del Consejo
Nacional de Malvinas
Dr. César Augusto
Lerena*
Informador Público, 9-2-21
Del pensamiento de
sus integrantes podemos imaginarnos el futuro de Malvinas
Para que podamos
imaginarnos qué política puede diseñar el Consejo Nacional de Malvinas (el día
que se ponga en funciones), trataré de analizar el perfil de sus integrantes.
Iniciaré la saga con el experto en derecho internacional público Dr. Marcelo
Kohen, y tendré en cuenta para ello, sus declaraciones a Infobae, del 22/3/2018,
que adquieren hoy especial significación como miembro del Consejo Nacional de
Malvinas.
Coincido con Kohen
que es necesario tener un plan a la hora de llevar adelante un hipotético
encuentro para negociar, no ya sobre la soberanía, que es innegociable por lo
prescripto en la Constitución Nacional, sino, sobre la forma que el Reino Unido
cesaría su ocupación en Malvinas; aunque, no deja de llamarme la atención la
ventilación que hace de los pormenores. La pregunta que uno debería hacerle -al
ahora miembro del Consejo Nacional- es, si esta propuesta -que incluso
explicitó ante los isleños- sigue estando vigente, porque en toda negociación,
como en el juego de truco, uno no debe mostrar todas sus cartas y, él, ya ha
dicho a los cuatro vientos, cuánto estaría dispuesto a ceder y, por cierto, en
varias de sus concesiones estoy en total desacuerdo.
Por cierto, que
una cosa es ser un libre pensador frente a una cátedra (como Kohen) y otra un
negociador del gobierno. Los especialistas o expertos no necesariamente deben
ser los que fijan las políticas, sino que son aquellos que dan sustento técnico
a aquellas tácticas destinadas a cumplir con la estrategia ya explicitada en la
Constitución. Vemos entonces que, contrariamente a lo que manifiesta Kohen, en
la Argentina sí hay una “Política de Estado” y es la que se indica en la
Disposición Transitoria Primera de nuestra Carta Magna: «La Nación Argentina
ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares
correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La
recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía,
respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del
Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del
pueblo argentino». El problema, en todo caso, es que en varios de los gobiernos
desde 1994 a la fecha, se han apartado de este objetivo.
A esta altura, la
pregunta que se hace Kohen de ¿qué pasaría si mañana el Reino Unido accediera
al pedido argentino de "negociar" que se repite desde hace 36 años?
parece extemporánea, ya que, para formulársela, el gobierno argentino debiera
transitar previamente varias cuestiones, de modo de no llegar a ese momento en
la situación de extrema y creciente debilidad en la que se encuentra: no
podemos olvidar que el Reino Unido violenta la Res. 2065 (XX) ONU del
16/12/1965, donde la Asamblea invitó «a los Gobiernos de Argentina y el Reino
Unido (…) a proseguir sin demora las negociaciones…»; la Res. 1514 (XV) ONU del
14/12/1960, en especial los párrafos 1ro. y 6to. donde la Asamblea Gral declara
que:
«1. La sujeción de pueblos a una subyugación,
dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos
humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y
compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales (…)
6. Todo intento
encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad
territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la
Carta de las Naciones Unidas»; y también, la Res. 31/49 ONU del 1/12/ 1976
donde la Asamblea Gral declara que: «4. Insta a las dos partes a que se
abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones
unilaterales en la situación mientras las Islas están atravesando por el
proceso recomendado en las resoluciones arriba mencionadas».
Es en la
elaboración de las tácticas previas, donde el Consejo de Malvinas debiera
trabajar. «La carencia argentina de una propuesta concreta hace que el vacío se
llene con las ideas más recalcitrantes» dice Kohen, aunque, mostrar a los
isleños británicos, en este estado de cosas, una posición absolutamente
concedente, me permite imaginar que las eventuales contraofertas significarían
una cesión aún mayor a la que ya se propicia, a mi juicio inaceptable.
