la nueva droga que
trafica Hezbollah y su plan para introducirla en el Mundial de Qatar 2022
Ricardo Ferrer
Picado y Marcelo Rezzónico
Infobae, 20 de
Septiembre de 2022
Una nueva droga de
diseño altamente adictiva puede financiar a las operaciones de las redes de
desestabilización de Irán, dañar a una generación global de jóvenes,
aprovechando la oportunidad del Mundial de Qatar para potenciarse, expandirse
globalmente y llegar vía América Latina a Estados Unidos y todo el Hemisferio
Occidental.
Así, la alianza
chiita ha encontrado una herramienta y arma silenciosa para socavar la sociedad
joven de las ricas monarquías sunitas del Golfo con el Captagon, una droga
adictiva de moda en Medio Oriente, que ya tuvo incautaciones en Francia, Italia
y por la que han sido utilizados envíos desde Argentina para procurar su
introducción.
El Captagon es la
droga de Hezbollah producida en el Valle de Bekaa al sur del Líbano para
distribuir a milicianos que permanecen varios días en alerta en el frente de
batalla de Siria, que posteriormente se diseminó a jóvenes del mundo árabe, que
tienen difícil acceso al consumo de alcohol y otras drogas. Se trata de un
opiáceo al que se le denomina “droga del sueño”.
Es elaborada por
el grupo terrorista y es consumida por una gran cantidad de combatientes en
Siria, porque permite estar despierto por varios días y vale muy poco dinero.
Hezbollah, además la introdujo entre los jóvenes de Arabia Saudita y el Golfo,
ya que una botella de whisky -producto ilícito contrabandeado vale 800 dólares-
es demasiado cara comparada con una dosis o píldora de Captagon que oscila
entre medio dólar en Siria a 10 o 15 en el Golfo.
Brusco incremento
en el número de incautaciones
Como casos
emblemáticos, en enero de 2017, los oficiales de aduana del aeropuerto en
París, Francia, descubrieron 350.000 pastillas de Captagon, escondidos dentro
de dos moldes industriales procedentes del Líbano, conociéndose posteriormente
que ese cargamento estaba destinado a Arabia Saudita, vía Turquía. También
fueron incautadas cinco toneladas de tabletas en Grecia en abril de 2021,
siendo secuestrados sucesivamente cargamentos en Dubái, en Arabia Saudita,
Rumania, Jordania, Bahréin y Turquía.
En noviembre de 2015,
dos toneladas de Captagon fueron halladas en el equipaje de un avión privado
dentro del Aeropuerto de Beirut, propiedad del príncipe Abdul Bin Abdulaziz al
Saud, miembro de la familia real saudita. Entonces se especuló que el heredero
había caído en una trampa tendida por Hezbollah, su histórico enemigo.
En el puerto
italiano de Salerno, en julio de 2020, fueron secuestradas 84 millones de
píldoras, por un valor en la calle de alrededor de mil millones de euros,
siendo al inicio sospechado el Estado Islámico (ISIS) de ser el autor del
embarque, para dictaminar el tribunal en diciembre de ese año, que el Hezbollah
era el responsable.
El antecedente con
conexión desde Argentina, lo padeció el Grupo Kabour Internacional, uno de los
principales productores de yerba mate, que entonces emitió una declaración en
varios medios de Siria, Arabia y otros países respecto de las noticias que
circularon sobre el contrabando de materiales prohibidos dentro de los
productos sirios exportados a algunos países.
“Hicimos y hacemos
un llamado a las autoridades competentes para que revelen las redes ilícitas
involucradas, supriman este flagelo que pretende además afectar
intencionalmente la reputación del producto nacional después de que ganó una
reputación global, y goza del mayor aprecio y respeto mundial”, indicaron en un
comunicado de prensa. “Las autoridades sauditas, la Autoridad de Control de
Narcóticos, anunciaron que habían incautado más de 19 millones de píldoras de
anfetamina prohibidas en Arabia Saudita (un estimulante para el sistema
nervioso) que estaban empacadas en múltiples cajas con el ‘Kharta Khadra’ de
marca registrada con licencia en Siria, señalando que la incautación tuvo lugar
en la ciudad de King City Abdullah Al-Iqtisadiah, donde estaba a bordo de un
barco que llegó al puerto sin especificar el lugar de donde provenía el barco”.
En nuestros días,
no pasa un lapso grande, sin que se revele la incautación de miles o millones
de pastillas de Captagon en algún país, aunque todavía hoy sus exportadores principales
Siria y Hezbollah -o mejor dicho su jefe chiita encargado en el régimen
teocrático de los Ayatollas de Irán-, están focalizados en expandir su ilícito
mercado, primero entre las rivales monarquías sunitas, especialmente Arabia
Saudita -su mayor enemigo regional-.
Como consecuencia,
Riad debió crear varios centros de rehabilitación, debido al incremento de
pacientes adictos al Captagon, sustancia que produce dependencia entre la
juventud árabe sunita. “Buscan, silenciosamente, introducir el Captagon a los
jóvenes de los países del Golfo, sus enemigos” advierte un analista.
