Analizado con seriedad
Es común que se
relacione la situación actual de Brasil, con la personalidad de su presidente,
Bolsonaro, a quien se señala por actitudes histriónicas y autoritarias que no
difieren demasiado de las de otros políticos (Maduro, Morales, etc.). Se acusa
al mandatario por no comulgar con las ideas progresistas: aborto, ideología de
género, tolerancia frente al delito, entre otras.
Nos parece
interesante, sin embargo, el análisis que realiza el último número del
periódico Le monde (*). Pese a reveses sufridos en las últimas semanas,
Bolsonaro conserva importantes niveles de
adhesión y su futuro político está lejos de haber quedado definido. Esto se
explica por cuatro motivos:
1. Mantiene el
apoyo de un 30 % del electorado, que comparte las ideas del presidente. Además,
ha reemplazado el apoyo de la población de clase alta, con la adhesión de
sectores populares por –entre otras cosas- el programa de transferencia de 600
reales a las familias más pobres. Este cambio es similar al experimentado por Lula,
que perdió el respaldo de los sectores progresistas de clase media debido al
escándalo del Mensalao, reemplazado
por pobres del norte, beneficiados por el Bolsa
Familia.
2. El apoyo de
las iglesias evangélicas, con una capilaridad militante de la que carecieron
presidentes anteriores, pues Bolsonaro es percibido como uno de los suyos.
Simultáneamente, el ministro de Economía, Paulo Guedes, es considerado una
garantía por el mundo financiero.
3. El apoyo
militar. En un proceso de cooptación
similar al desplegado por el chavismo en Venezuela, las fuerzas armadas ocupan
casi la mitad de los cargos del gabinete; en total 6.157 funcionarios.
Sucede que, igual que Chile y a diferencia de Argentina, Brasil tramitó
el fin de la dictadura mediante una transición ultrapactada que hizo posible
que las Fuerzas Armadas se aseguraran la impunidad mediante una Ley de Amnistía
y frenaran, veinte años más tarde, la Comisión de la Verdad impulsada por Dilma
Rousseff, además de conservar una autonomía operativa amplia que les permitió
participar en tareas de seguridad interna.
A diferencia de
la Argentina, donde los golpes de estado han constituido una especie de
enmienda constitucional, al carecerse de remedios institucionales que permitan
superar ordenadamente las crisis políticas, en Brasil el artículo 142 de la Constitución define entre las funciones de las
Fuerzas Armadas la de actuar como garante de los poderes constitucionales en
caso de peligro o desorden.
4. Bolsonaro cuenta con el apoyo del centrao, la selva de
partidos conservadores con los que acordó un esquema de convivencia cediéndoles
las presidencias de las Cámaras y cargos en el gabinete.
Dada la
importancia que tiene Brasil para nuestro país, conviene tener en cuenta los
datos citados, para procurar una evaluación objetiva del futuro posible.
* “Brasil
sufre”; José Natanson, Le Monde diplomatique, abril 2021.
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