Respecto a la
propuesta de Kohen de escindir las Malvinas de la Provincia de Tierra del
Fuego, fundado en lo dispuesto en el art. 2º de la Ley 23.775
(provincialización del 26/4/1990) parece incompatible con lo prescripto en el
art. 13º de la Constitución Nacional y los art. 1º, 2º, 81º y 87º de la
Constitución Provincial de Tierra del Fuego y su Disposición Transitoria Décimo
Segunda donde «La Provincia reivindica la plenitud de sus derechos
jurisdiccionales, económicos, políticos y sociales y denunciará los pactos,
tratados, contratos y convenios firmados con anterioridad a la asunción de las
primeras autoridades provinciales constitucionales, en tanto no se ajusten a
los principios de esta Constitución o afecten sus intereses» y, el art. 14º de
la propia Ley 23.775 que establece: «Las normas del territorio nacional de la
Tierra del Fuego vigentes a la fecha de promulgación de la presente ley,
mantendrán su validez en el nuevo estado, mientras no fueren derogadas o
modificadas por la Constitución de la nueva provincia, la presente ley, o la
Legislatura provincial, en cuanto sean compatibles con su autonomía».
Además de ello,
¿no escuchar la voluntad de los fueguinos respecto a separar de la Provincia de
Tierra del Fuego a Malvinas? y, también, habría que preguntarse, ¿en qué estado
quedarían las Georgias del Sur, Sándwich del Sur y la Antártida? Por otra
parte, juntar esta iniciativa de Kohen de escindir la Provincia con la que a la
vez postula, de que transcurridos treinta años «organizar un referéndum para
decidir si se mantiene la situación acordada o si los isleños pueden asumir una
soberanía plena» es verdaderamente -con todo respeto- propia de un novato o una
propuesta probritánica (aunque no haya sido su intención) porque dada a los
isleños la autonomía territorial y económica; todos los beneficios relativos al
modo de vida y reconociéndoles a los 30 años los derechos a su libre
determinación y, siendo, las autoridades locales (su propuesta) quienes
aceptarían la radicación o no de argentinos continentales en la isla, es obvio
esperar que la mayoría de británicos radicados en Malvinas opten por su
soberanía plena. La unión de estas dos iniciativas de Kohen, es lisa y
llanamente la entrega de las Islas a los británicos, quienes, por aplicación de
la CONVEMAR, al día siguiente reivindicarán las 200 millas, la plataforma
continental e insistirán con la proyección antártica. Un suicidio.
En la idea que
propicia Kohen, de crear una nueva Provincia, debería aprobarse una
Constitución; aprobar y/o ratificar las leyes existentes y, designar o dar
continuidad de los jueces naturales, por lo cual, prever «un mecanismo de
solución de controversias en caso de conflictos sobre la interpretación del
acuerdo, que prevea la participación de los países garantes y a la Corte
Internacional de Justicia como tribunal de alzada», carecería de sentido y
debilitaría la posición soberana de Argentina. Ya me he manifestado, por
ejemplo, sobre mi posición contraria a «ir a través de la Asamblea General de
las Naciones Unidas en Opinión Consultiva a la Corte Internacional de Justicia
de la Haya para plantear nuestro caso, que, en este escenario, podría tener los
mismos efectos nefastos que invadir Malvinas y ciertamente irreversibles».
Ahora, la
propuesta de escisión de Kohen no es novedosa ya que el 24 de agosto de 2017
por Resolución 250/17 la Legislatura de la Provincia de Tierra del Fuego había
«procedido a rechazar (Art.1º) categóricamente el proyecto "Provincia de
Malvinas, Provincia 24" llevado a cabo por un grupo de periodistas
egresados de la Universidad Nacional de la Plata, encabezados por el Lic. en
Comunicación Social, Marcelo Constanzo y el Prof. Santiago Albarracín ganador
del concurso nacional "Malvinas en la Universidad" organizado por el
Ministerio de Educación de la Nación junto con la Secretaria de Asuntos
Relativos a Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación
en el año 2015, en lo que respecta a promover que las Islas Malvinas se
constituyan en una nueva Provincia resultando contrario al principio de
integridad de nuestro Territorio provincial».
