DR. CÉSAR LERENA
Pasaron 40 años de
la recuperación de Malvinas y ni siquiera se animaron a recordar en 2020 que
después de 189 años, la Argentina recuperó la dignidad y, quienes vaciaron de
contenido a la gesta, le quitaron a los caídos y a los combatientes la razón de
su esfuerzo y heroico papel. Mientras los británicos festejan en el Reino Unido
y Malvinas la rendición argentina del 14 de junio, (que supone una recuperación
argentina previa), los sucesivos gobiernos desmalvinizan hasta la fecha e
incumplen con la disposición primera de la Constitución Nacional de 1994 que
reza: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía
sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios
marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional…constituyendo un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo
argentino”.
“Hay mucho por
hacer, porque no se ha hecho casi nada” (César Lerena, “Malvinas 1982-2022. Una
gesta heroica y 40 años de entrega”, 2 de abril 2022).
Los aciertos han
sido escasos y los errores (¿?) una constante de la diplomacia argentina hasta
nuestros días. En estos últimos años no se deshizo el Memorando de
Entendimiento de 1968 (la entelequia de conversar sobre soberanía, pero
teniendo en cuenta los intereses y deseos de los isleños); ponderar (entre
otros, Marcelo Kohen y Guillermo Carmona) la etapa del gobierno de facto de
Lanusse (1970/73) donde se les proveyó todo tipo de servicios y bienes a los
isleños sin nada a cambio (gas, correo, teléfonos, pista de aterrizaje,
aviones, estudios, salud, etc.); un proyecto inglés que le permitió al Reino
Unido ganar tiempo y evitar inversiones en las islas.
Es de suponer que
la Cancillería Argentina ya había tomado conocimiento del informe de la misión
de lord Shackleton (se vendía en las islas en 1976 a 8 libras el ejemplar,
cuando se cumplían 143 años de la ocupación de Malvinas); pero, no parece
haberse enterado hasta el día de hoy que se han cumplido 190 años de la
ocupación británica; porque toda sus acción-inacción, fue absolutamente
desfavorable para el interés argentino, en sintonía con este informe que no se
tomó en cuenta a la hora de firmarse leyes, acuerdos, convenios y
declaraciones. Entre otras cosas dice este documento: «Se estima que las islas
están rodeadas de un mar en el que podrían ubicarse los mayores recursos
mundiales aún inexplotados de proteínas…(Respecto) a la pesca en alta mar, el
informe sostiene que gran parte de los cotos de pesca en el Atlántico
sudoccidental se hallan dentro de un radio de 200 millas en torno a las islas…
El informe exhorta
al Gobierno británico a proponer una convención internacional para el control
de pesquerías en el Océano Austral…El petróleo, según el experto Ridchard
Johnson y su equipo supuso la existencia de oro negro en el mar. Para llevarse
un programa importante de desarrollo de la economía de las islas, especialmente
en lo relacionado con los recursos marinos, debería buscarse la cooperación e
incluso la participación argentina…Resulta evidente para cualquiera que visite
el archipiélago que la población es británica y, mantiene firme su deseo de
seguir siendo británica. El tema de la soberanía es condicionante del informe,
y en cierto modo carece de realismo examinar posibilidades económicas
divorciadas en gran medida de las consideraciones políticas. Debido a ello y al
elevado costo de producción, de no lograrse la cooperación argentina existe
escasa probabilidad de una respuesta comercial a la emisión unilateral de
licencias por parte del Gobierno británico. Añade el documento que una nueva
ordenanza minera debería transferir todos los derechos mineros a la Corona
británica. La legislación debería ser elaborada con pleno conocimiento de la
política argentina de explotación petrolera.
El informe aborda
cuestiones no menos importantes como el transporte, aconseja los vuelos
directos a las islas Malvinas y una estrecha cooperación con la Argentina…Las
conclusiones del informe se anudan de esta manera a la opción única mantenida
hasta la fecha por Inglaterra: discusión respecto a las posibilidades de
cooperación y mantenimiento sin concesiones del compromiso británico con los
isleños de que no habrá transferencia de soberanía contra sus deseos» (José E.
