y sus Efectos en la Seguridad Iberoamericana
Andrés González
Martin
Teniente Coronel
(España)
Centro de Estudios
Estratégicos del Ejército Peruano, Diciembre 27, 2022
Introducción: La
Insuficiencia del Sistema de Gobernanza Mundial y sus Efectos
La Unión Europea
(UE) ha entendido, gracias a la dramática experiencia de la historia del
continente, que el multilateralismo efectivo es parte de su ADN y, por lo
tanto, se refleja como objetivo en su propia constitución. Consecuentemente, el
multilateralismo en el ejercicio del poder es una propuesta europea,
consecuencia de sus propios fracasos y debilidades, con valor añadido para el
mundo en su conjunto. Es un modelo que invita a otros a recoger lo aprendido
del horror y sufrimiento de Europa durante el siglo XX, pero también de su
capacidad de sobreponerse.
El eclecticismo de
la UE es refractario al unilateralismo hegemónico, sea quien sea quien lo
ejerza. Sin embargo, la historia de Europa enseña que el equilibrio de poder,
pudiendo limitar el unilateralismo, no impide por sí solo las estrategias
unilaterales de los distintos centros de poder. La multipolaridad no es
suficiente para consolidar un multilateralismo global. En ese sentido, los
hechos han terminado demostrando que la hegemonía de los Estados Unidos puede
dar paso a una situación de multipolaridad donde las partes aplican un
unilateralismo punitivo mucho más inestable y peligroso.
El giro del
momento unipolar estadounidense al unilateralismo punitivo comenzó a ser
evidente durante la presidencia de Obama. La crisis financiera del año 2008, las
guerras de Siria y Libia en el Mediterráneo, la guerra en Georgia y,
posteriormente, en Ucrania, la militarización de islas artificiales en el mar
del Sur de China, el giro al Pacífico y el ascenso económico y tecnológico de
la República Popular China (RPC), son indicadores suficientes para identificar
el cambio de ritmo y momento. Hoy, es común escuchar por parte de la mayoría de
analistas un mismo y repetitivo diagnóstico del mundo, basado en una patología
que se presenta con un conocido eufemismo: la competencia entre grandes
potencias.
Alguna gran
potencia se puede conformar temporalmente con la supervivencia como poder
revisionista en un escenario regulado por otros. Este conformarse del aspirante
solo será posible mientras mantenga el margen suficiente de actuación para
cuestionar el sistema de gobernanza impuesto por la potencia dominante con
probabilidad de desgastarlo. Las grandes potencias saben esperar pacientemente
su momento. La paciencia estratégica se convierte en un signo de virtud probada
que adorna una antigua narrativa, pero que se renueva por un saber y querer
construir el momento de giro sin tensiones intolerables.
En ese sentido, se
ha pasado de lo que algunos denominaban “unilateralismo benévolo
estadounidense” a un “unilateralismo competitivo y punitivo.” La propuesta de
la UE no ha encontrado el camino para abrirse paso. Venus se ha quedado sola
frente a un Marte que se ha replicado en las naciones capaces de sostener un
Estado con suficiente potencial revisionista para hacer creíble su relato y su
sueño de dominio. El nivel de ambición de la UE no es el resultado de su
reticencia estratégica. Es fruto de su naturaleza e inherente imposibilidad de
desarrollar los necesarios mecanismos de poder para influir en la agenda y
gobernanza mundial.
En el caso
iberoamericano se puede decir que la fragmentación del continente y el fracaso
de los procesos de integración imposibilitan la constitución de un referente
geoestratégico alternativo que, al menos tuviese la posibilidad de dotarse de
su propia voz en el escenario global. La visión particular de la seguridad y la
defensa sigue definiendo los esfuerzos de los Estados iberoamericanos por
desarrollar su propia identidad estratégica, renunciando a moldear una
percepción compartida y sostenida por compromisos y acuerdos regionales o
institucionales. En ese contexto, la UE no ha sabido ganarse el derecho a ser
escuchada entre los grandes competidores; Iberoamérica ni siquiera tiene un
discurso propio que aportar. El resultado es la marginalidad de un espacio y de
una cultura con identidad hispana que queda relegada por sus propias
limitaciones y divisiones internas. Sin importar el origen del diagnóstico, es
difícil no considerar cuanto de cierto tiene: “O nos unimos o nos hundimos”.
La crisis financiera
del año 2008 y su posterior desarrollo fueron un indicador de que la
interrelación global había avanzado mucho más deprisa que la gobernanza del
mundo. El continuo déficit comercial de los Estados Unidos y la guerra de
aranceles del presidente Trump solo fueron una reacción ante los desajustes de
los flujos globales. La COVID-19 ha confirmado que los niveles de gobernanza
mundial son insuficientes y que la interdependencia sin garantías normativas
arrastra graves peligros para la humanidad. Todavía la Organización Mundial de
la Salud desconoce el origen del virus de Wuhan.
Confiar en la
capacidad de las estructuras de la arquitectura internacional de transformarse
por sí mismas para adaptarse a los nuevos riesgos y amenazas posiblemente fuera
solo una forma de eludir la necesidad de un completo rediseño y una
reconfiguración institucional, que se escapaba de las posibilidades de Europa,
y que no parecía interesar a los más fuertes actores internacionales. El
resultado de apostar por un orden mundial insostenible sin un sistema
institucional aceptado por los más poderosos puede traducirse para Europa en la
irrelevancia y la absorción por uno de los bloques de poder en competición.
Iberoamérica puede no ser siquiera consciente de que su futuro será el mismo.
La presión de las
grandes potencias puede forzar un posicionamiento en el nuevo mapa geoeconómico
tanto a europeos como a iberoamericanos. La situación final, de la identificada
competencia entre grandes potencias, es para cada una de ellas la hegemonía o
preminencia. La búsqueda de la hegemonía en las dimensiones económicas y
tecnológicas está impulsando el desenganche de la globalización. La tentación
no tardará en llamar a sus puertas para invitarles a tomar partido. Es decir,
antes de lo esperado, alguna circunstancia -prevista o no- puede colocarles
delante de una desagradable disyuntiva. El unilateralismo competitivo en
búsqueda de la hegemonía puede intentar imponerles una decisión que suponga una
renuncia dolorosa.
La rivalidad entre
China y Estados Unidos estructura el mundo, aunque la atención ahora se
concentre fundamentalmente en Ucrania. La idea la expresa claramente el
secretario de Estado Blinker: “Aunque la guerra del Presidente Putin continúe,
seguiremos centrados en el desafío más grave a largo plazo para el orden
internacional, el que plantea la RPC.”[1] La dificultad es que China
continental también forma parte de la economía mundial y es un actor decisivo
para afrontar los problemas globales de seguridad que afectan a todos, como los
relacionados con el cambio climático o las pandemias, por poner algún ejemplo.
Estados Unidos no puede -aunque quisiera- desligarse completamente de la RPC.
Sin embargo, no deja de aspirar a conducir la relación, salvaguardando sus
intereses nacionales y, al mismo tiempo, colaborando en los campos de claro
interés mutuo.
Los Estados,
también los más poderosos por su propia experiencia, han llegado a la
conclusión de la necesidad de evitar, tanto como sea posible, la opción militar
directa, incluso cuando el enemigo pueda ser mucho más débil. La experiencia
estadounidense en Irak y Afganistán ha tenido un alto coste para el poder, la
influencia y la economía de la que fue potencia hegemónica. Los costes
políticos, financieros, de imagen, éticos, diplomáticos y de relato para los
Estados Unidos han sido demoledores. La degradación del poder blando de
penetración estadounidense, utilizando mecanismos de dominio más sutiles, se ha
debilitado con el uso de la fuerza militar. Incluso los países no democráticos
han interiorizado el alto precio que, para su poder inteligente y de
penetración, impone la guerra convencional o la asimétrica. La guerra de
Ucrania demuestra claramente también que una agresión militar, con una supuesta
y clara superioridad convencional, no garantiza el éxito. El coste social,
político, económico y el aislamiento aplicado a Rusia pueden imponer una
factura demasiado alta con pocas ganancias geopolíticas.
Donde el poder se
hace manifiesto emerge siempre resistencia. La resistencia es siempre más
fuerte cuanto más evidente y dramático sea el ejercicio del poder.
Consecuentemente, nada desgasta más al poder en nuestro mundo globalizado que
el uso directo de una fuerza militar abrumadora a la vista de las cámaras y
móviles. Una fórmula para evitar el desgate de poder, provocado por el uso de
la fuerza, es el empleo de los ámbitos internacionales interconectados, que
terminan transformándose en los nuevos campos de batalla de las guerras donde
las disputas no se resuelven derramando sangre.
Las herramientas
no militares se eligen por el riesgo que supone librar guerras donde las
fuerzas militares son las principales responsables de alcanzar la victoria.
Realmente es el propio cuestionamiento del sentido de victoria militar quien
impulsa la apuesta por otros mecanismos de dominio e influencia menos
estridentes. En la guerra política, el discurso de los poderosos puede terminar
siendo tajante para sus socios: Están conmigo o están contra mí. En el caso
Iberoamericano está claro que la obligación de tener que elegir una posición
supondría una renuncia, que en ningún caso favorece sus intereses. La RPC es,
para gran parte de América del Sur, su principal cliente y el segundo los Estados
Unidos o, en algún caso, la UE. Para México, América Central y el Caribe los
Estados Unidos siguen siendo su principal socio comercial pero la RPC puede
ofrecer, con el tiempo, interesantes opciones.
