consumo promedio alcanza a los 10 kg. No podía esperarse otro resultado. Desde 1974 a la fecha nada se hizo al respecto.
Para el período
del Plan la inversión sería de 1.500 millones. La mano de obra ocupada por el
sector pasaría de 14.000 personas en 1973 a 34.000 en 1977; pero en 2023
alcanzan a solo 20.000 empleos registrados; reduciéndose incluso a los
operarios que trabajaban en el sector en la década del 90, pese a que en esta
época se incorporaron máquinas descabezadoras, fileteadoras, etc. que luego se
desactivaron porque los rendimientos eran menores al trabajo manual. Gran parte
del problema es la política extractiva y de proceso a bordo que se lleva.
Entre las medidas
a tomar estaban la promoción del consumo de productos frescos y congelados;
creación de un sistema de distribución y' comercialización eficiente; estimular
la creación de mercados de concentración y centros de distribución para el
pescado de consumo fresco; promover la capacitación a todos los niveles y en
función de las necesidades nacionales.
El programa de
desarrollo pesquero tenía por propósito el aprovechamiento acelerado integral y
racional de los recursos naturales del litoral marítimo, de modo de mejorar la
dieta de nuestra población y lograr un fuerte incremento ·de las exportaciones
de productos de la pesca. El programa implicaba en forma directa, la
construcción de buques, el perfeccionamiento de la infraestructura portuaria
existente y la creación de nuevas instalaciones, el perfeccionamiento y
racionalización de la red de comercialización y distribución y el desarrollo de
la industria derivada. El proyecto preveía una fuerte expansión de las capturas
en el litoral marítimo patagónico, llegando al 63 % en 1977 y 83 % en 1980, del
total nacional. Pese a que los subsecretarios de Pesca fueron de origen
patagónico, el 50% de los desembarcos de estos puertos igualan al desembarco de
Mar del Plata.
El Plan indicaba que las inversiones en infraestructura, medios de captura e industrias, serán fuente de demanda para otras ramas industriales y para la construcción. El programa, además. impulsará el desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías. Le corresponderá al Estado una participación muy decidida, que incluirá: la formación de recursos humanos; desarrollo de la investigación en materia· pesquera; otorgamiento de créditos y subsidios a pescadores, armadores e industriales; establecer un sistema de perfeccionamiento de la calidad; regularizar la comercialización; difundir recetas de fácil preparación en base a los productos más abundantes; organizar campañas de promoción de la demanda; multiplicar las pocas de expendio; crear un sistema de distribución y comercialización capaz de abastecer satisfactoriamente a todo el país; establecer un ente estatal único para la expansión de los productos pesqueros; desarrollar productos elaborados con especies argentinas de alto valor agregado y compatibles con las posibilidades de expansión de la demanda externa; realizar acuerdos para lograr el acceso a los mercados -de los países fuertemente proteccionistas. Nada de esto se ha ejecutado desde el Estado y los negocios son fruto de esfuerzo privado, en buena hora, pero, los aranceles de importación de los importadores no se han compensado en el país.
El Plan trienal indicaba que las acciones previstas permitirán elevar la captura de 275 mil toneladas en 1973, a 723 mil toneladas en 1977 y en 1.152 toneladas en 1980. Nada que ocurra en 2023, cuyas capturas alcanzan a las 800 mil toneladas y, ello, puede deberse, a que la Autoridad de Aplicación no ha resuelto el descarte del 30% que refieren los organismos técnicos y de auditoría. Muchos miles de millones de dólares perdidos de 1974 a la fecha. Sin contar con la pesca ilegal que se realiza en el área de Malvinas y sobre los recursos migratorios originarios de la Zona Económica Exclusiva en alta mar.
Las inversiones
del Plan en el período 1974/77 alcanzarían a 1.516 millones de ·pesos,
correspondiendo el 76 % a la adquisición de barcos, el 9 % al desarrollo de la
industria derivada, 8 % para infraestructura y el resto para mejoras en la
comercialización, investigación y formación de recursos humanos.