Greño Velazco). Nada más parecido a la cooperación unilateral propiciada por
todos los gobiernos argentinos, a sabiendas que el Reino Unido no llevará
adelante ninguna discusión sobre soberanía que vaya contra los deseos de los
isleños, aunque sepamos que sea una excusa imperfecta del Foreign Office, para
seguir en el Atlántico Sur.
El gobierno de
facto en 1982, en lugar de recibir con honores a quienes pelearon por defender
el territorio nacional y, homenajear con gloria a nuestros muertos y heridos,
los escondió; mientras, muchos argentinos, no supieron distinguir entre una
decisión de los altos mandos militares y, el más noble cumplimiento del deber
en procura de defender la soberanía, según lo prescribe el art. 21º de la
Constitución Nacional. Comienza la desmalvinización y, con ella, la entrega
sostenida y creciente del territorio marino nacional, sus recursos naturales y,
la consolidación del cometido británico y el fortalecimiento económico y
territorial de los invasores.
Desde este año y,
en especial desde la firma de los Acuerdos de Madrid en 1989, se profundiza la
presencia de buques extranjeros iniciada por el gobierno ilegal de Malvinas y
se acrecienta la internacionalización del mar argentino con la presencia de
buques pesqueros españoles, chinos, taiwaneses, coreanos, etc. En 1983 se
instala un proceso de desculturalización y desinformación que presenta la
guerra de Malvinas como vergonzante, enajenando a los argentinos el sentido de
pertenencia del Archipiélago e ignorando el rol cumplido por los combatientes
en la guerra contra el Reino Unido en el Atlántico Sur y, facilitando el inicio
de una serie de procesos ruinosos.
En 1984 se firma
el Tratado con Chile, donde Argentina cede territorio insular y marítimo en el
Atlántico Sur. Este Tratado beneficia a los intereses chilenos y un control
estos del acceso al canal de Beagle. Un año después, el R. Unido inaugura un
Aeropuerto en Malvinas que facilitará las operaciones militares desde las
Islas.
En 1986, con el
pretexto de los Acuerdos pesqueros firmados por el Canciller Caputo con la
URSS, el Gobernador ilegal en Malvinas crea la «Zona Provisional de
Conservación y Administración de Pesquerías» (FICZ) de 150 millas, en la cual
se prohíbe el ingreso de buques argentinos. Se crea este mismo año la «Zona de
Paz y Cooperación del Atlántico Sur» (ZPCAS) a iniciativa de Brasil, aprobada
por la Res. de la ONU 41/11 del 27/10/1986; sin que los gobiernos argentinos le
presten atención a esta importante herramienta destinada a evitar la
intromisión en el Atlántico Sur de países extraños (el Reino Unido) y limitar
el armamento en el área.
En 1987 en la ONU
se reúnen el canciller Caputo y el Subsecretario Robert Gelbard de Estados
Unidos. El Canciller propicia “la fórmula del paraguas de soberanía”, que no
era otra cosa, que aceptar la formula inglesa que ya Argentina había rechazado
en 1981: congelar las cuestiones de soberanía y cooperar en forma conjunta en
el desarrollo de Malvinas (Ver informe lord Shackleton de 1976). El R. Unido
avanzó de los 11.410 km2 (Malvinas) que ocupaba en 1982 a los 1.639.900 de km2
del territorio marino e insular que ocupa hoy.
En 1988 En
Ginebra, el embajador Lucio García del Solar acuerda con el Embajador inglés en
la ONU Crispín Tickell, omitir toda referencia a los temas de pesca. Este tema
le pareció al gobierno argentino y, a los siguientes, una cuestión menor (lo
mismo que hoy); pero, como ya lo manifestamos (César Lerena “Malvinas.
Biografía de la Entrega, 2009) fue, y es un tema central. Ello lo ratificaría
el director ilegal de Pesca de Malvinas, John Barton en 2012: «sin la Pesca los
Malvinenses no podrían haber subsistido» (sic).
En 1989/90, en
Madrid, se efectúan las Declaraciones Conjuntas (Acuerdos de Madrid)
confirmando la «fórmula del paraguas»; la entrega de la pesca al Reino Unido y
las restricciones militares británicas que consolidan su ocupación y economía
en el Atlántico Sur. El R. Unido modifica el statu quo de 1982, pese a la Res.