Por lo tanto, la
polarización de las potencias en disputa por la hegemonía no es una buena
notica. Los intereses de seguridad iberoamericanos pasan por una defensa sin
idea de retroceso de las vías diplomáticas, evitando -tanto como sea posible-
adoptar una posición comprometida con solo una de las partes, y, al mismo
tiempo, por la defensa de un sistema de normas internacionales para todos, que
pueda ser remodelado atendiendo las voces iberoamericanas. Por otra parte, la
Guerra en Ucrania ha dejado claro a los europeos que, ante una situación
enquistada y retroalimentada desde hace años, la invasión rusa no dejaba
opción. Los vínculos económicos con la Federación Rusa, especialmente los
suministros de petróleo y gas, de los países de la UE han saltado en pocas
horas por los aires, evidenciando que el sistema energético europeo tiene que
reconstruirse por verse obligado a renunciar al suministro de los hidrocarburos
y minerales rusos.
Gran parte de
Europa al renunciar a la energía nuclear como fuente de generación de energía
eléctrica tuvo que apostar por el gas, las centrales de ciclo combinado, y la
cogeneración por medio de turbinas. El gas es una fuente indispensable para el
modelo energético de la UE, procediendo el 40 % de lo que consume de Rusia. Por
ello, el impacto está siendo tan grande como para redescubrir la -en otro
tiempo- perversa opción de las centrales nucleares como solución aceptable.
Mientras Alemania cerraba a fines del año 2021 tres de sus seis centrales
nucleares en funcionamiento, teniendo previsto antes de finalizar el 2022 el
cierre de las que permanecen activas, la Comisión Europea ponía en circulación
su propuesta para modificar la clasificación de las energías verdes. Para
muchos, resultó una sorpresa y, para otros, un escándalo que la Comisión
reconociera a la energía nuclear como energía verde.[2]
El 18 de mayo de
2022, la Comisión Europea presentó un plan para poner fin a la dependencia de
la UE de los combustibles fósiles rusos (REPowerEU).[3] Prescindir de las
importaciones rusas de hidrocarburos exigirá a la UE una inversión calculada de
297,000 millones de euros, sin contar las pérdidas que genera el cierre de las
instalaciones construidas para transportar el gas y petróleo ruso, a la que se
suma el incremento de precios de los transportes de los hidrocarburos por mar y
la nueva subida de los precios del gas y petróleo. Las medidas del plan de la
Comisión suponen un mayor empleo de carbón y energía nuclear, fuentes de
energía -hasta ahora- estigmatizadas, pero imprescindibles para abordar la
transición del modelo energético europeo actual.
El REPowerEU
cuenta con el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (RRF) para proporcionar
financiación adicional de la UE a los Estados miembros en su transformación
energética. Los préstamos disponibles que habilita el RRF alcanzan actualmente
los 225,000 millones de euros. Esta cantidad se vería incrementada con las
nuevas subvenciones por la subasta de derechos de emisión por valor de 20,000
millones de euros más, y otros mecanismos activados como: (1) La transferencia
voluntaria de fondos de la política de cohesión de hasta el 12.5 % de la
asignación nacional de los Estados miembros, cantidad que podría suponer 26,900
millones de euros adicionales a los 100,000 millones de euros ya asignados en
el marco de la política de cohesión para apoyar los proyectos de
descarbonización y transición ecológica; (2) La transferencia voluntaria del
12.5 % asignado al Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, que podría
suponer 7,500 millones de euros adicionales; y (3) Las nuevas convocatorias de
propuestas para el mecanismo «Conectar Europa,» diseñadas para los proyectos de
infraestructura de interés común, que se incrementan en 800 millones de euros.
Los efectos de la
guerra de Ucrania para una UE obligada a desconectarse de Rusia tendrán un
elevado coste económico para toda Europa. Las sanciones a Rusia y el
desacoplamiento de los gaseoductos y oleoductos que desde Rusia suministraban
combustible a Europa suponen un impacto no calculado de un peligroso bumerán,
que altera los difíciles equilibrios de los presupuestos de la UE y de sus
miembros. La situación se complica con una inflación desbocada y no prevista.
El peligro de estanflación es real; superarlo con unos niveles de endeudamiento
desconocidos en la historia no será sencillo. El cuadro macroeconómico de
Europa, que empezaba a superar los efectos de la COVID-19, se ha complicado
como consecuencia de la competencia entre dos grandes potencias, Rusia y
Estados Unidos. La guerra en Ucrania podía haberse evitado en un contexto menos
desafiante. Lo cierto es que la mayoría de los analistas entienden que esta
guerra, con más o menos intensidad, será larga. Recomponer la situación tardará
varias décadas.
En un mundo que
vive un momento de competencia geopolítica, geoeconómica y geotecnológica entre
Estados Unidos y China, donde la Federación Rusa ha demostrado su voluntad de
seguir manteniendo su estatus de potencia global, donde la UE aspira a
reconfigurarse como un actor estratégico, aunque la guerra de Ucrania haya
hecho saltar por los aires su aspiración multilateral a largo plazo, donde los
conflictos locales están afectados por la intervención de actores regionales
emergentes que tienen la capacidad de hacer pivotar el equilibrio del área, y
donde las grandes potencias aspiran a hacer valer sus intereses a través de sus
aliados locales, en las llamadas “proxy war” o guerras por delegación, no se
puede esperar que las deterioradas instituciones de gobernanza global actúen
eficazmente y favorezcan una más justa redistribución de las pérdidas o de las
ganancias. Cabe esperar que todos pierdan, pero la redistribución de los
esfuerzos e incentivos necesarios para la reconstrucción económica y financiera
no será equilibrada.
El sistema
internacional que nace después de la Segunda Guerra Mundial, con todos sus
defectos, ha evitado un conflicto armado entre potencias nucleares y ha
permitido el desarrollo de una economía global que ha sacado a cientos de
millones de personas de la pobreza. Sin embargo, está cuestionado por el
ascenso de potencias revisionistas, por las aspiraciones de países emergentes y
por las necesidades de los países menos desarrollados o pobres. En la periferia
y semiperiferia del sistema internacional han surgido voces discordantes que
reclaman ser atendidas.
El secretario de
Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en una conferencia pronunciada en
mayo de 2022 en la Universidad George Washington, hacía referencia a la
necesidad de reformar y modernizar el orden internacional basado en reglas. El
nuevo orden propuesto por el secretario Blinken aspira a garantizar “la
representación de los intereses, los valores y las esperanzas de todas las
naciones, grandes y pequeñas, de todas las regiones, y además hacer frente a
los retos que tenemos hoy y que tendremos en el futuro.”[4] La propuesta, sin
duda estimulante, no tiene asegurado el éxito. Cualquier orden internacional
tendrá siempre detractores. Contar con las resistencias es imprescindible para
articular los mecanismos necesarios de vigilancia, sostenimiento y
actualización que cualquier modelo normativo requiere. Sin duda, hay momentos
donde la fricción puede ser tan grande como para bloquear cualquier intento de
modernización o cambio. Solamente el efecto de una grave conmoción mundial
podría crear repentinamente un escenario propicio para reconfigurar el
cuestionado modelo de gobernanza mundial e implementar, ciertamente, la
propuesta del señor Blinken.
En un momento
marcado por la tensión geopolítica, geoeconómica y geotecnológica, reformular
las reglas de un sistema internacional afectado por los flujos disruptivos de
la globalización y, al mismo tiempo, por el impulso centrífugo de la
competencia de los centros de poder, supone un idealismo, soberbia o cinismo
desmedido, sin excluir la posibilidad de una combinación de todos ellos. En
cualquier caso, reconocer la necesidad de cambio del sistema internacional que
nació después de la Segunda Guerra Mundial implica una valoración de su actual
limitación.
En ese sentido, el
orden internacional que existía se ha venido diluyendo por las prácticas
predatorias de algunos actores, por lo que recomponerlo será una tarea
titánica. La seguridad y la defensa del nuevo sistema de poder en la época de
la pandemia y la postpandemia dependen de la capacidad de repensar y
reconstruir un orden institucional mundial más efectivo e inclusivo.
Lamentablemente, la guerra de Ucrania no permite esperar otra cosa que un
acelerado y progresivo repliegue de la globalización, y una desconexión de las
interdependencias. Evitar, tanto como sea posible, ser arrastrados por esta
dinámica es fundamental para la seguridad y defensa de los intereses
iberoamericanos.
El Movimiento de
Desacople de las Grandes Potencias
Durante mucho
tiempo, los países occidentales han sostenido la convicción de que la
integración de la RPC en el sistema global de los mercados internacionales y su
desarrollo económico estaban ineludiblemente vinculados a un proceso de
evolución política del Partido Comunista Chino (PCC) para adaptarse a un
espacio social y económico más abierto a la libertad de elección. El dogma de
la libertad indivisible prefijaba una evolución política democrática,
inapelablemente ligada a la transformación promovida por la libertad de los
mercados.
Las compartidas
percepciones de éxito estratégico por parte del PCC y de Estados Unidos, de la
potencia revisionista y la potencia establecida en pugna por la supremacía, son
sorprendentes. Durante 40 años, los indicadores de éxito han sido
complementarios y convergentes. El PCC aspiraba a un ascenso pacífico y los
Estados Unidos consideraban ese ascenso un fundamento estratégico favorable. La
prolongada complicidad en la percepción del éxito ha terminado mutando en una
nueva forma de competencia entre grandes potencias.