Además de ello, el
rechazo del citado audiovisual lo efectuaron todos los partidos políticos de
Tierra de Fuego y entre ellos el FPV y PJ y, lo notable, que -como refiere la
Resolución- este proyecto fue premiado en el Programa de Investigación
"Malvinas en la Universidad" organizado junto al Ministerio de
Educación por la Secretaria de Asuntos Relativos a Malvinas, entonces presidida
por el actual secretario de Malvinas Daniel Filmus. Rara decisión (¿o no?), de
Filmus de convocar al Prof. Kohen al «Consejo Nacional de Consejo Nacional de
Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y
los espacios marítimos correspondientes», a sabiendas, de las ideas que
promueve y que tanto rechazo causaron en los fueguinos y -conocidos sus proyectos
a nivel nacional- en muchos argentinos que trabajan para que la Argentina
alcance el ejercicio pleno de la soberanía en Malvinas y, ello queda de
manifiesto en el reciente artículo de Luciano Moreno Calderón «Una propuesta a
medida del deseo kelper y los intereses británicos en el seno del Consejo
Nacional de Malvinas», donde en forma muy fundada deja de manifiesto su
indignación sobre el proyecto del Dr. Marcelo Kohen.
Por otra parte, el
eslogan “soberanía argentina, autonomía isleña” con el que presenta Kohen el
Plan parece muy atractivo; pero, como he dicho, a poco de andar se distorsiona
totalmente la cuestión soberana, cuando les da a los isleños la posibilidad de
«a los treinta años, organizar un referéndum». Ello se agrava, cuando al
referirse al régimen migratorio precisa que "La autoridad de la provincia
decidirá quién puede residir ahí y quién no”. Además de contrario a la
Constitución Nacional (Preámbulo, artículos 14º, 20º, 22º, 25º), con este
mecanismo, todo será irreversible en treinta años.
«Respetar» el modo
de vida de sus habitantes no puede implicar -de ningún modo- impedir los
derechos del resto de los argentinos a transitar, radicarse, invertir, etc. en
Malvinas, de otro modo se trataría de una soberanía quimérica. Kohen, apoyando
la idea de que las autoridades de la Provincia sean quienes autoricen o no a
residir en las Islas, manifiesta que “es una manera de preservar el modo de
vida de sus habitantes”; pero, no se trata de “preservar” (conservar en su
estado) sino de “respetar” las prácticas y costumbres habituales, es lógico
suponer que con el correr de los años esos modos de vida se transfiguren,
aunque conservando ciertos hábitos culturales, alimenticios, etc. como ha
ocurrido con las distintas colectividades (galesas, irlandesas, inglesas,
alemanas, italianas, españolas, etc.) radicadas en el continente argentino. Hay
muchas formas de “respetar” el modo de vida; entre otras, manteniendo el idioma
inglés (junto al castellano, ambos deberían ser obligatorios en la educación).
Nadie duda que
Suiza es un país que mantiene sus costumbres, aunque los idiomas oficiales sean
el alemán; el francés; el italiano y, el retorrománico. También, otra forma de
“respetar” el modo de vida, es mantener vigente toda la legislación respecto a
la convivencia en los ámbitos urbanos y rurales, sin que ello implique no
actualizarla conforme la evolución de la sociedad. Una forma de “no respetar”
los hábitos fue cambiar en 1982 la circulación obligatoria de los vehículos por
la derecha en lugar de por la izquierda como era la costumbre inglesa en
Malvinas, lo que provocó gran confusión entre los isleños. Respecto a los
nombres de los lugares, calles etc. es evidente que ello también pertenece al
legado cultural; pero, todo tiene un límite, seguramente un monumento, calle o
plaza con el nombre de Margaret Thatcher sería inaceptable. Por naturaleza las
personas suelen adoptarse a las comunidades en las que se radican y ello puede
observarse perfectamente en los pueblos del interior respecto a los grandes
conglomerados urbanos.
Finalmente, estoy
absolutamente en contra de promover las Organizaciones Regionales de
Ordenamiento Pesquero (OROP) que propicia Kohen, ya que son un instrumento
destinado a que los Estados de Bandera se apropien de la administración de los
recursos de los Estados ribereños y por cierto de fortalecer la posición
británica en Malvinas.
