previa a la recuperación de las islas Malvinas
Publicado en el Periódico El Restaurador - Año
XII N° 45 - Diciembre 2017 - Pags. 15 y 16
En varias
oportunidades escuché al Mayor (R) Carlos César Ferri contar lo que vivió a
fines de marzo de 1982 y que tiene relación con hechos previos a la
recuperación de las Islas Malvinas, todo lo cual siempre me resultó muy
interesante y era algo que desconocía.
A fin de que los
lectores conozcan esos hechos, es que decidí hacerle un “reportaje” para que
nos cuente su experiencia y para que quede un registro escrito de todo ello ya
que es un aporte más a la historia, hasta ahora desconocida por el público
A principios de
1982, Ferri tenía el grado de teniente primero, era Jefe de la Compañía Comando
y Servicios del V° Cuerpo de Ejército (ese Cuerpo abarcaba toda la Patagonia),
con sede en Bahía Blanca y tenía aproximadamente 300 soldados a su cargo. Era
el tercer año que tenía ese destino.
He aquí el “reportaje”
El Restaurador:
Ferri, ¿Qué recuerdos tiene de principios del año 1982, año en que se produjo
la recuperación de las Islas Malvinas?
Ferri: A
principios del mes de febrero, se recibió la incorporación de los ciudadanos de
la clase 63 para cumplir el servicio militar obligatorio, a los que se debía
instruir. De inmediato salimos al campo con los nuevos soldados, junto con la
Policía Militar de Bahía Blanca, a cargo de un Mayor. Cuando digo “salimos al
campo” significa que la instrucción la realizaríamos fuera de la unidad, para
que los recién incorporados, tomaran rápidamente los hábitos de la vida
militar, esto es vivir en carpas, dormir con cierta incomodidad, saber
higienizarse sin tener los elementos habituales de la vida de ciudad, entre
otras cosas.
En esos días, me extrañó y llamó mi
atención, que el Comandante del V° Cuerpo y su segundo, durante los 40 días que
duró la instrucción no vinieran, como lo habían hecho en los dos años
anteriores, para controlar como se estaba dando la instrucción a los nuevos
soldados.
ER: ¿Cómo llegó a
saber sobre los preparativos secretos que se estaban llevando a cabo en las más
altas esferas de la Fuerzas Armadas para la recuperación de nuestras Malvinas?
F: Como le estaba
diciendo, me extrañó, que no vinieran los Comandantes y también comencé a
recibir requerimiento de los mismos. Así me ordenaron “Armar un equipo completo
de soldado, para hacer una misión y pesarlo” y otras comprobaciones prácticas
de esa naturaleza.
E.R.: ¿Qué es
pesar el equipo?.
F.: Bueno, “pesar
el equipo” es justamente pesar todo lo que debe llevar el soldado en campaña,
como ser las ropas, el armamento, correaje, mochila, casco y demás.
ER: Disculpe, …y
eso para qué?
F: Bueno… por
ejemplo, si es necesario embarcar un grupo de soldados en un avión o buque, es
necesario saber además del peso del soldado, también de todo lo que éste
transporta.
ER: Sigamos con el
relato.
F: Sí. Como
después me enteré, los Comandantes estaban planificando en Puerto Belgrano, la
operación de recuperación de las islas. Se estaba por cumplir los 150 años de
la usurpación y ocupación de las Malvinas por los británicos cuyo inicio fue el
3 de enero de 1833 y esa posesión había sido ininterrumpida, no obstante los
reclamos diplomáticos que se hicieron durante todo el tiempo del gobierno de
Rosas y continuó muchos años después hasta el presente. Había que interrumpir
el cumplimiento del plazo, ya que de concretarse el mismo no nos permitiría
realizar en el futuro ningún otro reclamo internacional, como está establecido
en las normas de las mismas Naciones Unidas, establecidas por un jurista
argentino.
ER: Cuénteme sobre
lo que te fue ordenado en forma secreta a fines de marzo de 1982.
Guerra de Malvinas
F: A fines de
marzo me mandó llamar el 2do. Comandante del V° Cuerpo al cual yo pertenecía y
me impartió una orden verbal de carácter secreto. Me ordenó, más o menos con
estas palabras: “Mire, se va a realizar una operación para la recuperación de
las Islas Malvinas. Usted tiene que preparar una columna de diez camiones y un
jeep, todos manejados por cuadros [ oficiales o suboficiales ]. A nadie le dice
lo que se va a hacer. Tiene que guardar estricto secreto”. Acto seguido me dio
las siguientes instrucciones: “Ud. con su columna va a ir al aeropuerto de
Bahía Blanca en el momento en que se le indique. Va a cargar al Teniente
Coronel Seineldín [ Mohamed Alí Seineldín ] con tropa de su regimiento y lo
trasladará a Puerto Belgrano. Debe tomar todas las medidas posibles para
mantener el secreto de la marcha… todo tiene que pasar lo más desapercibido
posible”. Evidentemente se trataba de evitar no solo que el servicio secreto
británico tuviera indicios de lo que se estaba gestando, sino también que el
periodismo –en razón de las condiciones políticas internas que se estaban
viviendo en aquellos días– tuviera conocimiento del movimiento de tropas, ya
que se especulaba con algún cambio interno de mandos militares y políticos.
ER: ¿Cómo preparó
toda la operación?
F: En primer lugar
elegí el personal que debía conducir los vehículos, que como se me ordenó
debían se oficiales o suboficiales, a los que les ordené poner los camiones a
punto, para evitar tener algún contratiempo en el futuro traslado de tropas…
corroboré el estado de los vehículos y los mantuve listos lo más rápido
posible.