La guerra
comercial de los Estados Unidos y la RPC, también en menor medida el Brexit,
descubrían los riesgos de la excesiva extensión de las interrelaciones de las
economías nacionales antes de la llegada de la COVID-19. Las tensiones
geopolíticas se estaban reconformando en tensiones geoeconómicas que suponían
un incremento exponencial del peligro para el modelo productivo de
interdependencia global. Las cadenas de valor y producción muy estiradas podían
romperse con facilidad en algún eslabón, descomponiendo todo el proceso de negocio.
Las empresas internacionalizadas -conscientes del riesgo- comenzaron lentamente
a reducir la exposición de sus cadenas de valor y suministro antes de la
llegada de la COVID-19. La pandemia dejó al descubierto las vulnerabilidades de
la globalización para el tejido productivo de las economías occidentales. En un
mundo que depende de complejas redes, cualquier tensión transnacional amenaza
la relación de las empresas fuertemente deslocalizadas con sus proveedores,
clientes, fábricas y suministros, así como complica la gestión logística,
provocando una parálisis general que se contagia por todo el sistema.
En el año 2020, el
Bank of America Global Research anunciaba que el fenómeno de la recolocación de
empresas era imparable y que terminaría provocando cambios tectónicos en la
economía mundial. Las encuestas realizadas por dicho banco sorprendieron a los
analistas por la fuerza de los movimientos previstos en las cadenas de
suministro y valor globales. Más del 80 % de las empresas estadounidenses
encuestadas tenían planes de relocalización.[5] Muchas querían empezar a volver
a casa y China es de donde quieren salir la mayoría.[6] El cambio será lento,
acaba de iniciarse, pero dentro de una década la mayoría de los sectores
productivos punteros lo habrán completado.
La COVID-19 ha
provocado una aceleración de tendencias que estaban ya presentes. El
desenganche de la globalización, la automatización y digitalización, la apuesta
por la reducción de gases efecto invernadero eran movimientos que ya estaban
presenten, pero que se dispararán exponencialmente. El futuro -la “nueva
normalidad”- está afectado por nuevos posibles bloqueos debido a diferentes
razones que perjudicarán especialmente a la RPC. China se ha convertido en la
principal -o incluso la única- fuente de producción de recursos básicos y de
carácter estratégico, entre ellos los suministros sanitarios y material médico.
Durante los
últimos años, se ha podido comprobar como suministros tan sensibles frente a
una pandemia y, al mismo tiempo, tan sencillos y fáciles de producir, como las
mascarillas, los equipos de protección personal, los respiradores y, en
general, equipo médico y farmacéutico, no estaban disponibles y no podían
fabricarse a tiempo en las cantidades demandadas. Demasiadas cosas importantes
las produce casi exclusivamente China y, por supuesto, determina las
prioridades de su suministro.
La RPC se ha
convertido en la mayor fuente de importaciones de todas las regiones económicas
centrales. No obstante, lo más importante es que, para la mayoría de estas
importaciones, China es el productor dominante. La fábrica del mundo es la RPC
y todo lo que pueda afectarla se traslada de forma inmediata y multiplicada a
las economías más avanzadas, con las que compite por el dominio tecnológico. La
excesiva dependencia de China es un riesgo añadido a las posibles nuevas
restricciones de la movilidad, además de un grave riesgo estratégico.
La dependencia de
la RPC es un peligro grave para Estados Unidos y la UE, que han puesto en
marcha iniciativas y planes para favorecer el regreso de sus empresas. En julio
de 2020, el presidente del Consejo de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, puso
en marcha la iniciativa conocida como «Back to the Americas» (Regreso a las
Américas), que ofrece incentivos financieros a las empresas estadounidenses que
regresen a Estados Unidos o se instalen en Iberoamérica, abandonado Asia,
especialmente si proceden de China.
La primera
evaluación de los efectos de estas medidas de estímulo para mudar,
principalmente de China, empresas estadounidenses estima que las inversiones
que se recolocarían en Iberoamérica oscilarían entre 30,000 millones y 50,000
millones de dólares, especialmente en los sectores de infraestructura, energía
y transporte. Los términos “nearshoring” y “reshoring” reflejan el sentido de
esta nueva deslocalización. Se trata de rediseñar la externalización del
proceso de la actividad de las empresas a través de la subcontratación con
otras en países más próximos (nearshoring) o en el propio país (reshoring).
México es sin duda el país Iberoamericano que reúne mejores condiciones para la
relocalización de empresas estadounidenses, seguramente seguido de Colombia y
Panamá, pero no son los únicos que podrían favorecerse de esta corriente. La
penetración y vigor de empresas o intereses de la RPC en algunos países
iberoamericanos será un factor más a tener en cuenta por las empresas
inversoras estadounidenses.
En febrero de
2021, el presidente Biden firmó varias órdenes ejecutivas para que las cadenas
de suministro en los Estados Unidos sean “más resistentes y seguras para los
bienes críticos y esenciales.” La protección afecta a distintos productos,
entre ellos los farmacéuticos, los relacionados con los servicios sanitarios,
los alimentos -especialmente el pescado-, o los chips. En junio del mismo año,
el presidente Biden amplió el alcance de una orden ejecutiva que firmó el
expresidente Trump y que vetaba las inversiones en el país de una treintena de
compañías chinas por, supuestamente, respaldar los esfuerzos de los aparatos de
inteligencia, militares y de seguridad de Pekín. En esta ocasión la nueva lista
incorporaba a 59 firmas más del país asiático, incluyendo el gigante Huawei y
las tres mayores compañías de telecomunicaciones de la nación.[7] En el año
2022, la presión de Washington sobre Pekín ha seguido creciendo. Por ejemplo,
en febrero, otras 33 compañías chinas fueron vetadas, en un movimiento de
progresivo desenganche por parte de las empresas tecnológicas estadounidenses
de los mercados e inversiones en China, para proteger su propiedad intelectual
de una apropiación indebida.
La Comisión de
Bolsa y Valores de Estados Unidos[8] ha tomado la decisión de excluir a las
empresas chinas de los mercados estadounidenses si no cumplen los requisitos
exigidos en sus auditorías. Desde hace varios años, los administradores de
fondos de inversión estadounidenses vienen deshaciéndose de valores de empresas
chinas, pero la decisión del regulador ha multiplicado los movimientos de
salida. Washington exige pleno acceso a la documentación contable de las
compañías chinas que cotizan en sus mercados, pero Pekín prohíbe la inspección
extranjera de los documentos de sus empresas.
Los mercados de
activos financieros se han visto afectados por los cambios normativos y las
posibles restricciones a la cotización o inversión en empresas chinas. Las
acciones de las compañías chinas han sufrido desplomes inmediatos en su precio
para, posteriormente, recuperarse en función del riesgo de ser sancionadas.
Conocer el impacto que la inversión estadounidense puede tener sobre los
valores chinos ayuda a entender la dimensión del problema. Goldman Sachs estima
que los inversores institucionales estadounidenses mantienen alrededor de
200,000 millones de dólares en certificados ADR[9] (American Depositary
Recipts) de compañías chinas altamente expuestas.[10]
Por su parte, la
Comisión Europea pedía a los Estados miembros la adopción de mecanismos más
robustos para proteger las empresas europeas que, en este momento de crisis,
podrían ser adquiridas por empresas chinas a precios de saldo. En ese sentido,
les solicitaba que estuvieran alertas para frenar las compras extranjeras de
activos estratégicos que pudieran ser vulnerables, deteniendo las compras de
empresas europeas por parte de empresas estatales o con subvenciones y ayudas
de otros Estados. Estas medidas de defensa son un escudo contra los intereses
de las empresas chinas de controlar sectores clave en la UE.
La COVID-19
concientizó a los Estados y bloques regionales de la necesidad de garantizar su
cadena de suministros y reducir su dependencia del exterior en sectores
estratégicos. La excesiva dependencia de la RPC no garantizaba el necesario
suministro de los medios necesarios para afrontar la pandemia y, además,
tampoco su oportuna entrega en el tiempo. Adicionalmente, China -como la gran
ganadora de la globalización- manifestaba cada vez con más contundencia su
asertividad revisionista y su voluntad de reconfigurar las normas y los
estándares políticos, tecnológicos y productivos de la naciente cuarta
revolución industrial. Por lo tanto, la interdependencia había llegado
demasiado lejos. La necesidad de disponer de un soporte industrial suficiente
para garantizar el oportuno suministro de componentes, a veces complejos y
otras extremadamente simples, requería considerar la suficiencia estrategia
nacional y regional. China no podía seguir siendo la fábrica de todo y la
fábrica de todos.
Además, el PCC ha
sostenido, desde el comienzo del entonces denominado ascenso pacífico, una
disposición a utilizar las conexiones internacionales para vulnerar, a su
favor, las normas de regulación de los intercambios. El PCC consiguió
incorporarse a la globalización para, desde dentro, parasitar gradualmente el
sistema, con el objetivo de reforzar su poder dentro y fuera de China. La RPC,
sistemáticamente, ha incumplido los principios de los mercados globales para
aumentar su competitividad, ventaja y desarrollo.
La actitud de la
RPC era evidente desde el principio. Su carácter revisionista también. La clara
ambición de la RPC y sus fórmulas de incumplimiento no impedían que las
empresas occidentales considerasen atractivo invertir en el país por los
grandes beneficios que podían obtener. Gran parte de la financiación de la base
económica y tecnológica de China procede de las empresas y consumidores
occidentales, que entendieron rentable hacer negocios y comerciar con un Estado
dominado por un partido comunista, con un modo chino particular de entender el
socialismo.
