creería que a
Washington le importa China, no el acercamiento a Venezuela
por Carlos Tórtora
Informador
Público, 28-5-21
Dos hechos de la
política exterior impactaron en las últimas horas.
En un cambio
abrupto de su política exterior, Alberto Fernández instruyó al canciller Felipe
Solá que Argentina votara a favor de crear una comisión en Naciones Unidas para
investigar las presuntas violaciones a los derechos humanos cometidas por
Israel cuando enfrentó los múltiples ataques terroristas ejecutados por Hamas
desde la Franja de Gaza. El segundo hecho consiste en que la Argentina retiro
su denuncia ante la Corte Penal internacional por las violaciones de derechos
humanos en Venezuela.
La oposición
reaccionó condenando estos cambios que nos alejan de la postura de los EEUU y
la Unión Europea para acercarnos a Rusia, China y Cuba. Estos episodios dan una
pauta del rumbo que van a seguir las negociaciones con el Club de París y el
FMI, siendo que los socios principales de ambas entidades condenan al régimen
bolivariano y al grupo terrorista Hamas. Se va completando así el círculo
abierto con el alejamiento de Argentina del Grupo de Lima.
Un tema obsesivo
El actual giro de
la política exterior se puede confrontar con los últimos pasos de la relación
entre la Casa Rosada y la Casa Blanca. Durante abril, recalaron en Buenos Aires
dos enviados especiales de Washington. El primero fue el jefe del Comando Sur,
almirante Craig S. Faller, que fue seguido por Juan González, asistente especial
y consejero enviado por el presidente norteamericano, Joe Biden.
Ambos, en sus
reuniones con Alberto Fernández, plantearon la relación estratégica que
desarrolla la Argentina con China como una preocupación para la influencia de
Estados Unidos. Se habló de apuntar contra la pesca ilegal china en el Mar
Argentino y definirla como una hipótesis de conflicto regional. Pero también se
habló de la concesión de la Hidrovía.
Es sabido que
Shanghai Dredging, una subsidiaria de la China Communications Construction
Company (CCCC) del Gobierno chino, es una de las cinco empresas que quieren
participar por la licitación del dragado del tramo argentino de la hidrovía,
que va por los ríos Paraguay y Paraná y que la cancillería china pretendía que
la licitación se abriera este año. En
lo inmediato y por un año, el gobierno decidió prorrogar la actual concesión y
el avance chino quedó en veremos. En el entorno del presidente circula una
interpretación que dice lo siguiente: a la administración Biden le importa ante
todo que la Argentina modere su acercamiento a China y sólo en mucha menor
medida su alineamiento en relación a Venezuela. En otras palabras, que el
Departamento de Estado regularía la relación bilateral en función de lo que
pase con el gigante asiático y sin darle mayor importancia a las piruetas
argentinas en el marco regional. Esta interpretación -según la misma fuente- le
abriría un espacio al gobierno para moverse con cierta libertad. El nuevo
acercamiento a Venezuela le serviría al kirchnerismo para reconstruir su eje
electoral supuestamente antimperialista y anti FMI, lo que le permitiría
fidelizar a su electorado progresista.
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