ER: ¿Qué pasó
cuando recibió la orden de poner en marcha el traslado?.
F: Al recibir el
28 de marzo la orden pertinente, dí instrucción a los conductores de que la
columna debía ser abierta, es decir de no ir en caravana o convoy, pues diez
camiones y un jeep, no pasan desapercibidos si van todos juntos. Por lo tanto
tampoco debía mantenerse una distancia igual entre camión y camión. Así un
camión iba a 100 mts. del primero, el otro a una distancia de 300 mts., el otro
a 150 mts. y así con todos los vehículos.
Llegados al aeropuerto Comandante Espora,
cercano a Bahía Blanca, esperamos afuera la llegada del avión que traía la
tropa que debíamos transportar. Ni bien aterrizó el avión entramos al
aeropuerto, prácticamente en tropel, tomando de sorpresa a todo el personal de
guardia que se encontraba en el lugar para su custodia y estacionamos los
camiones al costado de la pista para embarcar con la mayor velocidad a los
soldados y evitar tiempo de exposición. Le aclaro que ese aeropuerto tiene una
parte para la operatoria de aeronaves civiles y otra aeronaval utilizada
mayormente por la Marina.
Seineldín, dio
orden a su tropa –de aproximadamente 100 hombres- de embarcar de inmediato a
los camiones, tras lo cual se cerraron los toldos, cosa que no se viera nada de
afuera, ni se supiera que se estaba trasportando.
Los conductores tenían la orden de no parar
por ningún concepto y los soldados embarcados a su vez fueron instruidos, que
aún cuando el camión pudiera parar por algún motivo, de ninguna manera debían
bajarse de los mismos.
Seineldín vino conmigo en el jeep que yo
conducía.
ER: ¿Cuánto duró
el traslado y que conversó con el teniente coronel Seineldín?
F: Calculo que el
traslado, duró entre 30 y 40 minutos y que entre el aeródromo y el puerto había
aproximadamente una distancia de veintisiete kilómetros y medio.
A Seineldín, lo conocía desde
aproximadamente cinco años antes. Le comenté que yo había sido anoticiado de
que él iba a Malvinas y que debía trasladarlo hasta Puerto Belgrano; le
pregunté cómo seguía la operación y que me explicara cuál era su misión. Le
dije que me extrañaba que solo llevara el equivalente de una compañía.
Me dijo, más o menos esto: “Bueno, lo que
está previsto es que tomemos las islas y se nos ordenó no producir bajas entre
los ingleses, ni ocasionar daños a la población civil. Tomamos las islas, nos
hacemos cargo y nos quedamos en las Malvinas, junto con Gendarmería y
Prefectura y yo con mi compañía, a cargo de todo, el resto del personal y
medios se reembarcan y vuelven al continente”. O sea que él quedaba como jefe.
De esa forma me dijo “Con eso no le damos pie a que venga la flota inglesa…”.
Yo le pregunté: “Mi teniente coronel, está
muy bien lo que me expresa, pero que pasa si igual vienen…?”, entonces me dice,
con cierto dejo de humor: “Bueno, Ferri, si viene la flota le hago fuego
cruzado con lanzacohetes” y yo siguiendo con la chanza le digo: “Pero mire, que
ellos tiene cohetes más grandes…”. Ahí Seineldín se puso serio y con su
característica voz me dijo: “Bueno Ferri, Ud. sabe lo que tiene que hacer un
soldado, cumplir la misión, aunque la misión le cueste la vida”.
ER: ¿Cómo fue el
traslado y cómo llegaron a Puerto Belgrano?
F: El traslado se
hizo sin ningún inconveniente y de acuerdo a lo previsto y cuando llegamos al
puerto, Seineldín hizo descender a su tropa de los camiones y ordenó el
inmediato embarco en el “ARA Cabo San Antonio”, que era un buque de transporte
de tropas y tanques de la Armada. Se acercó a nosotros el Almirante Carlos
Büser –quien estaba a cargo de toda la operación– quien nos saludó y a quien le
deseé la mayor de las suertes. Se acercó también el Comandante de la 9° Brigada
a la que pertenecía la tropa de Seineldín y me manifestó que había controlado
desde un helicóptero toda la marcha de la columna y me felicitó por cómo se
había hecho todo. Le quiero contar también, que en esos momentos estaban
saliendo del puerto dos navíos de guerra, con su tripulación formada sobre
cubierta, realizando el saludo militar, mientras los buques hacían sonar sus
sirenas; esto fue muy emocionante.
Nos despedimos con Seineldín con un fuerte
abrazo y un ¡Viva la Patria! a quien también le transmití mis mejores deseos
por el éxito de su misión. De allí me volví al Comando.
Norberto, …no se
imagina con cuanta ansiedad seguí los noticiarios por radio y televisión a
partir de ese momento y recién el día 1° de abril, al anochecer, le comenté a
mi esposa lo que iba a suceder pocas horas después. Conciliar el sueño fue
imposible, a cada rato nos despertábamos para poner la radio esperando la
noticia del arribo de nuestras fuerzas a nuestras queridas islas y orando por
todos ellos.
Esta pequeña, pero necesaria Operación
secreta de transporte táctico con connotación estratégica, que me tocó cumplir,
me llenó de orgullo ya que cumplí con lo que se me ordenó y cómo se me ordenó
para la Causa Malvinas, que nunca debemos abandonar.
Debo decirle que fui uno de los pocos
integrantes de las Fuerzas Armadas, que supe lo que iba a suceder pocos días
más tarde.
ER: Ferri,
muchísimas gracias por todo cuanto nos ha contado y de su testimonio, que no
dudo será de interés para todos los lectores de este periódico.
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