Desde el año 2017,
la situación de desequilibrio competitivo entre las grandes potencias,
consecuencia de los perspicaces mecanismos de incumplimiento y penetración
opresora de la RPC, empezó a considerarse como una amenaza geopolítica y
geoeconómica inaceptable. Entonces, comenzó a plantearse la única solución
posible a la “Weaponisation of Everything”[11] o guerra política del PCC: el
desacople progresivo de las economías y los intercambios. Evidentemente, la
guerra de Ucrania, de forma inesperada, ha acelerado la anunciada inclinación
de desconexión global.
Comprender el
movimiento de desconexión no significa, necesariamente, para Iberoamérica
acompañarlo más allá de sus intereses. Indudablemente, es una oportunidad para
revisar los riesgos, especialmente los relacionados con el control de las
telecomunicaciones, infraestructuras críticas, el sector energético o cualquier
otro sector identificado como estratégico. No obstante, el ritmo, momento y
necesidad de otros no necesariamente debe adoptarse miméticamente.
Los Conflictos de
Conectividad
La conectividad,
guste o no, es un arma de doble filo. Mark Leonard en su libro The Age of
Unpeace: How Connectivity Causes Conflict afirma que lo imprevisto ha
llegado.[12] Los flujos de la globalización, que durante mucho tiempo se
interpretaron como mecanismos eficaces para reforzar las relaciones pacíficas,
la ampliación del libre mercado y el desarrollo democrático en países
iliberales o totalitarios, se han convertido en un grave peligro para la
estabilidad, el orden basado en reglas y la ampliación de los espacios de paz y
libertad.
La
interdependencia no ha promovido la democratización en China ni la reducción de
la ambición de dominio ruso de su exterior próximo, no ha modulado su
revisionismo ni reducido las posibilidades de conflictos en su entorno. En
oposición a lo generalmente esperado, el aumento de las interrelaciones con la
RPC y Rusia ha propiciado la era de la no paz, donde la línea entre la guerra y
la paz es cada vez más difusa. “En lugar de eliminar las tensiones, la conectividad
ofrece nuevos medios para competir y entrar en conflicto.”[13]
El aumento de los
vínculos y los flujos entre Estados y regiones muestra una situación en la que
cualquier forma de relación puede usarse como un arma de ataque que,
inicialmente, parece no solo inofensiva sino, incluso, atractiva para promover
un espacio más pacífico y colaborativo. Realmente, no hay diferencia entre los
mecanismos que promueven el mutuo beneficio y los utilizados para alcanzar una
posición de dominio. La seguridad nacional se complica cuando es más difícil
identificar las amenazas. La actividad económica, comercial, financiera,
cultural, científica y tecnológica son también poderosos instrumentos bélicos
con gran potencial disuasivo y de respuesta para condicionar el comportamiento
de los actores internacionales al margen del respeto a las normas
internacionales.
Los conflictos de
conectividad son más frecuentes, efectivos y letales que las guerras
convencionales. Sin embargo, algunos pueden ser incapaces de identificar el daño
que están causando. Incluso, pueden sentirse convencidos de que están
disfrutando de un privilegiado espacio de pacíficas relaciones, sin descubrir
lo que subyace detrás de los negocios, las inversiones y la asistencia de las
grandes potencias. Al respecto, Mark Leonard invita a reconocer el nuevo
arsenal de armas que proporciona la interconectividad de la globalización para
el unilateralismo competitivo. Cuando los Estados descubren que otros empezaron
hace tiempo a utilizar los lazos de pacífica relación como armas de
penetración, influencia y dominio, puede ser demasiado tarde para ordenar la
defensa. Por lo tanto, los nuevos campos de batalla serán las zonas del mundo
más sólidamente interconectadas donde no exista una potencia rectora aceptada. Esta
idea la sostiene también Mark Galeotti en su nuevo libro The Weaponisation of
Everything: A Field Guide to the New Way of War.[14]
La
interdependencia del mundo con la RPC ha permitido al PCC ampliar el campo de
batalla, hasta desplazarlo tanto como para que no sean necesarias las batallas
decisivas protagonizadas por grandes ejércitos y armadas. La futura supremacía
no se dilucidará en una batalla aeronaval en el mar del sur de China o en el
estrecho de Taiwán. La RPC aspira, con su guerra política, a convertir el
desarrollo científico y tecnológico junto con el control de las cadenas de
producción y suministros en el centro de gravedad de la disputa entre grandes
potencias, explotando las vulnerabilidades del sistema. El modelo chino se
podría identificar en inglés como weaponization of interdenpendence.[15]
A principio del
año 2022, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en
inglés)[16] ha comenzado a ser una realidad, convirtiéndose en el mayor tratado
de libre comercio del mundo, formada por países de Asia-Pacífico, entre los que
se encuentran Australia, Brunéi, Camboya, China, Japón, Laos, Nueva Zelanda,
Tailandia, Singapur, Vietnam, Corea del Sur, Myanmar y Filipinas.[17] La nueva
Asociación representa un mercado de unos 2,300 millones de personas, el 30% de
la población y cerca del 25 % del comercio mundial en la región con mayor
crecimiento económico. La RCEP incrementará las oportunidades comerciales de
exportación de la RPC en Asia-Pacífico en perjuicio de Estados Unidos. Es
difícil cuestionar que el impacto del tratado RCEP en la región será mucho
mayor que la alianza estratégica entre los Estados Unidos, Japón, India y
Australia, conocida como “Quad”, o el AUKUS, que vincula al Reino Unido,
Estados Unidos y Australia. El RCEP permitirá a la RPC, la gran ganadora con el
acuerdo, practicar la paciencia estratégica porque el tiempo juega a su favor
en la región.
Los incesantes
esfuerzos de la RPC para impulsar el crecimiento y la maduración de la base
industrial y tecnológica nacional tienen importantes implicaciones para la
modernización del Ejército Popular de Liberación (EPL). Los objetivos de
modernización militar han estado en consonancia y subordinados a las
aspiraciones más amplias de desarrollo nacional, formando parte de ellas. Los
dirigentes del PCC han vinculado directamente el ritmo y la escala de la
modernización del EPL con el desarrollo general del país. En los próximos
lustros, La centralidad del desarrollo científico y tecnológico en los
objetivos de desarrollo de la RPC otorgará mayor peso a los requerimientos de
nuevos sistemas de armas de última generación, vinculados con la Inteligencia
Artificial, el internet de las cosas, la robótica, la automatización, la
nanotecnología y la computación cuántica.
Es posible que
para la RPC el cambio de percepción en el resto del mundo, provocado por la
COVID-19 y sus secuelas económicas y logísticas, deje al descubierto alguno de
sus previstos desarrollos y altere la estimación de los tiempos en su proceso
de dominio geoeconómico y geotecnológico. En cualquier caso, la RPC ha
desarrollado estrategias y fuerzas que le permiten coaccionar, someter o atacar
a países aliados o socios de los Estados Unidos en el Pacífico occidental y en
el Índico. Al mismo tiempo, la RPC se manifiesta cada día más segura en su
capacidad de asumir o gestionar los riegos y costes potenciales que se puedan
derivar de sus acciones.
Los peligros de la
hiperconectividad están polarizando a las sociedades en burbujas llenas de
barreras para competir entre sí, especialmente en las naciones que aspiran a la
hegemonía. La globalización ha proporcionado un nuevo arsenal de armas para la
competencia entre grandes potencias. Los países ahora libran conflictos
manipulando las mismas cosas que los unen, utilizando sanciones, boicots,
controles de exportación, aranceles o prohibiciones de importación con fines
políticos.
No obstante, la
militarización de la interdependencia va mucho más allá del comercio. Las
vacunas durante la COVID-19 han podido ser también un arma de injerencia en los
países menos favorecidos. Los frentes de las infraestructuras estratégicas, las
comunicaciones, la información, el desarrollo tecnológico, la preservación del
medio ambiente, las corrientes migratorias e, incluso, la lucha contra las
emisiones de gases invernadero son también nuevos campos de batalla donde,
aparentemente, no es necesario el derramamiento de sangre para ejercer presión
política y alcanzar los objetivos establecidos doblando la voluntad del
oponente. La zona gris se expande en espacios que en otro momento no se
identificaron claramente como áreas de competencia geopolítica.
Paradójicamente,
la mejor manera de unir al mundo es dejar un espacio suficiente para que una
necesaria distancia permita garantizar vínculos seguros y ordenados por normas
recíprocamente aceptadas. El desenganche de la globalización, tal como se venía
entendiendo, es un capítulo que es preciso estructurar para preservar la
seguridad de las interconexiones, sin alimentar una peligrosa dinámica de
desconfianza y miedo.
La guerra de
Ucrania es una clara expresión de como incidir en la zona gris con mecanismos
que, sin convertir a los países occidentales en beligerantes, les permite
fortalecer y sostener la resistencia ucraniana, buscando debilitar a Rusia.
Mientras Europa abastece de armas y municiones a Ucrania, Rusia sigue
abasteciendo de gas y petróleo a los mismos países que apoyan a su enemigo.
Ciertamente, Rusia intenta mantener sus fuentes de ingresos de exportaciones
para financiarse, pero, al mismo tiempo, como elemento de presión sobre los
países de Europa que todavía siguen necesitando imperiosamente el suministro
ruso.