La nueva modalidad
para disimular el contenido genera coincidencias en patrones y similitud con
los carteles de la droga en América Latina, socios de Hezbollah en la
convergencia con organizaciones criminales en sociedad con regímenes políticos
dictatoriales y promotores de desestabilizaciones como el de Venezuela, Cuba,
Nicaragua, que operan con protección e impunemente como en Bolivia y Argentina.
Así crecen las
probabilidades de ocurrencia para que Hezbollah e Irán lancen el Captagon en
nuestra región con el apoyo de sus redes y aliados locales, con aprovechamiento
de su logística y rutas.
Como ejemplo de
ello, las autoridades sirias anunciaron la pasada semana, la incautación de 24
kilos de pastillas de Captagon trituradas, que fueron reconstituidas por los
contrabandistas para moldear platos similares a la cerámica que se utiliza en
los bowls, destinados a la comida típica árabe humus, sin precisar a Damasco
como destino de ese cargamento.
Sin valorar este
magro anuncio -que paradójicamente proviene del principal productor de
Captagon- se destaca que esa modalidad de convertir en polvo las pastillas de
anfetaminas, para reconvertirlas en alguna otra cosa, estaría inspirada en los
métodos utilizados por diversos carteles de la droga en América Latina. En
consecuencia, no se descarta que los narcotraficantes o sus diferentes
organizaciones estén estudiando diferentes formas de introducir el Captagon -o
fabricarlo-, primero en nuestra región y después intentar imponerlo socialmente
en los Estados Unidos, blanco selecto de los narcotraficantes de cualquier
nacionalidad, debido al elevado consumo de estupefacientes allí.
Pero también es
cuestión de tiempo que Hezbollah, Irán y Siria -y por qué no Rusia u otros
aliados- busquen impulsar el lucrativo negocio, introduciendo en otros países
no árabes, productos ansiolíticos -estimulantes como el Captagon-, siendo
ambicioso hoy popularizarlo en Qatar, como un trampolín hacia otros mercados de
consumidores.
Así, Irán por
intermedio de su proxi Hezbollah, utilizando en parte a Siria, tiene todos los
elementos para buscar introducir mayores cantidades de la droga en las ricas
monarquías del Golfo: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y ahora, en
ocasión del Mundial de Fútbol, Qatar.
Sería un “Caballo
de Troya que podría dinamitar esos Reinos sunitas”. Luego se intentaría
conquistar a los latinoamericanos en Qatar, que han sido contabilizados como
los principales adquirentes de entradas para la contienda deportiva.
La difusión del
Captagon se hará en Qatar por dealers en Arabia Saudita y en Emiratos para
“ponerlo de moda, como se hizo con el crack, fentanilo o paco en otros lados,
porque es barato y adictivo”, advierte otro analista. Entre esos otros países
podría encontrarse público de América Latina.
Estos últimos
días, salió publicado en el L´Orient del Líbano -uno de los principales
periódicos de Beirut- un nuevo secuestro de un millón de pastillas de Captagon,
que se suman a otro millón incautado en el día anterior.
Faltan menos de
dos meses para el Mundial de Qatar. Es el momento para prever y tomar medidas
que prevengan las fatalidades de la pandemia del fentanilo, con cientos de
miles y de todo el hemisferio occidental que se tornen adictos al Captagon.
Como todo tráfico
de estupefacientes, este requiere el ingenio para disimular la droga (colocarla
en naranjas de plástico, frutas vacías o aceitunas sin carozo), incluido los
procedimientos que permitan solicitar exenciones a la exposición a rayos X,
como el empleo de latas de carretes de películas (la radiación dañaría las
imágenes) o a mujeres “mulas” con certificados de embarazo que piden ser
exceptuadas de radiografías estomacales.
Hezbollah cuenta
con un departamento y unidades que permanentemente piensan, ensayan y
planifican mecanismos para superar estos “obstáculos”. América Latina es
históricamente una región de producción y circulación, además de su creciente
consumo y prevalencia entre jóvenes.
Es de público
conocimiento, las vinculaciones con los cárteles mexicanos, responsables de
producción de opioides y distribución del fentanilo que proviene de China e
ingresa a los Estados Unidos vía México, así como con organizaciones que operan
en Colombia y Venezuela -con sociedad del castrochavismo- y la convergencia con
organizaciones del crimen organizado de Brasil, Bolivia y Paraguay que operan
en la Triple Frontera y cuentan con plena impunidad en territorio argentino,
donde utilizan vías fluviales para conectar vía Atlántico Sur o los pasos
bioceánicos con las organizaciones terroristas y de falsas consignas de
reivindicación indígena en la Patagonia argentina y chilena, donde ya China,
Turquía y Rusia se proponen instalar hubs de asistencia logística a sus buques
en puertos o enclaves bajo régimen similar a una embajada y sin control
soberado de los países que lo habilitan.
Ricardo
Ferrer Picado es Investigador Centro por una Sociedad Libre y Segura; Marcelo
Rezzónico es Analista de Seguridad Estratégica.
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