Mundo de armas,
asesinatos, menores y paco
POR JUAN ALBERTO
YARÍA
La Prensa,
13.12.2020
“…el gran mal de hoy es el desamor “
Prof. Milmaniene Supervisión en Gradiva.
Son tiempos de
química y también de armas y al mismo tiempo de “reducidores”. Todo se
soluciona con la química que como un balsámico que calma culpas y
remordimientos y “alimenta” venganzas que vienen de tiempos inmemoriales en
donde el niño no tuvo sustento y fue lanzado a la calle en manos de perversos.
La palabra, el dialogo, llorar sufrimientos para “digerirlos” humanamente no
está de moda. Además, en muchos no hay con quien hacerlo.
La nuestra es una
sociedad empobrecida en lo económico, pero también en los vínculos afectivos
(la des-familiarizaciòn es clave en este momento y también la desescolarización
que son los ejes de la cultura y de los fundamentos de lo humano).
De acuerdo a los
registros policiales, el asesinato del extranjero no fue su primer episodio
violento. El raid delictivo de este joven se había iniciado este 2020 el 20 de
marzo. A partir de ahí fue demorado y puesto a disposición de la justicia de
menores también los días 11 de septiembre, 18 de septiembre y el 8 de
noviembre, en hechos por delitos contra la propiedad, detalló Télam.
El menor que asesino
al ciclista lo hizo en “manada” (como se hacen hoy los delitos) y los
recicladores de bicicletas se frotan las manos al recibir móviles bien
equipados que valen como mínimo 60.000 pesos o más. Lo mismo con marroquinería
fina de carteras de colección. Nuevas vías de intercambio con “soldaditos” que
funcionan a la perfección, aunque se les vaya la vida.
Los “reducidores”
agregan a su negocio nuevos bienes a los ya conocidos como los valiosos
celulares. Las vías de venta se han multiplicado y ya muchos vendedores
ambulantes desde medias a “curitas” también, algunos de ellos, venden droga. La
pandemia aumento las bocas de oferta. Datos que la clínica nos muestra.
Resulta a su vez
pasmosa, por la naturalidad del tono con que se comenta, la inconcebible, pero
real, existencia de un “mercado de objetos robados” en los que el precio de los
mismos, se cotizan, ya sea en voz alta, ya sea en voz baja.
Los celulares
rapiñados están casi en vías de extinción, mientras, en cambio, la demanda se
mantiene estable en materia de bolsos, carteras y relojes de gran valor y
registra un alza pronunciada en la cotización de las bicicletas, sobre todo las
de procedencia extranjera, dado su mayor valor de “reventa” por parte de los
“reducidores”.
Aunque no pueda
dejarse de advertir, de mirarse las cosas desde la debida perspectiva, lo
escandaloso que es esa situación, que a la vez explica el crecimiento de los
robos sino en “manada”, al menos con tres o cuatro actores principales en el
papel de delincuentes, y el creciente número de lo que, en ese leguaje mafioso
que cada vez está más difundido y entendido en forma generalizada, se conoce
como “entraderas” y “salideras”.
EL PACO Y LOS
MENORES
El “paco” reina y
aumentan los “descerebrados” en masa. La sinapsis (unión entre neuronas con
transmisión química y eléctrica) cerebral es social; se la llama sinaptogénesis
social. Somos cultura con neuronas que se alimentan de palabras. Amores,
presencias, figuras significativas, escuela, normas, limites, valores firmes o
no de estructuras simbólicas de palabras y afectos.; y en ese momento mágico
químico y eléctrico se da sobre una base firme o inexistente cultural. Asi
crecemos. Esto parece faltar en muchos.
En la sociedad del
espectáculo, la imagen y la tecnología, lamentablemente empobrecida, la química
parece mandar. Reina el desamor. La palabra está devaluada. Además, a quien
contarle algo. No parece haber nadie. Somos “nadies” entre “nadies” y en la
“nada”, precisamente, nada puede germinar.
La caída de la vida
familiar y de la educación son reaseguros para este nuevo control social, así
como el debilitamiento de las sociabilidades organizadas alrededor del trabajo
y las instituciones.
A medida que se
agravan los factores de disociación social se enquistan en los territorios con
“mano de obra” para tareas de control de territorios. Son los “soldaditos” que
asesinaron al médico armenio tratando sacarle una bicicleta; muchos de ellos
adictos a las “barras bravas” como nuevas formaciones sociales con poder sobre los
territorios para un “multiuso” en distintas actividades ilegales o de
movimientos de masa.