Prioridades para
la Seguridad y Defensa de Iberoamérica en un Escenario de Unilateralismo
Competitivo
Priorizar obliga a
elegir. Elegir, inevitablemente, implica renunciar. Sin embargo, antes de
empezar a declinar es necesario identificar las tendencias predominantes en el
contexto mundial, regional y nacional, para evaluar las distintas opciones. Es
posible que lo que podamos descubrir no sea agradable, pero es el punto de
partida. El unilateralismo competitivo es una forma de expresar la situación
que configura el tablero mundial de las próximas décadas. Consecuentemente, la
rivalidad entre China y Estados Unidos estructura el mundo y lo seguirá
haciendo en el horizonte temporal del 2050. En el panorama geopolítico actual,
las interrelaciones impulsadas por la globalización se han descubierto como un
arma de doble arista, donde las grandes potencias despliegan sus mecanismos de
influencia y dominación.
El desacoplamiento
de las grandes potencias puede polarizarse en el futuro lo suficiente como para
presionar a los Estados a tomar posición. Este escenario no es favorable a los
intereses iberoamericanos. Sostener una posición equilibrada al margen de un
excesivo compromiso y dependencia estratégica de las grandes potencias impone
una apuesta por la diplomacia como instrumento de reconfiguración del disputado
sistema de gobernanza mundial. Para las repúblicas iberoamericanas, disponer de
mecanismos internacionales que las representen a la hora de diseñar el marco de
relación mutuo con las grandes potencias aumentaría su poder de negociación.
Actualmente, las
grandes potencias aspiran a conquistar la necesaria superioridad tecnológica
para fijar los estándares y bases de desarrollo de la inteligencia artificial,
la computación cuántica, la robotización, el internet de las cosas, los
sistemas de comunicación y de interconexión, el control de los datos y la
información. Llegar primero y definir los requerimientos de partidas otorgará
un poder de mercado dominante. Iberoamérica no tiene posibilidad de ser
escuchada a la hora de definir los soportes y pilares de desarrollo de las
nuevas tecnologías clave en la cuarta revolución industrial que está por
llegar. No obstante, si existiese alguna posibilidad de derivar la resolución
de las cuestiones técnicas preliminares a las instituciones internacionales que
puedan canalizarlas, existiría una mayor garantía de seguridad. En cualquier
caso, la seguridad de las infraestructuras críticas, la seguridad energética y
la seguridad de los sistemas de comunicación, necesariamente, deben analizarse
cuidadosamente antes de adoptar compromisos con sociedades controladas por
capitales estadounidenses o chinos.
En el tablero
regional, Iberoamérica es una región insuficientemente integrada y sin voz
propia. La emancipación de la América española supuso una imprevista
destrucción de los vínculos establecidos entre territorios y población durante
la monarquía hispana. La patria grande anhelada por los próceres americanos
nunca llegó a fraguar. El congreso de Panamá fue un dramático fracaso. Los
diferentes procesos superpuestos de integración parcial de las repúblicas
iberoamericanas no se han consolidado y en muchos casos han terminado siendo un
fracaso. El volumen de comercio interno dentro de los países de la región
apenas supera el 15 %, mientras que en la UE supone el 70 %. Sin intereses
comunes entre los Estados es muy difícil la construcción de mecanismos de
integración que permitan en el futuro la construcción de una verdadera
comunidad política.
Los intereses
compartidos no solo son económicos. Ningún Estado iberoamericano, ni siquiera
Brasil, puede construir un diseño geopolítico propio y, mucho menos, dotarse de
las capacidades necesarias para disponer de una geoestrategia propia. La
insuficiencia de las partes no anula la posibilidad de pensar en la ventaja de
confluir. Precisamente, esta insuficiencia es el origen de esa posibilidad, si pudiera
sentirse como necesidad. En un mundo globalizado la dispersión de los débiles
no facilita que su voz sea escuchada.
Comenzar es
posible con una mayor colaboración diplomática y entre los centros de
pensamiento estratégico de los países de la región; también, favoreciendo el
intercambio de alumnos entre las escuelas superiores o de comando y estado
mayor. Del mismo modo que la UE puso en marcha el programa Erasmus, que permite
a los alumnos de todas las universidades de la UE estudiar parte de su carrera
en centros universitarios de otros países socios, en Iberoamérica se puede
implantar el intercambio de alumnos universitarios entre los centros de toda su
geografía. El fruto de esta última iniciativa solo puede esperar recogerse a
largo plazo, pero los lazos vitales personales son, sin duda, el soporte más
vigoroso para impulsar la unidad de las gentes. En este caso, compartir el
mismo idioma, pero mantener un distinto acento, favorece la integración y la
profundidad de los efectos del intercambio.
Iberoamérica es la
región con mayor biodiversidad del mundo, pero también es la que más rápido la
está perdiendo. Brasil es el país con mayor biodiversidad de flora y fauna del
planeta. Colombia ocupa el segundo lugar con el 10% de la fauna y la flora del mundo.
Ecuador, siendo un país pequeño, tiene más especies de plantas por kilómetro
cuadrado que cualquier otro país de Iberoamérica. México, Venezuela y Perú
también se encuentran en la lista de países megadiversos debido a su
privilegiada posición geográfica, la variedad de climas y su compleja
topografía.[18]
Alicia Bárcenas,
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ha resaltado que uno de los mayores
desajustes de los mercados internacionales es su incapacidad para otorgar
visibilidad económica al capital natural y los ecosistemas. El valor de la
biodiversidad no se refleja en precios porque no cotiza en ningún mercado. “El
capital natural es un activo y un bien económico que reduce riesgos y aumenta
la resiliencia frente a choques externos como el cambio climático.”[19] La
falta de visibilidad del valor real del medio natural no favorece que el
sistema de producción global identifique los costos que genera por los costes
externos de su actividad. “El resultado es que, de forma indirecta, el
patrimonio natural de Iberoamérica esté subsidiando a los países más
desarrollados, sin cobrar por los costos o impactos en la naturaleza,
exportando barato las riquezas y quedándose con los daños.”[20]
Por otra parte, el
valor de los inmensos recursos naturales iberoamericanos necesita ser protegido
de las explotaciones y tráficos ilegales. Los delitos más importantes contra el
medio ambiente perpetrados por las organizaciones criminales transnacionales
son: (1) Explotación forestal y deforestación ilegales, (2) Pesca ilegal, (3)
Minería ilegal y comercio ilegal de minerales, (4) Contaminación con residuos
tóxicos y peligrosos, y (5) Caza furtiva y comercio ilegal de fauna y flora
silvestres. En ese sentido, los Estados iberoamericanos necesitan dotarse de
leyes que permitan una adecuada protección del medio ambiente y la persecución
de los delitos relacionados con su explotación abusiva y fuera de control. En
no pocas ocasiones, las penas no son suficientes para atajar la gravedad de la
amenaza para el patrimonio natural del continente, que es también del mundo. En
muchas ocasiones, no se considera el peligro que supone la participación de la
delincuencia organizada en estos delitos, que permiten su financiación. Tampoco
se valora suficientemente el impacto sobre el desarrollo ambiental, económico y
social de los países y las comunidades locales.
Las estrategias
para la explotación ilegal de recursos naturales son cada vez más sofisticadas,
y están asociadas a los métodos más desarrollados de blanqueo de dinero. La
delincuencia internacional organizada que comete estos delitos contra el medio
ambiente puede también participar en el narcotráfico, utilizar la violencia
para imponer sus prácticas, favorecer la corrupción, ejercer el control del
territorio y la población, destruir la convivencia pacífica en las regiones
donde la presencia institucional es insuficiente, y terminar convirtiéndose en
la más grave amenaza para la seguridad del Estado.
La Oficina de
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estima que los fondos ilícitos
generados por las actividades criminales y delictivas en el mundo representan
un 4 % del PIB mundial. [21] Interpol y el Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente consideran que los delitos medioambientales son la tercera
actividad delictiva más importante del mundo, tras el tráfico de drogas y la
falsificación. En el año 2018, estos crímenes ambientales representaron
beneficios de hasta 281,000 millones de dólares. El dato sería suficiente para
adoptar medidas, pero además el peligro se acentúa por el elevado ritmo de
crecimiento de estas actividades ilegales, entre un 5 y un 7 % anual; es decir,
entre dos y tres veces el ritmo del crecimiento económico global.[22]
La cantidad de
dinero a disposición de las organizaciones internacionales criminales pude
superar el PIB de varios Estados iberoamericanos. Los recursos financieros a
disposición de las mafias pueden servir para permear las instituciones del
Estado por medio de la corrupción, perpetuando sus negocios y facilitando su
blanqueo. Asociados a estos inmensos negocios aparece la violencia, y el número
de asesinatos se dispara. “La ausencia de autoridad, el déficit de control
institucional, la multiplicación de los grupos de crimen organizado y de
actividades económicas ilícitas, también amenazan los recursos naturales
estratégicos de la Nación y su desarrollo futuro.”[23]
La importancia y
gravedad de la amenaza del crimen transnacional requiere una acción global
concertada por las muchas interrelaciones que existen y por la creciente
complejidad de las redes criminales. La colaboración regional entre los
distintos Estados es imprescindible para evitar los tránsitos y controlar el
tráfico en las fronteras. La dificultad del control fronterizo en los países
del área requiere una importante inversión continuada y, posiblemente, la
colaboración de las fuerzas armadas con las autoridades civiles. Colombia es el
país más afectado por estos problemas, por lo que parece oportuno que su
política de seguridad y defensa aborde está oscura agresión a la soberanía
nacional.