31/49 de la ONU. Acuerdos que, pese a los distintos signos políticos de los
gobiernos, sigue vigente hasta hoy.
En 1991 el
Canciller Cavallo con la intervención de Susana Ruiz Cerutti (hoy miembro del
Consejo de Malvinas) promueve la sanción de la Ley 23.968 «de líneas de base» y
deroga de hecho la ley 17.094, reduciendo nuestro mar territorial, aunque no
hubiésemos ratificado a esa fecha la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Mar. El Acuerdo de Madrid se consolida con esta Ley, debilitando los derechos
de las provincias patagónicas, en el especial de T. Fuego, cuyas islas, serán
insustentables al reducir a 12, las millas el mar territorial.
En 1992 se aprueba
el Convenio con el Reino Unido, para la Promoción y la Protección de sus
Inversiones y, por la Ley 24.184 se estableció la cláusula más favorable con
relación a terceros Estados. Un año después el Reino Unido amplía su ocupación
hasta 200 millas alrededor de las Georgias y Sándwich del Sur, implicando mayor
ocupación marina, control meridional del Atlántico y la relación con la
Antártida. Parece joda.
En 1994 el
gobierno argentino establece el charteo y veda del calamar que les garantiza a
los isleños la llegada a Malvinas de este vital recurso. Por su parte, el Reino
Unido establece un área “GAP” al noroeste de las Islas y dentro de la ZEE
Continental de unos 1.400 Km2 para proteger sus capturas de calamar, sin que se
produzca ninguna reacción argentina. El mismo año la Argentina firma un Acuerdo
Pesquero con la Unión Europea y poco después el R. Unido establece una ZEE de
200 millas alrededor de Malvinas, que ratifica la prohibición de pescar a los
buques nacionales en esa área y, facilita la concesión de licencias a los
ingleses. El Acuerdo con Europa nunca alcanzó el área de Malvinas e, inclusive,
en el caso del Calamar, se le asignó para no molestar a los británicos, la
captura de una subpoblación de esta especie que no migra al Archipiélago.
También en este año se aprueba la nueva Constitución de la Nación Argentina,
que en su Disposición Transitoria Primera establece que: «La Nación Argentina
ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas y los espacios
marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la
soberanía, constituyendo un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo
argentino», lo que demuestra la vocación de todos los sectores políticos de
persistir en la recuperación de este territorio nacional; pero que, en los hechos,
no se llevan adelante políticas en sintonía con este mandato popular.
En 1995 Argentina
y el R. Unido acuerdan la investigación conjunta de los recursos pesqueros y
los ingleses se hacen de una información vital para otorgar licencias ilegales
a buques. Este mismo año por Ley 24.543 Argentina ratifica la CONVEMAR que
entre otros efectos adversos a los Estados ribereños no legisla sobre la
captura en alta mar de los recursos migratorios originarios de la ZEE. Un año
después, en Londres, el secretario de Relaciones Exteriores Andrés Cisneros
firma el Acuerdo que además de normalizar las relaciones con Inglaterra, no
refiere a la soberanía de las islas, la ocupación territorial o la explotación
de nuestros recursos.
En 1998 se firma
el “Convenio de Cooperación Militar” con el R. Unido, que lejos de reducir la
presencia militar británica en el mar argentino, estos trasladan a Malvinas el
Comando Sur de la Isla Ascensión, instalando la mayor base de la OTAN en el
Atlántico Sur. Este mismo año se sanciona la Ley de pesca 24.922 que, pese a
transcurrir 25 años de su dictado nunca sancionó a los buques que realizan
pesca ilegal en Malvinas.
En 1999, en
Madrid, el secretario Cisneros acuerda con el R. Unido combatir a los “buques
sin licencias británicas” en una cooperación inadmisible en favor de la
economía de los isleños en Malvinas y, un año después, el Congreso dicta la Ley
25.290 que aprueba el llamado Acuerdo de Nueva York que pone en manos de los
Estados de Bandera con mayoría en las Organizaciones Regionales de Ordenación
Pesquera (OROP) el control de las especies migratorias, apropiándole a los
Estados ribereños (Argentina) a través de la pesca ilegal de más 11.000
millones de dólares anuales y abriéndole las puertas al Reino Unido para
intervenir en el Atlántico Sur. De no ser por un puñado de opositores en el
Congreso esta lamentable ley se hubiese ratificado.