Por
supuesto, que la idea de avanzar en las negociaciones desde el Estado con los
isleños que promueve este experto va en contra de todo lo sostenido hasta hoy
por Argentina y lo que me pareció una idea imprudente en 2018, hoy adquiere una
especial significación ya que el referido Marcelo Kohen, como sabemos, es uno
de los principales asesores del secretario de Malvinas Daniel Filmus en el
Consejo Nacional de Malvinas.
Parte 2
Cuando la técnica no sirve a la
política nacional
Informador Público, 15-2-21
Para continuar imaginándonos qué política puede
diseñar el Consejo Nacional de Malvinas (el día que se ponga en funciones),
seguiré analizando el perfil de sus integrantes. No era este el orden
planificado, pero, el reciente y antitético acuerdo de investigación entre el
Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) de Argentina
y el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) chileno, me obligan a continuar la
saga con el licenciado en Zoología Oscar Horacio Padín. Tendré cuenta
para ello, su larga travesía por el Consejo Federal Pesquero (en adelante CFP);
en el Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos
Marinos Alte. Storni (CIMAS) y, ahora, su designación en el INIDEP. Todo ello
adquiere especial significación a partir de su incorporación al Consejo
Nacional de Malvinas que coordina el secretario Daniel Filmus.
Suele ser un error pensar que la condición de técnico
habilita a las personas a administrar instituciones y especial a aquellas
vinculadas a la toma de decisiones políticas relativas a la soberanía nacional.
No necesariamente los profesionales y técnicos de las ciencias duras están preparados
para ello y, aún menos, para diseñar políticas y elaborar “estrategias o
tácticas” en temas tan sensibles como las que se detallan en la Disposición
Transitoria Primera de la Constitución Nacional (La Política de Estado): “La
Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las
islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e
insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía,
respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del
Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del
pueblo argentino”.
El reciente Acuerdo de Investigación (Argentina.gob.ar,
10/2/2021; Industrias pesqueras 11/2/2021) entre del INIDEP a cargo de Padín
con el Instituto chileno de Fomento Pesquero (IFOP); Instituto que mantiene una
“Alianza Estratégica” desde el 2006 con el Centre for Environment Fisheries
& Aquaculture Science (CEFAS) que, no otra cosa que una Agencia Ejecutiva
del Departamento de Medio Ambiente y Asuntos Rurales (DEFRA) del gobierno del
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte; es, verdaderamente un desatino
político, ya que mientras el Canciller argentino Felipe Solá el 12 de junio de
2020 suspendía el intercambio de información pesquera con el Reino Unido,
porque «…es uno de los temas soberanos, no podemos entregar datos estratégicos
a quien usurpa» (sic), Padín siete meses después, firma un convenio de
información pesquera con un Instituto que tiene una “alianza estratégica” con
quien ocupa en forma prepotente nuestros territorios marítimos y explota
nuestros recursos naturales, extrayendo solo de Malvinas, unas 250 mil
toneladas anuales por un valor del orden de los mil millones de dólares
anuales. Un Instituto que es el principal asesor del gobierno chileno y cuya
especialidad es formular, ejecutar y controlar proyectos de prospección,
evaluación y desarrollo de pesquerías, “conforme las pautas y prioridades que
en tal sentido establezca la Autoridad de Aplicación de Chile” y asesora -entre
otros- al gobierno ilegal de Malvinas.
Los organismos acordaron «promover y fortalecer
procesos de investigación y extensión comunitaria en las áreas marinas y
marino-costeras de los países; generar conocimiento sobre los recursos marinos
y su ambiente para un manejo sostenible y mejorar la toma de decisiones;
promover el trabajo conjunto, en procesos, fenómenos y eventos de relevancia
para los ecosistemas en que se desarrollan las pesquerías…”. Todo lo que
necesita conocer el gobierno británico ilegal en Malvinas. Un clásico ejemplo,
de cuando la tecnocracia desconoce que hay cuestiones políticas y de soberanía
nacional donde no se pueden transferir ni intercambiar papers científicos,
porque son cuestiones de Estado: “La Nación Argentina ratifica su legítima e
imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas (…). La recuperación de
dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía (…), constituyen un objetivo
permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.
Un verdadero absurdo, cancela la Cancillería las
investigaciones pesqueras con el Reino Unido y ahora los británicos recibirán
la información vía Chile. Sin dejar de tener en cuenta, que Punta Arenas es un
lugar de transbordo de importes cargas de calamar argentino capturado en
Malvinas y…aunque tratemos de olvidar, se nos viene a la memoria, la
participación de Chile en la guerra de 1982.
¿Es Oscar Horacio Padín, uno de los
miembros que en el Consejo Nacional de Malvinas va a elaborar la política para
que algún día la Argentina pueda ejercer la soberanía plena en los
archipiélagos y el mar argentino?
Es un Licenciado en Zoología (UNLP) con una larga
trayectoria como Director de Recursos Ictícolas y Acuícolas del Ministerio
(antes secretaría) de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable (la
dependencia que inauguró María Julia Alzogaray); un organismo secundario,
respecto a la actividad pesquera que desarrollan las Secretarías de Pesca de la
Nación y Provinciales y, desde ahí, representando a esa área ambiental integró
el Consejo Federal Pesquero desde 1998 al 2011 (Roberto Garrone, Revista
Puerto, 21/1/2001), uno de los períodos, en especial de 1998 al 2003, donde se
destruyó la industria pesquera, se depredó el recurso, y el Reino Unido avanzó
en la consolidación de su ocupación de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich
del Sur (en adelante Malvinas) y, donde el referido Oscar Padín NUNCA emitió
una opinión al respecto, como se desprende de todas las Actas de ese organismo.
Padín prestó sus servicios técnico-zoólogos en estos
organismos para el expresidente Menem; el expresidente de la Rúa; el
expresidente Duhalde; los expresidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de
Kichner; el expresidente Mauricio Macri y ahora al presidente Alberto
Fernández. Bien podría decir: “Yo no tengo la culpa que los gobiernos cambien”.
Dan lo mismo las “relaciones carnales” de los Cancilleres Domingo Cavallo y
Guido Di Tella (Menem); las que Adalberto Rodriguez Giavarini (de la Rúa)
invitaba a coordinar con el Reino Unido los límites externos de nuestra
plataforma continental o firmar un Acuerdo con un Interventor de Mauricio
Macri, que ponía el INIDEP al servicio de los británicos. NUNCA opinó, ni
siquiera desde el punto de vista ambientalista en el CFP, ni hay una sola
declaración pública en ese período suya sobre la apropiación de los recursos
pesqueros por parte del Reino Unido en Malvinas, la ocupación del territorio
marítimo argentino o la depredación que ello causaba.
Acompañó a Felipe Solá; Gumercindo Alonso; Ricardo
Novo; Héctor Salamanco; Eduardo Auguste; Jorge Cajal; Antonio Berhongaray;
Fernando Georgiadis; Juan Ignacio Melgarejo; Marcelo Regúnaga; Daniel García;
Carlos Cantu; Rubén Marziale; Juan Carlos Reina, etc, etc.
Este zoólogo aplica la política de “Estos son mis
principios, y si no le gustan, tengo otros" (Groucho Marx) y, durante la
«XI Reunión Ordinaria del Consejo Directivo del Centro de Investigación
Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos (CIMAS) Almirante
Storni de Río Negro» (CONICET, 26/2/2018) en 2018 firmó como Director
General del CIMAS un Acuerdo de Cooperación con el Interventor del INIDEP el
Vice-Almirante Marcelo Lobbosco (ver artículos de César Lerena: de la
investigación pesquera independiente a la colaboración de un almirante
argentino con el invasor de Malvinas”, 18/2/2019; “La desactivación del INIDEP,
el default científico y la intervención de la investigación”, 4/12/2018; “La
investigación argentina ¿al servicio de la nación o del Reino Unido?,
19/8/2019; “La investigación conjunta con el Reino Unido y la valiosa entrega
biológica del calamar argentino”, 1/2/2019), que puso el INIDEP al Reino
Unido de Gran Bretaña y que se mantuvo intervenido durante todo su mandato de
expresidente Mauricio Macri la investigación pesquera, lo que demuestra la
versatilidad y pragmatismo político de Padín; que reemplazaba en 2019 al
citado Interventor Lobbosco para asumir en el INIDEP; pero mientras tanto,
firmaba acuerdos con quien acompañó al citado expresidente Macri en la política
de «remover todos los obstáculos que impiden el desarrollo de Malvinas», como
reza el Acuerdo de Foradori-Duncan del fatídico martes 13 de septiembre de
2016.