La Política de
Defensa y Seguridad (PDS) para la legalidad, el emprendimiento y la equidad del
ministerio de defensa de Colombia, publicada en el año 2019, es una acertada
apuesta innovadora, que aspira a implementar un modelo de colaboración eficaz
entre los diferentes recursos, organizaciones e instituciones del Estado, de la
sociedad civil y de la ciudadanía para reunir los diferentes esfuerzos en la
construcción de un proyecto de defensa nacional acorde con una aproximación
integral a la complejidad de las amenazas.[24] La PDS introduce como interés
nacional principal y prevalente el agua, la biodiversidad y el medio ambiente.
Sin duda, Colombia, el segundo país del mundo en términos de biodiversidad, no
puede aceptar que en la pasada década se desforestaran más de un millón de
hectáreas, una gran parte para la siembra de cultivos ilícitos. Evidentemente,
la principal amenaza a la seguridad, también la medioambiental, son los
espacios vacíos de institucionalidad o con precaria institucionalidad.
El valor estimado
por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos de la
madera comercializada ilegalmente en el mundo ascendería a una cantidad que
oscilaría entre los 50,000 y los 150,000 millones de dólares en el año 2021.
Las ganancias pueden ser importantes como para que Interpol destaque que pueden
ser utilizadas para financiar conflictos en algunas partes del mundo.[25] La
tala ilegal es un delito tan importante como para que InSight Crime en
colaboración con el Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de American
University hayan dedicado dos años a su investigación en Colombia, Honduras,
México, Panamá y Perú. Los detalles y datos que ofrecen los informes publicados
son muy preocupantes y su lectura puede ayudar a entender la dimensión del
problema.[26] En el caso de Perú, que no es el único, la madera talada
ilegalmente tiene como destino la RPC. Pucallpa, capital de Ucayali, es el
principal centro de tráfico de madera de Perú.[27] El informe de InSight Crime
permite descubrir el complejo entramado que existe detrás de este negocio
delictivo.
Por otro lado,
entre los 15 países del mundo con mayor superficie marina bajo su jurisdicción
hay tres iberoamericanos. Argentina debería ser el cuarto, pero el Reino Unido
ocupa las islas Malvinas, las islas Georgias del Sur y las Sandwich del Sur,
que figuran reconocidas como territorios dependientes y no autónomos. Brasil,
Chile y México cuentan con más de tres millones de kilómetros cuadrados de
superficie marina dentro de su Zona Económica Exclusiva (ZEE). El caso chileno
es especialmente relevante porque la extensión de su zona de influencia en el
mar es cinco veces superior a su territorio. Además, el área marítima de responsabilidad
nacional de Chile en la búsqueda y salvamento marítimo (área SAR) supera los 26
millones de Kilómetros cuadrados, superficie equivalente a todo el continente
africano. Chile es el quinto país del mundo con un área SAR más extensa.[28]
Ecuador merece
también ser destacado porque cuenta con una superficie marina bajo su
jurisdicción que se acerca a 5 veces su superficie terrestre. Además, Ecuador
aspira a expandir sus aguas 150 millas más allá de su actual ZEE, amparándose
en los derechos que le concedería el reconocimiento de una plataforma
continental más amplia. Para ello, necesita probar, mediante estudios técnicos
y científicos, que la plataforma continental es tan amplia como reclama. Si lo
consigue, todas las aguas entre el continente y las islas Galápagos quedarían
bajo jurisdicción ecuatoriana. Al respecto, Ecuador y Costa Rica han presentado
ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU los estudios
previos relacionados con las cordilleras submarinas de Carnegie y Cocos, que
fundamentarían sus derechos de ampliación de aguas jurisdiccionales.[29] El
éxito ecuatoriano y costarricense sería un importante avance para proteger la
rica biodiversidad de un espacio único en el mundo, amenazado por la
sobrepesca, especialmente china.[30]
La primera campaña
de pesca en aguas lejanas de la RPC registrada en Iberoamérica fue en el año
2001, movilizando un total de 22 embarcaciones. En el año 2015, el número de
barcos de pesca chinos superaba los 250 y, al final de la década, superaba los
500.[31] La mayor parte de esta inmensa flota se sitúa en la milla 201 fuera de
la ZEE de los países. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es un
grave problema que afecta no solo a la conservación, sino también al desarrollo
y la seguridad. En el año 2017, Global Financial Integrity[32] publicó un
informe titulado Transnational Crime and the Developing World, en él estimaba
que la pesca ilegal generaba unos ingresos estimados de entre los 15,000 a
36,000 millones de dólares.[33] La flota pesquera china es responsable de este
tipo de explotaciones ilícitas, aunque no sea fácil demostrarlo. Hay muchos
indicadores que, reunidos, apuntan en la misma dirección inculpatoria.
The Global
Initiative Against Transnational Organized Crime del año 2019 establece un
índice global de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada medido sobre una
base de análisis de 40 factores diferentes. La RPC es el Estado con los datos
más desfavorables, destacando como el gran campeón de la actividad criminal de
la pesca.[34] La pesca ilegal y no declarada representa en promedio
aproximadamente del 15 al 35 % del volumen total de producción pesquera, lo que
equivale a entre 12 y 28 millones de toneladas de pescado. [35] Las prácticas
predatorias de la flota de pesca de altura de la RPC son una grave amenaza para
la preservación del medio natural.[36] La actual situación podría cambiar si en
la ONU avanzase el proceso de aprobación del acuerdo internacional para la
conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas
situadas fuera de la jurisdicción nacional.
Las zonas de mar
situadas fuera de la jurisdicción nacional representan casi dos tercios de la
superficie de los océanos y la mitad del planeta. Los esfuerzos realizados por
el sistema de las Naciones Unidas para regular la protección de esta importante
parte del planeta comenzaron hace 15 años, pero todavía no han terminado de
fructificar. No obstante, desde el año 2019, existe un borrador de proyecto
para que el derecho internacional pueda regular la protección de intereses
globales en alta mar y en sus fondos marinos.[37] Retomar el proceso de
aprobación del acuerdo es de vital importancia para preservar la biodiversidad
en las aguas que rodean Iberoamérica. El nuevo tratado identificaría los
requisitos básicos necesarios para la inspección y administración de los daños
provocados por la explotación de recursos en aguas internacionales, facilitaría
la ampliación de áreas marinas protegidas por países ribereños y sostendría las
capacidades necesarias para que los países en desarrollo pudieran proteger el
uso sostenible de alta mar.
Ecuador, Costa
Rica, Panamá, Colombia, Perú, Chile y Argentina, con un adecuado instrumento de
derecho internacional, estarían en disposición de solicitar el apoyo
internacional para evitar la sobre pesca o la pesca ilegal más allá de la milla
201. Ahora bien, la legalidad no es suficiente si no se disponen de los
mecanismos y capacidades necesarias para vigilar e imponer las normas
internacionales. Las armadas y servicios de guardacostas iberoamericanos
necesitan disponer de suficientes buques patrulleros en las costas y en las
aguas profundas del océano. También es imprescindible contar con un número
adecuado de buques hidrográficos y de investigación para poder vigilar y hacer
un seguimiento de los caladeros, que permita ejercer una explotación sostenible
de los inmensos recursos pesqueros de la región.
Sin duda, la
opinión pública es, cada día, más sensible a los delitos contra el medio
ambiente. La protección del patrimonio natural de las repúblicas
iberoamericanas es una demanda de unas sociedades cada vez más concientizadas
sobre la importancia de los recursos y el valor de la inmensa biodiversidad de
la región. Al mismo tiempo, la protección de esta riqueza natural está asociada
con la persecución de las organizaciones criminales internacionales que,
diversificando sus negocios ilícitos, han desembarcado desde el narcotráfico a
la explotación ilegal de los recursos forestales, mineros, pesqueros y el comercio
irregular de fauna y flora silvestres. La dificultad de controlar el respeto de
la legislación en espacios amplios, alejados de los centros de población,
inhóspitos en muchas ocasiones, y de difícil acceso, unido a la militarización
de los grupos del crimen transnacional, obliga a la movilización de las
instituciones militares para conseguir una eficaz y coordinada persecución del
delito.
En mayo de 2022,
se presentó en Bolivia el Comando Conjunto de Reacción a Emergencias Adversas
de las fuerzas armadas. Simultáneamente, se promulgaba el Plan Nacional 2022 de
Prevención y Lucha Contra los Incendios denominado “En Defensa de la Vida y el
Medio Ambiente.[38] El comando conjunto dirige seis comandos regionales que
dispondrán de aeronaves de la fuerza aérea, buques fluviales de la armada,
equipos del Servicio de Búsqueda y Rescate y medios del ejército. La misión de
este nuevo comando será responder, limitar y prevenir los riesgos por desastres
de orígenes naturales o provocados por la acción humana.
La nueva
organización militar boliviana tiene su antecedente en la Unidad Militar de
Emergencias (UME) española. La UME fue creada en octubre de 2005. En su
momento, fue muy controvertida, por lo que suponía sostener con presupuesto del
Ministerio de Defensa una unidad conjunta con misiones no estrictamente
militares. Con el paso del tiempo, la UME se ha convertido en la unidad de
primera intervención de las fuerzas armadas para responder a emergencias y
catástrofes. La campaña anual de lucha contra los incendios forestales es una
aportación fundamental para preservar el patrimonio medioambiental español, uno
de los más ricos de Europa. El prestigio de la UME ha desbordado todas las
previsiones, contribuyendo destacadamente al hermanamiento de la sociedad con
su ejército. La UME ha cumplido de forma sobresaliente su misión de asistencia
y al mismo tiempo ha fortalecido la identificación de la sociedad española con
sus fuerzas armadas.