Pero hay Patrones
de la química; son los que mandan y generan renta con los vaciados por el
desamor y la falta de palabras.
Los trastornos
mentales y adictivos crecen en una época. Pueden ser incluso la “caricatura” de
este tiempo que nos toca vivir. Hoy las drogas ocupan un lugar central en lo
sanitario y además son una fuente de plusvalía muy importante tanto para
sectores delictivos como para sectores políticos y de la economía formal.
La máxima de Pablo
Escobar (“Capo” de los 70’80 y parte del 90) “plata o plomo” varió hacia”
plata…más plata…más plata” que junto con poder político y un marketing basado
en el respeto a los derechos a consumir logran objetivos impensados.
Dinero, dinero y
más dinero asegurando el control político son formas de imposición coactiva
junto con estrategias de marketing y con esto parece bastar; mientras tanto las
propias carencias sociales y familiares de nuestra postmodernidad ayudan a
conseguir estos objetivos.
LA CONTINENCIA
CULTURAL PERDIDA
Todos necesitamos
encontrar la senda perdida de la palabra que es el límite al exceso restaurando
un continente normativo perdido y un afecto para culminar en los síntomas
autodestructivos. La función, hoy, desde mi punto de vista de los terapeutas es
altamente ética ya que apunta a rescatar los valores de la vida y de la ternura
ante los imperativos de la violencia.
Desde que nacemos,
a diferencia de los animales, somos incompletos. Necesitamos de los afectos, el
amor, las normas, los límites y la tutela de otros que nos ayuden a ser. Los
animales no acariciados en los primeros momentos de la vida tienen menor
resistencia a los virus y bacterias y aparecen enfermedades del sistema
defensivo inmunológico. Nosotros desarrollamos también crisis y llamados al
Otro y a los otros por la ausencia de ternura aún desde los desafíos más
omnipotentes y violentos. La barbarie ha llegado a las relaciones humanas; es
la barbarie de la “errancia” de los amores, la fragilidad de los vínculos, el
abandono de niños y viejos. Dominamos el átomo, el misil, los espacios, los
genes. Somos, casi, dioses. Pero funcionamos, algunos, como primates capaces de
lo peor. El suicidio, una sobredosis, una enfermedad de transmisión sexual son,
quizás, formas de hablar para que alguien intervenga. Todo síntoma es un
mensaje.
Pero vemos que en
muchos casos nos quedamos sin interlocutores. Familias en muchos casos
dislocadas hacen que alguien no tenga con quien hablar. La caída del lenguaje,
de la interlocución, del reconocimiento que se logra cuando alguien nos escucha
está hoy muy vigente.
La caída del Otro
y de los otros significativos en la vida de los sufrientes es el peor de los
“testigos mudos” de la Post-Modernidad actual. Sin “testigos nos evaporamos
“decía magistralmente Sartre. En esta sociedad parecería que solo se consiguen
“cómplices” pero no testigos. El cómplice solo está para” la trampa”. El
testigo nos “banca “en el sufrimiento y al sostenernos en la escucha nos brinda
con-suelo (esto nos da suelo o sea nos contiene) pero al mismo tiempo permite
que nos repongamos haciendo que surja lo mejor de nuestros recursos y venzamos
la desesperanza fruto, en última instancia, de la desesperación y la soledad. Solo
la esperanza aparece cuando tenemos interlocutores significativos. Pero la
química es lo que parece imponerse con su Poder económico.
¿Y AHORA QUE?
Cuando pasan estos
hechos desgraciados; mientras la noticia se mantiene aparecen las dos típicas
respuestas; una que se puede describir como la política de la “mano dura “y la
otra, la que culpa a la sociedad de que un joven de esas características se
convierta en delincuente, y considere que se debe proceder en consecuencia.
En épocas de los
80 y 90 el Estado tenía el llamado Ministerio de Desarrollo Humano y Familia
con distinguidos profesionales a cargo como el Dr. De Vedia y el gran Juez de
Menores Dr. Atilio Álvarez. Aparecía la palabra Familia (hoy -parece -olvidada)
porque todavía se creía que la familia es el sustento de la vida social y de
ahí salían familias adoptantes, institutos de reinserción, profesionales
especializados. Hoy quizás se piensa a la familia como el último residuo
burgués -clerical.
Desde hace varios
años se desestimula legalmente la apertura de comunidades terapéuticos tan
necesarias para la educación y la cura de estos muchachos tan necesarias para
la superación de los “agujeros” y vacíos infantiles de muchos de ellos.
Juan Alberto Yaría
* Director general
de Gradiva - Rehabilitación en adicciones
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