En 2005 se aprueba
el Tratado de Lisboa con el voto de los ciudadanos de España e Italia (¿y el
voto de los argentinos de doble nacionalidad?) que incluyó como Territorios
británicos a Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y la Antártida. Se suspenden
este año las investigaciones pesqueras conjuntas.
En 2007 el
gobierno otorgó la explotación petrolera hasta el año 2043 del yacimiento
“Cerro Dragón” a Pan American Energy, en gran parte de British Petroleum. Se
ignoran también hasta la fecha los vínculos empresarios e intereses de
corporaciones mineras, petroleras y financieras con las empresas que explotan
el petróleo en Malvinas, entre otras: la Barrick Gold, Minera Bajo La Alumbrera
y Cerro Vanguardia, copropietarios de las petroleras Desire Petroleum,
Rockhopper Exploration, FOGL y Southern & Borders Petroleum en abierta
violación a la ley 26.659 (Ley Solanas). A ellas se suman capitales
especulativos como la banca Barclays, accionista de estas petroleras y
contratada por el Gobierno para negociar el canje de deuda.
En 2008 se dicta
la Ley 26.386 por la que se impide a las empresas pesqueras que operan en Malvinas
obtener o mantener habilitaciones para pescar en el Atlántico Sur. Ello no
impidió a algunas empresas violar esta ley sin ser sancionas y todo parece
indicar que, si la empresa española de capitales americanos IBERCONSA se
quedase con el control de NUEVA PESCANOVA operaria en aguas continentales
argentinas y en Malvinas, hecho que violaría la citada ley. En el mismo año se
inicia la “localización” de los argentinos caídos en Malvinas en el Cementerio
de Darwin en violación a la Convención de Ginebra (Guillermo Rossi, Mar del
Plata, 20/3/2023) y, en 2013 la Argentina y el Comité Internacional de la Cruz
Roja suscriben un acuerdo al respecto.
En 2010 se inician
las exploraciones petroleras británicas en Malvinas y en 2015 se anuncia el
hallazgo de petróleo en el pozo Isobel Deep en la Cuenca Norte a unos 200 km
del archipiélago. Por Decreto Nº256/2010 se obliga a los buques que van a
Malvinas a solicitar permiso; medida que apoyan los países de Suramérica
(Declaración de CELAC); pese a lo cual, se verifican más de 700 buques
extranjeros que pescan ilegalmente en Malvinas y/o alta mar que se reparan,
arman y transbordan en Puertos Uruguayos.
En 2011 el
gobierno británico crea -sin consulta a Argentina- un “Santuario ecológico” de
1,07 millón de km2 que incluye Georgias y Sándwich del Sur. Los ambientalistas
parecen ignorar que este territorio es argentino y siguen reclamándole a la
Argentina el aumento de Áreas Marítimas Protegidas en sus aguas. Un año después
se conforma una Comisión para conocimiento público (Informe Rattenbach)
relativo al desempeño de las Fuerzas Armadas durante la Guerra de Malvinas.
En 2013 se realiza
en las Islas un Referéndum ilegal sobre “si los británicos que viven en
Malvinas desean conservar su estatus político” cuyo resultado fue positivo en
un 99,83%, ratificando de esta forma que los habitantes no son autónomos ni
buscan la Independencia, sino seguir considerándose británicos. En 2018, el
residente suizo Marcelo Kohen que luego integra el Consejo de Malvinas
coordinado por Guillermo Carmona, les propone a los isleños continuar con el
régimen vigente de inmigración y un referéndum para que elijan si desean
acompañar su plan o seguir siendo británicos que, de haber ocurrido
-seguramente- repetiría lo sucedido en 2013.
En 2016 la Comisión
de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) aprueba el informe argentino
iniciado en 1997 con la creación de la COPLA (Ley 24.815) que en 2016/17
recomienda la aprobación de 351.633 km2 de plataforma extendida sobre el total
reivindicado de 1.782.000 km2, por entender que 1.430.367 km2 se encuentran en
disputa con el Reino Unido, contrario a lo que indicaba la Res. 31/49 de las
Naciones Unidas.
Este mismo año, la
Canciller Susana Malcorra acuerda el llamado Pacto de Foradori-Duncan,
ratificatorio de los Acuerdos de Madrid, donde se declara: «adoptar las medidas
apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento
económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas» manteniendo viva
la “fórmula del paraguas”. Un ruinoso acuerdo para la Argentina que en 2023 el
Canciller Cafiero cancela sin derogar los Acuerdos de Madrid, dejando activos
-a nuestro entender- sus efectos, por cuanto, le propone con varios puntos al
Reino Unido reiniciar negociaciones por la soberanía de Malvinas, manifestando
que «nuestro país ha buscado colaborar en asuntos concretos como vuelos,
actividad científica en la Antártida o conservación y preservación de recursos
pesqueros», es decir, la cooperación unilateral que nos hemos referido; se
«aborden los temas de interés mutuo, que contengan como mínimo..» trabajar en
conjunto para identificar áreas nuevas de colaboración:
1) «Reanudar las
negociaciones sobre la soberanía». En este estado un hecho improbable, que
debería empezar por desechar los Acuerdos de Madrid, en especial la cláusula 2
del Acuerdo del 19/10/89.
2) «La
conectividad aérea y marítima de las Islas Malvinas…y los espacios marítimos
circundantes con el territorio continental». Cuestión que continua vigente, ya
que no se exige que los vuelos deberían hacerse con Aerolíneas Argentinas y al
continente; resultando intolerable y una cesión de soberanía los vuelos a otros
países.
3) «Garantizar los
intereses y el modo de vida de los habitantes de las Islas de forma tal que
favorezcan el desarrollo de vínculos culturales, económicos, sanitarios,
educativos y otros entre las Islas Malvinas y el territorio continental
argentino». Se tratan -todas- de cuestiones incluidas en el informe Shackleton;
en las políticas seguidas por Lanusse y en el “caído” Pacto; y la nota
argentina, tampoco indica al cambio del sistema de inmigración; la radicación;
inversión, etc. de los argentinos en las Malvinas.
4) «Medidas que
permitan ajustar el aprovechamiento, la conservación y preservación de los
recursos naturales en el área bajo disputa de soberanía». Este punto conserva
todo lo previsto en el Pacto sobre pesca, resultando inadmisible que la
Cancillería refiera al “aprovechamiento, la conservación y preservación de los
recursos naturales” argentinos que, coincidiendo con los Acuerdos de Madrid y
según las estadísticas británicas los buques extranjeros pescan en Malvinas
unas 250 mil toneladas anuales, sin que los sucesivos gobiernos argentinos a la
fecha hayan sancionado a un solo buque, pese a la vigencia de las leyes 24.922,
26.386 y 27.564.
5) «La
desmilitarización de las áreas bajo disputa de soberanía», omite la exigencia
del retiro de la ocupación y explotación de los 1.639.900 Km2 que ocupa en
forma prepotente el Reino Unido.
Y destaca la Nota
del Canciller Cafiero, suponemos elaborada por su Secretario de Malvinas: «la voluntad de dar continuidad a la relación
bilateral en todas las áreas en las que se han registrado avances y en las que
se hayan planteado cursos de acción en los que no hayan surgido divergencias»,
es decir, dejando de lado, las principales cuestiones de ocupación territorial
y explotación de los recursos pesqueros e hidrocarburíferos por parte del Reino
Unido en el Atlántico Sur, entre otras, donde hay divergencias, vaciando de
contenido la “cancelación” del Pacto. Y en este sentido, la denostada ex
Presidente Isabel Perón, tuvo más coraje que todos los presidentes de la
democracia: Ante la decisión del R. Unido de suspender las negociaciones y
enviar la misión Shacketon el 13/1/1976 solicitó el retiro del embajador
británico en Buenos Aires y ordenó el cañoneo de la nave que navegaba sin
autorización por el mar territorial argentino, entre otras acciones contra el
usurpador. Hoy sería llevar adelante políticas activas que están ausentes.