Reforzar la
confianza social en el ejército es una tarea constante que tiene un refuerzo
especialmente relevante cuando la población descubre que, en los momentos
difíciles, su ejército está dispuesto y preparado para llegar donde otros han
sido desbordados. La defensa del rico patrimonio natural terrestre y marítimo
junto con el apoyo en situaciones de catástrofes naturales es una forma
efectiva de contribución militar a la protección de la población y los
recursos, y al mismo tiempo un mecanismo de control del territorio y
persecución de los delitos asociados al crimen internacional.
Conclusiones
Las sombras de la
globalización son alargadas y oscuras. El inmenso incremento de la riqueza
mundial que ha generado la apertura de los mercados mundiales, las cadenas
internacionales de valor, la interconexión de las economías reales y
financieras, los movimientos migratorios y el aumento del tamaño de los
mercados, no ha venido acompañado de un sistema de gobernanza internacional de
mayor fuerza. Muchas veces, se ha leído y escuchado que, en estos momentos, se
vive una situación de competencia entre las grandes potencias. Sin embargo, es
posible que no se haya considerado qué supone exactamente. Competencia entre
las grandes potencias es una forma suave y ambigua de denominar la disputa por
el dominio mundial entre los más poderosos, que nace de un mundo multipolar
donde los grandes ejercen un unilateralismo competitivo para imponer cada uno
sus propias normas y estándares. El estado actual del mundo ha disuelto las
barreras entre la seguridad y los negocios.
La tendencia
dominante de desacople de las interdependencias es nueva, pero podía haberse
anticipado como inevitable. La guerra política, que algunos ahora identifican
como estrategia hibrida, es un modo geoestratégico de disputa por el dominio geoeconómico
y geotecnológico, donde cada uno de los Estados iberoamericanos puede ser una
pieza clave a favor de uno de los competidores por la hegemonía. Es posible
que, si se subestima la amenaza, sea demasiado tarde para algunas repúblicas
iberoamericanas deshacer una situación de dependencia excesiva para su
soberanía e independencia. La interdependencia desafiante puede imponer un
discurso peligroso para las naciones que no dispongan de un Estado
suficientemente fuerte como para sostener el peso de su soberanía en un mundo
interconectado.
La rivalidad entre
China y Estados Unidos estructura el mundo, aunque la atención ahora se
concentre fundamentalmente en Ucrania. Es posible que la aspiración a obtener
ventaja por parte de una gran potencia amenace a los actores internacionales
con insuficiente capacidad de respuesta a la progresiva penetración de los más
poderosos. La influencia de la RPC o de los Estados Unidos no necesita estar
relacionada con el ejercicio coactivo de la fuerza. The Weaponisation of
Everything, es decir, el uso de cualquier tipo de interrelación para ejercer
presión sobre los países iberoamericanos y condicionar sus decisiones
soberanas, se ha convertido en una grave amenaza. El tiempo, es muy posible,
que acentué en las próximas décadas la pugna por el predominio global, tanto
como para que la intimidación para inducir a tomar partido en la contienda
llegue a ser difícil de soportar.
Tomar partido
supondría para los Estados iberoamericanos una elección asociada a una pérdida
de oportunidades. China y los Estados Unidos son, ambos, sustanciales socios.
La obligación de bascular en un sentido u otro, impuesta por un desajustado
equilibrio en las relaciones, supondría el cierre de ventanas de oportunidad
para los países iberoamericanos. En esta ineludible disputa por mantener la
soberanía, la fragmentación política de la región juega en su contra. Sin una
visión iberoamericana integrada, la región no podrá disponer de criterio
geopolítico ni de fuerza geoeconómica para hacer valer su peso. La vida no se
reduce a hechos, sino que la posibilidad como tal es un ingrediente esencial
suyo. Paradójicamente lo más característico y original de la realidad histórica
de las repúblicas iberoamericanas es no consistir primariamente en un territorio.
Mucho antes de la existencia de alguna república, Iberoamérica era considerada
como una única realidad. Una realidad vinculada al legado de la España del otro
lado del Atlántico. Así lo entendieron Francisco de Miranda, Simón Bolívar, San
Martín y Artigas. Así lo entendieron también los soldados y generales realistas
que contra ellos lucharon.
Iberoamérica es el
continente con mayor biodiversidad del mundo. Para todos los países
iberoamericanos es especialmente importante la protección de su patrimonio natural.
La magnitud de la amenaza requiere la implicación de organizaciones
internacionales y la colaboración estrecha de los países de la región.
Todavía no se
visualiza suficientemente la importancia de las pérdidas provocadas por los
delitos contra el medio ambiente. La magnitud de la pérdida de recursos, el
blanqueo de dinero, los efectos sobre la criminalidad, o las amenazas a la
seguridad del Estado, afectan a todos. Es evidente que existe una conexión
entre estas actividades ilícitas contra el medio ambiente y la financiación de
las organizaciones criminales internacionales, el terrorismo y las
organizaciones subversivas, como las FARC residuales, o el ELN en Colombia. Las
fronteras entre los países iberoamericanos no pueden ser un obstáculo que impida
la lucha combinada y conjunta contra esta amenaza.
El agua, la
biodiversidad y el medio ambiente son un interés nacional vital para
Iberoamérica. El interés común por defender este patrimonio impone la
obligación a las naciones de dotarse de capacidades de actuación contra el
delito y las catástrofes de origen natural. Sin embargo, la efectividad de los
medios no será suficiente sin acuerdos de colaboración entre los Estados para
evitar que los delincuentes dispongan de santuarios seguros, más allá de las
fronteras nacionales de los Estados donde perpetran sus crimines.
Finalmente,
destacar la importancia que para la sociedad supone la defensa de su patrimonio
cultural y natural. La eficaz actuación de las fuerzas armadas en los más
remotos y complejos escenarios defendiendo la biodiversidad, protegiendo el
medio ambiente, enfrentando las catástrofes de origen natural para minimizar
sus efectos y, simultáneamente, combatiendo a las organizaciones criminales
transnacionales, es una misión que, sin duda, favorecerá una más venturosa y
próxima relación entre el pueblo y sus fuerzas armadas.
(Este artículo
forma parte del libro Desafíos y Amenazas a la Seguridad en América Latina)
Notas Finales:
Marin Saillofest,
“La Doctrina China de la Administración Biden”, El Grand Continent (28 de mayo
de 2022), https://legrandcontinent.eu/es/2022/05/28/la-doctrina-china-de-la-administracion-biden/
↑
Bernardo de Miguel
y Guillermo Abril, “La Comisión Europea reconoce la energía nuclear como verde
al menos hasta 2045”, El País (Bruselas: 1 de enero de 2022), https://elpais.com/economia/2022-01-01/la-comision-europea-reconoce-la-energia-nuclear-como-verde-al-menos-hasta-2045.html
↑
ICC News, “REPowerEU: A plan to rapidly reduce
dependence on Russian fossil fuels and fast forward the green transition”,
Intelligent Cities Challenge (30 de mayo de 2022), https://www.intelligentcitieschallenge.eu/news/repowereu-plan-published-help-cities-accelerate-their-green-transition#:~:text=REPowerEU%20plan%20published%20to%20help%20cities%20accelerate%20their%20Green%20transition,-Home&text=On%20May%2018%2C%20the%20European,considering%20the%20current%20geopolitical%20context. ↑
Discurso del
Secretario de Estado, Antony Blinken, pronunciado el 26 de mayo de 2022 en la
Universidad George Washington. Disponible en: Marin Saillofest, “La Doctrina
China de la Administración Biden”, El Grand Continent (28 de mayo de 2022), https://legrandcontinent.eu/es/2022/05/28/la-doctrina-china-de-la-administracion-biden/
↑
Ben Poole, “Tectonic shifts identified in
global supply chains”, Cash & Treasury Management File (11 de febrero
2020), https://ctmfile.com/story/tectonic-shifts-identified-in-global-supply-chains
↑
Los movimientos
más importantes los están realizando los sectores de bienes de consumo
duraderos, comercio minorista, hardware tecnológico y semiconductores. Los dos
primeros están cambiando principalmente por confiar en obtener mejor
rentabilidad con la automatización y la robotización. Los dos últimos sectores
se están moviendo por la tensión entre Estados Unidos y China, que provoca
incertidumbre por las posibles sanciones o restricciones políticas. ↑
Redacción BBC,
“Estados Unidos vs China: la nueva orden de Biden contra empresas chinas que
refuerza la dura posición de Washington con Pekín”, BBC News Mundo (4 de junio
de 2021), https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57364306
↑
La Comisión de
Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) es una agencia reguladora del gobierno
federal independiente responsable de proteger a los inversores, mantener el
funcionamiento ordenado y justo de los mercados de valores y facilitar la
formación de capital. Disponible en: SEC & Regulatory Bodies, “Comisión de
Bolsa y Valores (SEC)”, Traders Studio (26 de febrero de 2022), https://traders.studio/comision-de-bolsa-y-valores-sec/?nowprocket=1
↑
Un ADR es un
certificado negociable extendido por un banco estadounidense que representa
