en promedio, las argentinas ya tienen menos de
dos hijos
Enrique Garabetyan
Perfil, 17-4-2022
Durante el año
2020, las mujeres y personas gestantes argentinas tuvieron, en promedio, la
menor cantidad de hijos de la historia de nuestro país. En términos técnicos,
los expertos en demografía explican que la tasa global de fecundidad –el número
promedio esperado de hijos– viene, desde hace cinco años, cayendo en forma
abrupta.
Analizando
estadísticas recién publicadas, que resumen los últimos números disponibles, la
tasa de fecundidad bajó hasta 1,55; el valor más bajo de la historia nacional,
similar al de países desarrollados de Europa.
El doctor en
demografía e investigador de Cippec Rafael Rofman hizo un análisis preliminar
sobre las cifras del informe “Estadísticas vitales 2020”, documento que el
Ministerio de Salud publicó hace dos semanas. “La disminución del número de
hijos por mujer es un fenómeno global que se registra desde hace más de
doscientos años. Y Argentina y Uruguay lideran esta tendencia en América Latina
desde el inicio del siglo XX”, le explicó Rofman a PERFIL. “Sin embargo, si
bien siempre tendió a la baja, en algunos momentos de la historia reciente
volvió a elevarse. Por ejemplo, en la década del 70 y principios de los 80”.
En lo que va de
este siglo, hacia 2015, si bien la cantidad promedio de hijos por mujer
descendía levemente, aún se mantenía en alrededor de 2,3 hijos por mujer. “Pero
desde ese año comenzó a acelerarse mucho la baja de fecundidad, y llegamos a
2020 con un número nacional de 1,55 hijos por mujer. Esto, en términos
relativos, significa un 33% menos respecto a la fecundidad en 2014 y representa
una de las bajas más agudas registradas: solo en un lustro disminuyó un
tercio”.
Incluso, en
ciertos segmentos etarios y económicos, esa caída fue todavía mayor: “La
fecundidad adolescente (en mujeres menores de 20 años) entre 2014 y 2020 cayó
un 55%. Y en las jóvenes con bajo nivel de educación la disminución alcanzó el
66%”.
Algo similar
indicó Enrique Peláez, investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones
y Estudios sobre Cultura y Sociedad
(Ciecsa), que funciona en Córdoba. “Hace dos décadas, Brasil, Chile y
Uruguay tenían tasas de fecundidad menores a la de Argentina, que estaba en
alrededor de 2,3 hijos por mujer, lo que implicaba una leve tasa de crecimiento
poblacional –aseguró el demógrafo–, pero desde 2014 la baja se acentuó y para
2018 ya caía por debajo de la tasa de equilibrio poblacional (2 hijos por
mujer). Hoy con una cifra de 1,55, nuestro país ya tiene una fecundidad
parecida a la de España o Italia e, incluso, menor a la de Suecia o Noruega”.
Otro detalle que
aportó Peláez surge de una investigación reciente. "Analizamos como
variaba la tasa de fecundidad, desde el 2000 para acá, de acuerdo al nivel de
instrucción educativa de las madres. Y si bien comprobamos algo ya sabido -que
a mayor nivel educativo la cantidad promedio de hijos por madre disminuye- lo
llamativo es como cambió la tasa en las personas con menor instrucción".
Entre los años
2010 a 2014, en el segmento sin nivel primario completo, se bajó de 6 hijos por
mujer a 4,2. El nivel medio estuvo en 2.3 y el nivel alto en 1,8 hijos. Pero en
los siguientes años la disminución se agudizó: en 2017 en el grupo de menor
nivel educativo de 5,9 disminuyó a 3,9 hijos promedio por mamá. Mientras que en
los otros grupos esa cifra tuvo cambios menores. "En otras palabras, en
los últimos años el grupo social de menor instrucción está teniendo una
conducta reproductiva cada vez más similar a la de los niveles educativos
medios y altos".
Significados
En el corto plazo
esta tendencia no tiene mayor impacto, pero sí en el mediano y largo. Esto
ocurre porque en esta materia los movimientos tienen mucha inercia y el
fenómeno solo se hará notar de forma lenta y progresiva. “Pero en 20 o 30 años
observaremos un envejecimiento de nuestra población, que tendrá una edad media
más elevada, y se verá el predominio de las personas mayores sobre el total de
argentinos. La actual baja en la tasa de fecundidad posiblemente acelere dicho
proceso”, resaltó Rofman. Y advirtió: “Tener en cuenta este cambio en nuestra
estructura demográfica se vuelve esencial para analizar y prever algunos de los
problemas globales que deberemos enfrentar como sociedad. Por ejemplo, una
reforma en el sistema jubilatorio”.
El envejecimiento
poblacional no es necesariamente algo negativo a nivel social, sino que más
bien implica nuevos desafíos. “Como civilización, siempre quisimos vivir más y
elegir cuántos hijos tener. Son dos elementos positivos –destacó Peláez–, pero
también tenemos que comenzar a discutir cómo resolveremos los futuros
problemas: desde un sistema de pensiones sostenible hasta cómo organizar la
atención a la salud, debido a que una población envejecida nos generará una
mayor demanda de cuidados. Esto se combina con menos hijos que ayuden y también
se suma la actual migración de muchos jóvenes. De alguna manera, los cuidados
que necesitará este grupo etario tendrán que ser atendidos por alguna política
pública”.
Este tipo de
problemáticas requiere que la sociedad reflexione sobre temas que deberán
resolverse dentro de 10 o 15 años y exige políticas de Estado acordadas por
mayorías, que vayan más allá de la coyuntura. Algo especialmente dificultoso,
ya que en nuestro país la discusión sobre procesos demográficos, tendencia
de fecundidad o envejecimiento poblacional tienen enormes consecuencias en el
mediano plazo, pero hoy no parecen ser parte de un debate relevante.
Cambios culturales
y sociales, las causas
¿Qué causa esta
actual caída abrupta en el número promedio de hijos por mujer? Hay varias
hipótesis, que suman factores sociales y culturales globales con políticas
públicas locales que modifican las costumbres. Y también se suman nuevos deseos
personales de las mujeres y las familias. “En el último lustro, en Argentina se
aceleró el proceso de empoderamiento femenino y su autovaloración, sobre todo
entre las más jóvenes, con movimientos como Ni Una Menos y la discusión sobre
el aborto –sugirió Rofman–. A esto se le agrega que hubo una continuidad en las
políticas de Estado, con programas de educación sexual integral, consejerías sobre
reproducción y atención a la maternidad adolescente, y mucho trabajo de
comunicación sobre los derechos femeninos en estas temáticas”.
Por otra parte,
también acentuó esta tendencia la llegada masiva al mercado de nuevos tipos de
dispositivos anticonceptivos “prácticos” y seguros, como los implantes
subdérmicos y la facilidad de acceso a otras opciones anticonceptivas. “La
caída de la tasa global de fecundidad está modulada en simultáneo por todos
estos factores y es difícil atribuirle un porcentaje de causalidad a cada uno.
Pero todos suman”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario