a otra burda malversación de la historia
POR ARTURO
LARRABURE
La Prensa,
22.09.2022
En una
irracional apología de la sangrienta militancia del terrorismo guerrillero, y
una muy grave malversación de la historia, el concejal de la Rioja Nelson
Johannesen ha calificado a los guerrilleros de "soldados de la patria que
se la jugaron por el exterminio sistemático que recibían las fuerzas políticas
que pensaban distinto a la dictadura militar''.
Es penoso que
quien ejerce un cargo público no tenga cuanto menos la prudencia y honestidad
intelectual de leer la sentencia a los comandantes, donde la Cámara Federal
dijo:
"También está
fuera de discusión que a partir de la década de 1970 el terrorismo se agudizó
en forma gravísima, lo que se manifestó a través de los métodos empleados por
los insurgentes; por su cantidad; por su estructura militar; por su capacidad
ofensiva; por su poder de fuego; por los recursos económicos con que contaban
provenientes de la comisión de robos, secuestros extorsivos y variada gama de
delitos económicos; por su infraestructura operativa y de comunicaciones; la
organización celular que adoptaron como modo de lograr la impunidad; por el uso
de la sorpresa en los atentados irracionalmente indiscriminados; la capacidad
para interceptar medios masivos de comunicación; tomar dependencias policiales
y asaltar unidades militares.
En suma, se tiene
por acreditado que la subversión terrorista puso una condición sin la cual los
hechos que hoy son objeto de juzgamiento posiblemente no se hubieran
producido''.
AGRESION A TODOS
Además, el
Tribunal también admite que esos episodios constituyeron "una agresión
contra la sociedad argentina y el Estado, emprendida sin derecho, y que éste debía
reaccionar para evitar que su crecimiento pusiera en peligro la estabilidad de
las instituciones asentadas en una filosofía cuya síntesis, imposible de
mejorar, se halla expuesta en la Constitución Nacional''.
Es más, dejó bien
en claro que la inmensa mayoría de los actos terroristas que asolaron a
Argentina ocurrieron antes del 24 de marzo de 1976.
Así consta en el
Capítulo I (Cuestiones de hecho Nros. 1 y 2), donde se lee:
"e)...La
actividad a que se hace referencia se desarrolló con intensidad, progresiva y
alcanzó su momento culminante a mediados de la década ya que las bandas
existentes, dotadas de un número creciente de efectivos, de mejor organización
y mayores recursos financieros, multiplicaron su accionar y produjeron, en el
lapso posterior a la instauración del gobierno constitucional, la mayor parte
de los hechos delictivos registrados estadísticamente para todo el período
analizado.
Esta circunstancia
puede comprobarse cuantitativamente teniendo en cuenta que:
a) De los 138
delitos contra civiles de los que da cuenta el informe de Policía Federal (fs.
321/353 del cuaderno de prueba de Videla), 62 se cometieron durante los años
1974 y 1975.
b) De los 21.642
hechos terroristas que computa para toda la década el Estado Mayor General del
Ejército (fs. 318/323 del cuaderno de prueba de Viola), 6762 sucedieron entre
1974 y 1975.
c) Los ataques
organizados contra unidades militares de mayor envergadura, por la importancia
de los objetivos y por el despliegue logístico y de combate que supusieron,
también corresponden a esta época, que se vio conmocionada por los copamientos
del Regimiento X de Caballería blindada de la Ciudad de Azul, la Fábrica
Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, el Batallón Depósitos de
Arsenales 121 Fray Luis Beltrán de Rosario, los intentos de copamiento al
Regimiento de infantería de Monte en la Prov.de Formosa, y al Batallón Depósito
de Arsenales 601 Domingo Viejo Bueno en Monte Chingólo, y los atentados con
explosivos contra la Fragata Misilística Santísima Trinidad, ocurrido en la
Base Naval Río Santiago, y contra un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea
Argentina, ocurrido en el Aeropuerto Benjamín Matienzo de la Provincia de
Tucumán'' (según consignan los informes citados y la publicación oficial El
Terrorismo en la Argentina).
PREGUNTAS
Cabe preguntar al
concejal Johannesen cuál era la dictadura militar existente el 25 de septiembre
1973 cuando sus idolatrados montoneros asesinaron a José Ignacio Rucci, dos
días después de que Perón ganara las elecciones por el 62 % de los votos.
¿Qué dictadura
imperaba en el país el 5 de octubre de 1975 cuando Montoneros atacó el
regimiento de Formosa asesinando vilmente a los soldados?
¿Qué gobierno de
facto existía cuando en agosto de 1974 el ERP atacó la fábrica militar de Villa
María secuestrando a mi padre, para luego de 372 días de inhumano cautiverio
asesinarlo?
Basta de la teoría
de los dos demonios, dice Ud, concejal. Coincido, basta, porque ella no es
criticable por amplia, sino por exigua. El demonio de la violencia no es
solamente imputable a guerrilleros y militares. Las lógicas violentas fueron
también predicadas por políticos y educadores que de nada se han arrepentido.
La mejor muestra
es su discurso, reflejo de que nada ha aprendido después de tanto dolor.
Mi padre, el Cnel
Argentino del Valle Larrabure murió sin quebrarse, fiel a su Dios, su patria y
su ejército.
¿Qué fue del
ideal, le pregunto, de los que quisieron reemplazar la república por un régimen
marxista?
¿Han condenado
acaso los hechos de corrupción que avergüenzan a Argentina?
¿Han repatriado
los millones de dólares obtenidos mediante secuestros, destinándolos a la
construcción de hospitales o a combatir la pobreza?
En un dorado
exilio disfrutan de los beneficios de un manto de impunidad al que, confío, la
justicia ponga fin considerando sus crímenes de lesa humanidad.
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