acciones de empresas no estadounidenses que cotizan en alguna de las bolsas
norteamericanas. De esta manera, el mecanismo de los certificados ADR permite
que haya empresas chinas que emitan acciones directamente en la Bolsa
estadounidense. ↑
SEC &
Regulatory Bodies, “Comisión de Bolsa y Valores (SEC)”, Traders Studio (26 de
febrero de
2022)https://traders.studio/comision-de-bolsa-y-valores-sec/?nowprocket=1 ↑
Weaponisation of
Everything se puede traducir como la utilización de todas las cosas como arma
de guerra política. ↑
Mark Leonard, The Age of Unpeace: How
Connectivity Causes Conflict (Londres: Bantam Press, 2021). ↑
Mark Leonard, “La
guerra de la conectividad”, Project Syndicate (1 de diciembre 2021), https://www.project-syndicate.org/commentary/connectivity-conflicts-weaponization-of-migration-by-mark-leonard-2021-12/spanish
↑
Mark Galeoti, The Weaponisation of Everything:
A Field Guide to the New Way of War (Londres: Yale University Press, 2022) ↑
Henry Farrell y Abraham L. Newman, Weaponized
Interdependence: How Global Economic Networks Shape State Coercion
(International Security 2019, n.º 44), 42–79, https://direct.mit.edu/isec/article/44/1/42/12237/Weaponized-Interdependence-How-Global-Economic. Weaponization of interdenpendence, no es fácil
traducir al español, podría ser algo parecido a militarización de la
interdependencia o, quizá mejor, uso de la interdependencia como arma. ↑
La RCEP pretende
eliminar los aranceles y cuotas en el 65 % de los productos, que se ampliará al
90 % en 20 años, y otras barreras al libre comercio. El tratado armoniza las
normas sobre la propiedad intelectual y aborda la economía digital y el
comercio electrónico, pero no contiene regulación sobre los derechos laborales
y el impacto medioambiental. ↑
Myanmar y
Filipinas aún no lo han ratificado. ↑
El Centro de
Seguimiento de la Conservación Mundial (WCMC, por sus siglas en inglés),
perteneciente al Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA),
ha identificado un total de 17 países megadiversos: Australia, Brasil, China,
Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, India, Indonesia, Madagascar,
Malasia, México, Papúa Nueva Guinea, Perú, República Democrática del Congo,
Sudáfrica y Venezuela. ↑
CEPAL Noticias,
“CEPAL reafirma importancia de contabilizar el capital natural en América
Latina y el Caribe e insta a promover espacios de cooperación regional e
interinstitucional en la materia”, Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(9 de diciembre de 2021), https://www.cepal.org/es/noticias/cepal-reafirma-importancia-contabilizar-capital-natural-america-latina-caribe-insta
↑
CEPAL Evento,
“Conservación y uso sostenible de la biodiversidad para una recuperación
sostenible: desafíos y oportunidades de América Latina y el Caribe”, Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (8 de marzo de 2022), https://www.cepal.org/es/eventos/conservacion-uso-sostenible-la-biodiversidad-recuperacion-sostenible-desafios-oportunidades
↑
Actualidad, “El
dinero del crimen organizado: hágase la luz”, Programa de Asistencia contra el
Crimen Transnacional Organizado (5 de noviembre de 2021), https://www.elpaccto.eu/el-dinero-del-crimen-organizado-hagase-la-luz/
↑
News Interpol, “Interpol marks a decade of
tackling serious organized environmental crime”, International Criminal Police
Organization (23 de noviembre de 2020), https://www.interpol.int/News-and-Events/News/2020/INTERPOL-marks-a-decade-of-tackling-serious-organized-environmental-crime
↑
Gobierno de
Colombia, “La Política de Defensa y Seguridad PDS. Para la legalidad, el
emprendimiento y la equidad”, Ministerio de Defensa de Colombia (enero 2019), https://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/Prensa/Documentos/politica_defensa_deguridad2019.pdf
↑
Ibíd. ↑
Delitos, “Delitos
Forestales”, International Criminal Police Organization (2021), https://www.interpol.int/es/Delitos/Delitos-contra-el-medio-ambiente/Delitos-forestales
↑
Deborah Bonello,
“Cómo los carteles de la droga se colaron en la tala ilegal en México”, Insight
Crime (18 de septiembre de 2020), https://es.insightcrime.org/investigaciones/carteles-droga-tala-ilegal-mexico/;
Héctor Silva Ávalos, “Los barones de la madera en Catacamas, Honduras”, Insight
Crime (18 de septiembre de 2020), https://es.insightcrime.org/investigaciones/barones-madera-catacamas-honduras/;
César Molinares y Natalia Moreno, “Cómo los reguladores colombianos se
convirtieron en proveedores de madera ilegal”, Insight Crime (18 de septiembre
de 2020), https://es.insightcrime.org/investigaciones/reguladores-colombianos-madera-ilegal/;
Juan Diego Cárdenas, “Panamá lucha por combatir el tráfico de madera en sus bosques
y puertos”, Insight Crime (4 de abril de 2022), https://es.insightcrime.org/noticias/panama-combate-trafico-de-madera-bosques-puertos/
↑
A los madereros se
les daba la orden de que buscaran y cortaran “shihuahuaco” y “estoraque,” como
se conocen en Perú a las especies Dipteryx micrantha y Myroxylon balsamum,
maderas tropicales apetecidas para la construcción de pisos y terrazas,
especialmente por los importadores del mayor socio comercial de madera de Perú:
China. Disponible en: James Bargent, “Los Patrones y sus patrones en Ucayali,
Perú”, Insight Crime (18 de septiembre de 2020), https://es.insightcrime.org/investigaciones/patrones-ucayali-peru/
↑
Francisco Pablo
García-Huidobro Correa, et al., Horizonte en el Pacífico: Visión Oceánica de la
Armada de Chile, (abril de 2019), https://www.armada.cl/custom/radio_naval/libros/libro_horizonte.pdf
↑
Las cordilleras
submarinas de Carnegie y la de Cocos son dorsales del océano Pacífico entre las
costas de Ecuador y las islas Galápagos, y están sujeta a la Comisión de
Límites de la Plataforma Continental de la ONU. ↑
En el año 1984, el
archipiélago de las Galápagos fue declarado por la UNESCO como Reserva de la
Biósfera por albergar a cientos de especies de flora y fauna que no se
encuentran en ninguna otra parte del mundo. La corriente Humboldt, también
llamada corriente de Perú, que viaja de sur a norte, desde el tercio superior
de Chile hasta los límites entre Perú y Ecuador, es responsable de la gran
riqueza marina de las aguas del Pacífico Oriental Iberoamericano. En las islas
Galápagos, además de la corriente de Humboldt, concurren la corriente de
Cromwell, que viene desde la costa occidental del archipiélago, y la corriente
cálida de Panamá, que procede del noreste. Esta convergencia de aguas propicia
una biodiversidad inigualable, que permite una exclusiva mezcla de ecosistemas.
En las islas Galápagos podemos ver convivir especies de aguas frías con
especies tropicales. Disponible en: Noticias, “Reserva marina de Galápagos”,
Ecuador Galápagos Info (2022), https://ecuadorgalapagosinfo.com/reserva-marina-galapagos/
↑
Marcos Kisner
Bueno, “La flota pesquera china y su impacto sobre las pesquerías”, Alerta
Economica (21 de mayo de 2021), https://alertaeconomica.com/la-flota-pesquera-china-y-su-impacto-sobre-las-pesquerias/
↑
Global Financial
Integrity (GFI) es un think tank con sede en Washington, DC. que produce
análisis de los flujos financieros ilícitos, asesora a los gobiernos de los
países en desarrollo sobre soluciones políticas efectivas y promueve medidas de
transparencia como un medio para el desarrollo global, a fin de combatir las
actividades ilícitas y promover la seguridad. ↑
Channing Mavrellis, “Transnational Crime and
the Developing World”, Global Financial Integrity (27 de marzo de 2017), https://gfintegrity.org/report/transnational-crime-and-the-developing-world/
↑
GI Historia, “Catalyzing the Building Blocks of
a Global Strategy”, Global Initiative Against Transnational Organized Crime
(2022), https://globalinitiative.net/about-us/our-story/
↑
Miren Gutierrez y Guy Jobbins, “China’s
distant-water fishing fleet: scale, impact and governance”, Overseas
Development Institute (2 de junio de 2020), https://www.odi.org/publications/16958-china-s-distant-water-fishing-fleet-scale-impact-and-governance
↑
A principio de
julio de 2020, la Armada ecuatoriana publicó un boletín alertando de la
presencia de una formidable escuadra pesquera china, de unos 260 barcos,
faenando en el límite de la zona económica exclusiva (ZEE) próxima al
archipiélago ecuatoriano de las Galápagos. A final de mes, el número de barcos
superaba los 340, en su mayor parte arrastreros. Disponible en: Noticias,
“Armada de Ecuador”, Gobierno de Ecuador (2022), https://www.armada.mil.ec/?p=48604
↑
Proyecto de texto
de un acuerdo en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar relativo a la conservación y uso sostenible de la diversidad
biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
Disponible en: Víctor Luis Gutiérrez Castillo y Carlos Soria Rodríguez, “Hacia
un nuevo acuerdo internacional que proteja la biodiversidad en alta mar”, The
Conversation, (15 de agosto de 2021), https://theconversation.com/hacia-un-nuevo-acuerdo-internacional-que-proteja-la-biodiversidad-en-alta-mar-165850
↑
Nota de Prensa,
“FF.AA. inician tareas de prevención y atención a emergencias en el país ante
posibles desastres naturales por incendios y otros eventos”, Ministerio de
Defensa de Bolivia (12 de mayo de 2022), https://www.mindef.gob.bo/mindef/node/4569
↑
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