Respecto al rol de
la pesca en el desarrollo regional el objetivo era equilibrar y armonizar el
desarrollo de las distintas regiones del país mediante una acción que asigne
carácter prioritario a las obras de infraestructura que sirvan al progreso
social y a la ordenada y racional expansión de la propiedad y productividad
agropecuaria: Ya hemos visto que eso no ha ocurrido, en especial con el
desequilibrio que hay entre los puertos patagónicos. Asimismo, dice el Plan, el
desarrollo pesquero adquiere un carácter perentorio. El impulso del desarrollo
de la actividad manufacturera de producción regional considerando en particular
la aplicación de tarifas diferenciales para los servicios públicos que
constituyen insumos para aquellas producciones y, la revisión del régimen de
coparticipación federal con miras a una más equitativa distribución de la
recaudación fiscal.
Se promueve la
instrumentación e inicio sin demora los planes de desarrollo pesquero, dentro
de un concepto de regionalización económica, para terminar con el estado de postración
y vaciamiento del interior del país y, dentro del eje central de la política
alimentaria se promovía un Programa de Fomento de Consumo de Pescado; el
fomento mediante el crédito y exenciones impositivas, la industria de
construcciones navales del sector de pesca; ejercer soberanía sobre todos los
recursos y aprovechamiento de la Plataforma Continental y Mar Epicontinental
dentro de las 200 millas y defensa contra la explotación irracional de sus
recursos.
En materia de
Puertos, afín de mejorar e incrementar la capacidad portuaria del país,
superando definitivamente los problemas y limitaciones del Puerto de Buenos
Aires, el Plan preveía, en el plazo más breve que los estudios técnicos
permitan, la construcción del puerto de aguas profundas en Punta Médanos. Su
funcionamiento a 50 pies de calado, lo cual contemplaba suficientemente las
previsiones de la evolución de la tecnología naval y la operación de todo tipo
de buques, en especial graneleros de gran porte: “La construcción del puerto de
aguas profundas excede en su significación a las importantes repercusiones en
el comercio de ultramar”. Su localización implicaba crear un importante centro
de desarrollo urbano, el que sería provisto de toda la infraestructura de
servicio y el desarrollo de importantes inversiones complementarias en
actividades auxiliares y conexas a la exportación y el comercio internacional.
Asimismo, debería adecuarse la infraestructura vial y ferroviaria para
facilitar la convergencia de la producción hacia el puerto; esto significaría
en los hechos una reestructuración del espacio, creando nuevos flujos de
transporte y modificando la actual estructura de costos de la actividad. Todo
ello, en suma, tendría un efecto dinamizador sobre el nivel de producción de
importantes zonas agrarias no suficientemente explotadas aún, fortaleciendo y
reestructurando los ejes del crecimiento del territorio argentino y
contribuyendo, en definitiva, a la integración nacional. Por cierto, la
situación de aislamiento del continente de Tierra del Fuego en 2023 resulta
absolutamente inaceptable.
Se promoverá
-decía el Plan- la construcción de nuevos puertos y el mejoramiento de los
existentes, así como la apertura de canales navegables y, como vemos el Puerto
de Mar del Plata tiene más de cien años sin mejoras sustanciales y el puerto de
Río Grande en Tierra del Fuego, es una materia de soberanía y operatividad
pendiente, pese a encontrarse en un punto estratégico en el Atlántico
Sudoccidental, frente a Malvinas, al área marítima ocupada por el Reino Unido y
el acceso a la Antártida y los océanos Pacífico e Índico.
Por supuesto
daremos a conocer nuestro trabajo “Plan Nacional de Pesca” que incluye “Cien
acciones y sus efectos para potenciar la pesca y recuperar el Atlántico Sur”
además, de un proyecto de reforma de la ley Federal de Pesca (24.922); pero
sería interesante que los candidatos de los distintos partidos políticos digan
que van a hacer respecto al Atlántico Sur y Malvinas y, las actividades
pesqueras, navales y portuarias.