desastres petroleros y silencios cómplices
Marinellys
Tremamunno
Brújula cotidiana, 24-05-2021
Mientras el mundo
habla de emergencia ambiental, en Venezuela los derrames de petróleo ocurren
desde hace años: afecta a 4 kilómetros de la costa del Estado Carabobo y 8 de
la costa de Falcón. Otro derrame produjo una nube negra de más de 20 kilómetros
y aguas aceitosas de más de 4 kilómetros cuadrados (600 campos de fútbol). Una
catástrofe que se produce ante el silencio de las autoridades nacionales e
internacionales.
Venezuela, el país
con las mayores reservas de petróleo del mundo y que antes del Socialismo del
Siglo XXI era conocida a nivel internacional como una potencia petrolera, hoy
exhibe una industria petrolífera en ruinas, en la que los derrames se han
convertido en una constante.
La Brújula
Cotidiana visitó las playas cercanas a El Palito, uno de los complejos para la
refinación del petróleo de mayor envergadura en Venezuela, encontrando a una
imagen postapocalíptica: la costa totalmente pintada de negro con familias
enteras bañándose en el mar como si nada. “Desde el 2015 somos afectados por
los derrames de petróleo, hemos ido a PDVSA (empresa estatal de petróleos del
país), hemos ido a la radio, a la alcaldía, a todas partes, y nadie soluciona
el problema”, denunció Cecilia Vásquez, una trabajadora del balneario cercano a
la refinería.
Mientras el mundo
se preocupa por la emergencia ambiental ocurrida en la Isla de Mauricio por el
derrame ocasionado el año pasado por un buque japonés encallado, en Venezuela
los derrames son continuos desde hace años sin que nadie se pronuncie o emita
una alerta internacional. Una situación inexplicable, cuando la marea negra
afecta de manera sistemática 4 kilómetros de la costa del estado Carabobo y 8
kilómetros de las costas de Falcón, alcanzando incluso el Parque Nacional
Morrocoy.
El pasado 9 de
febrero el director del Laboratorio de Sensores Remotos de la Universidad Simón
Bolívar (USB), Eduardo Klein, denunció en un tuit que PDVSA daña continuamente
el ambiente, luego de la marea negra que afectó 12 kilómetros cuadrados el
pasado 07 de febrero.
“Sucede una vez a
la semana”, confirmó Angie Perdomo, habitante de la zona. “Ahorita de hecho hay
manchas de gasoil en la orilla. No es bueno para el ser humano que se estén
bañando en un agua contaminada”, dijo. En cambio, Tania Peyero, una turista que
tomaba el sol en la playa a pesar del color oscuro de la arena, aseguró que
“hace unos meses esta playa estuvo muy sola por los derrames de petróleo. Los
muchachos venían a la orilla y salían con manchas de petróleo en la piel”.
Según el periódico
venezolano El Carabobeño, entre julio y noviembre de 2020, la Refinería El
Palito ha sido la causante de al menos cinco derrames petroleros. Información
que se fundamenta en el monitoreo satelital que continuamente realiza y publica
en su Twitter el experto Eduardo Klein (@diodon321), quien asegura que esta
refinería “está totalmente fuera de control”.
Pero el problema
de los derrames no existe solamente en la refinería El Palito, pues en febrero
Eduardo Klein reportó en su Twitter otro derrame en la refinería Cardón,
“produciendo una nube negra de más de 20 kilómetros de largo y aguas aceitosas
que se extienden por más de 4km² en el Golfo de Venezuela. Eso equivale a más
de 600 canchas de futbol”, escribió. Una real catástrofe ambiental con
consecuencias aún inestimables que ocurre ante el silencio cómplice de las
autoridades nacionales e internacionales.
Lo cierto es que
de las 63 plantas que posee el Complejo de Refinación Paraguaná (CRP), “no
están operativas ni el 10%”, aseguró el diputado Luis Stefanelli, miembro de la
Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional (AN) al periódico El
Carabobeño. Explicó que las pocas que están operativas fallan, como la
Refinería El Palito que opera al mínimo de su capacidad instalada debido al
deterioro acumulado y la falta de mantenimiento. “La planta no funciona a
cabalidad y produce muchos más desechos de los que debería. Estos residuos
adicionales van a la laguna sin un proceso de reciclaje adecuado”, aseguró el
parlamentario de oposición.
En tanto, las
consecuencias para la salud de los habitantes son desastrosas: esta situación
afecta “a las personas que trabajan aquí el día a día, que necesitan la
afluencia de turistas para sobrevivir. Si la playa está contaminada y no hay
turistas, ellos no sobreviven. También afecta a los pescadores, porque cada vez
que se derrama petróleo tienen que intentar pescar más lejos. Entonces se
manchan las lanchas, se manchan los motores. Entonces, los derrames que suceden
aquí no son buenos para nadie, ni para los animales, ni para la pesca, ni para
los seres humanos”, agregó Angie Perdomo.
Un humilde
pescador de orilla que no quiso dar su nombre porque ya ha tenido problemas con
la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) que custodia la
zona, pidió ayuda humanitaria. “Nuestras lanchas están llenas de petróleo, las
atarrayas también están llenas de petróleo y nuestros pies. Este derrame aquí
es fuerte. A veces uno está buscando un pescadito para llevarle a los hijos y
no se consigue nada. El gobierno debería comprometerse a mantener la refinería
operativa sin tanta contaminación y darnos alguna ayuda humanitaria”, dijo el
pescador visiblemente molesto.
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