En 2016 por
aplicación de la Ley 26.386 y luego de ocho años, el gobierno argentino multa
con 10 millones de pesos a la empresa EMDEPES de Chile subsidiaria de la
japonesa Nippon Suisan Kaisha (Nissui) con licencia ilegal del R. Unido en
Malvinas, por la denuncia del director de PESANTAR Juan Benegas. Sin embargo, a
la fecha, el gobierno ignora las leyes vigentes y no aplica sanciones a los
buques que pescan en Malvinas. Este mismo año, la Canciller Malcorra,
manifiesta que “las Islas Malvinas no son más el tema principal en la relación
entre Buenos Aires y Londres”, dejando de lado, de hecho, lo prescripto en la
Constitución nacional.
En 2018 se firman
Acuerdos pesqueros con China y Rusia durante la Cumbre del G20; países que
pescan ilegalmente a distancia. Un año después se aprueba a LATAM para hacer
vuelos semanales a San Pablo y una vez por mes a Córdoba, lo que implica,
facilitar a los isleños el comercio con Brasil y el mundo, a través de San
Pablo, a la par de contribuir con la logística y el transporte de personas y
bienes. El mismo año se licita a favor de empresas británicas 18 áreas offshore
de explotación petrolera a las empresas Shell, BP Exploration Operating Company
Limited, Tullow Oil, Equinor y otras, sin tener en cuenta las prohibiciones de
la Ley 26.659. También este año, mediante el DNU 145 se faculta «al propietario
o armador de un buque con permiso de pesca a constituir un derecho real de
garantía respecto de sus obligaciones de dar sumas de dinero, sobre el permiso
de pesca del cual sea titular, y/o la autorización y/o la cuota individual de
captura, que dicho permiso detente», por lo cual los empresarios pesqueros
podrían utilizar como garantía, los permisos y cuotas de pesca, pese a que lo
recursos pesqueros, habilitados son de propiedad exclusiva del Estado y, el
empresario, es un mero concesionario.
En 2019 se
adquieren 4 patrulleros oceánicos multipropósitos (OPV) a Francia entregados
entre 2020 a 2022. Hay posiciones controvertidas por estas compras ya que, por
un lado, hay opiniones autorizadas que entienden que podrían haberse construido
en la Argentina a similar valor, generando empleo argentino, reactivando la
industria naval nacional y evitando la salida de divisas del país y, por el
otro, hay quienes opinan que no son los buques adecuados por sus capacidades
técnicas, su escasa velocidad y armamento disponible.
En 2020 se crea la
Secretaría de Malvinas y el Consejo Nacional de Malvinas (Ley 27.558), éste
último, insólitamente, sin la integración del Ministerio de Defensa y compuesto
por varios miembros que fueron autores intelectuales de la firma de acuerdos
que congelaron la soberanía nacional; seguramente el motivo, que no se haya
llevado adelante ninguna acción trascendente destinada a dar cumplimiento a lo
previsto en la Constitución Nacional. No hay políticas activas “no lineales
diría el Gral. Paleo” y, las acciones se limitan a las conocidas actuaciones
diplomáticas argentinas desde 1965 a la fecha, de intentar inconducentemente el
diálogo con Londres; cooperar unilateralmente y buscar apoyos retóricos que,
como hemos visto, han resultado absolutamente inocuos para los británicos.
El Último ejemplo,
es el reciente comunicado de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de los jefes de
Estado y de Gobierno que no se corresponde con el apoyo logístico que Brasil,
Chile y Uruguay le dan a Malvinas. Ese mismo año el Canciller Solá suspende las
Investigaciones Pesqueras conjuntas con el Reino Unido en el Atlántico Sur. La
Ley 27.564 sancionada este año, aumenta las sanciones a la pesca ilegal; pero,
no se aplicó nunca a los buques que pescan en Malvinas. Se concreta la salida
del Brexit por parte del Reino Unido, pero, los españoles obtienen una prórroga
para la captura de calamar, el que seguirá ingresando desde Malvinas a la Unión
Europea sin aranceles, en tanto se procese en Europa, frente a la ineficacia de
la cancillería argentina.
En 2021 se
anuncian sanciones a las petroleras Chrysaor Holdings Ld y Harbour Energy Plc
con sede en Londres, y Navitas Petroleum LP con sede en Israel, asociadas a
compañías que operan en Malvinas sin contar la autorización de Argentina. No
parece que puedan tener resultados positivos a juzgar por las acciones de 2015.
El gobierno, habilita a Equinor a operar frente a Mar del Plata, rebajándole a
la mitad las regalías para la explotación por el término de 20 años. Todo ello
en violación a la Ley Solanas (26.659). En el marco de la cooperación
unilateral el secretario Carmona, ofrece al Reino Unido “vuelos humanitarios” que
los isleños rechazan.
Las únicas
acciones importantes son los anuncios del Ministerio de Defensa, tales como la
construcción de un buque polar para la Armada en el Astillero TANDANOR; la
construcción del helidrón naval en el INVAP para control del Atlántico Sur; el
fortalecimiento del Comando Conjunto Marítimo para control de espacios
marítimos y fluviales; la construcción del Polo Logístico Militar Antártico
Argentino en la actual Base Naval de Ushuaia que incluye el relanzamiento de la
Base Petrel, como puerta de entrada a la Antártida para competir con las bases
británicas en Malvinas y de Punta Arenas en Chile. Ya en 2023 este Ministerio
afectaría tres aviones de fabricación nacional al control del área austral.
En 2022 queda de
manifiesto la extranjerización del Atlántico Sur y la apropiación de los
recursos migratorios originarios de la ZEE y, la extranjerización de la
industria radicada en el continente argentino que «del total de dólares de las
exportaciones pesqueras declaradas en 2022 (uno de los valores más bajos del
quinquenio, fueron 434.00 toneladas por valor de 1.800 millones de U$S)
procedentes de la captura en su ZEE, un 70% está en manos de 20 grupos
empresarios y un 30% de las 174 empresas exportadoras restantes. De esos 20
grupos el 70% son sociedades de capitales extranjeros y un 30% de empresas
nacionales y, de esas empresas extranjeras el 70% son empresas de capitales
chinos y españoles» (César Lerena “Los estados chino, español y británico se
hacen de la pesca argentina”, 20/3/2023). No hay políticas en la Secretaría de
Agricultura, Ganadería y Pesca; la Secretaría de Malvinas o del Consejo
Nacional de Malvinas para administrar el Atlántico Suroccidental y recuperar
pacíficamente Malvinas.
En este mismo año
el gobierno argentino postula fallidamente al abogado Marcelo Kohen, un
residente en suiza y docente de un ignoto Instituto de Ginebra (posicionado
1.913 entre los Institutos del mundo) y que, como indicamos, presentó en 2018
en las Islas y el CARI un proyecto que daba a los isleños un referéndum en
Malvinas. En este escenario de invasión sostenida y creciente el embajador
argentino en Londres Javier Figueroa manifiesta a los ingleses que “el Reino
Unido y Argentina han disfrutado de una relación diplomática desde 1823” y
trata de “muchachos” a los héroes de Malvinas, olvidando: la invasión de 1833;
la guerra de 1982; la apropiación de territorios insulares y marinos y la
explotación de recursos pesqueros e hidrocarburíferos, preanunciando una
política de seducción que -con honrosas excepciones- la Cancillería Argentina
lleva hasta nuestros días. En contraste con ello el Reino Unido instala un
sistema antimisilístico en Malvinas modernizando el sistema militar la defensa
terrestre.
El 2023 la
Secretaría de Malvinas y el Consejo Nacional de Malvinas se limita a realizar
viajes, actos protocolares, charlas y homenajes a los caídos y Veteranos de
Guerra.
Alfonso
Hernández-Catá nos decía: «La guerra no empieza nunca en la primera batalla ni
acaba con la última» y, yo modestamente reitero que “a Cancha Rayada le llegó
su Maipú” como también le llegará a Malvinas, si nuestra política deja de ser:
declamar, reclamar y cooperar unilateralmente y, los funcionarios en lugar de
temblar y asegurarse el salario, caminan con coraje e inteligencia hacia la
soberanía plena de nuestro territorio continental, insular y marítimo.