Lo que se dice un técnico todo terreno. Lo que no está
mal, sino fuese que luego, se le asignan tareas políticas, como integrar el
Consejo Nacional de Malvinas donde debe decidir el destino de Malvinas,
Georgias del Sur, Sándwich del Sur, los espacios marítimos e insulares del
Atlántico Sur y la Antártida Argentina.
Ahora bien, los hombres son falibles y pasan, ¿pero,
porqué Padín nunca se opuso a sus políticas en los ámbitos de decisión en los
que participó, relativos al medio ambiente y la pesca y, por ello, influyeron
negativamente, respecto a la consolidación de los británicos en Malvinas?
Veamos que pasó en el país entre 1998 al 2003 donde
Padín, además de Director de Recursos Ictícolas y Acuícolas de la Secretaria
(luego Ministerio) de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable, fue miembro
del Consejo Federal Pesquero (CFP), que tiene, entre otras responsabilidades
(Art. 9º de la ley 24.922) la de "Establecer la política pesquera
nacional; establecer la política de investigación pesquera; establecer la
Captura Máxima Permisible por especie, teniendo en cuenta el rendimiento máximo
sustentable de cada una de ellas, según datos proporcionados por el INIDEP;
además de establecer las cuotas de captura anual por buque, por especie, por
zona de pesca y por tipo de flota; aprobar los permisos de pesca comercial y
experimental; asesorar a la Autoridad de Aplicación en materia de negociaciones
internacionales; planificar el desarrollo pesquero nacional (…) etc.»
Durante la participación de Padín en el CFP se
mantuvieron vigentes los «Acuerdos de Madrid I y II firmados en 1989/90» que le
permitieron a los británicos mediante la pesca consolidar su ocupación en
Malvinas (declaraciones de John Barton, 2012); se mantuvo vigente la «la
conservación conjunta británico-argentina de los recursos pesqueros al este de
Malvinas acordada en 1990» que les facilitó a los británicos el otorgamiento de
licencias ilegales de pesca en Malvinas; se mantuvo vigente la «investigación
conjunta británica-argentina de los recursos pesqueros en el Atlántico Sur
acordada en 1995» que le permitió a los británicos conocer el comportamiento de
las especies argentinas que migran a Malvinas; se mantuvo el charteo de buques
para la pesca del calamar que extranjerizó el mar argentino y no evitó la
migración del calamar Illex argentinus al área de Malvinas para que fuera
capturada por buques extranjeros licenciados ilegalmente por el gobierno
usurpador de Malvinas. Al respecto de Padín, dice Roberto Garrone (Revista
Puerto, 21/1/2020) «…no es un desconocido para la industria pesquera (…) En
esos años fue una figura clave en el otorgamiento de nuevos permisos de pesca
para ingresar a la pesquería de calamar».
También los consejeros (entre ellos Padín) dejaron la
denuncia de los Acuerdos Pesqueros con la CEE (ahora Unión Europea) en manos de
la Cancillería Argentina, pese a la emergencia pesquera que se vivía, cosa que
ocurrió recién en mayo de 1999, pese a que su implementación provocó la mayor
depredación de la historia argentina debido al sobreesfuerzo pesquero de los buques
españoles en la Argentina; a punto tal, de dar lugar a la sanción en junio de
1999 a la Ley 25.109 de “emergencia pesquera nacional”. La continuidad del
Acuerdo Pesquero con la CEE y los daños que provocó fue posible porque los
miembros del CFP no prestaron atención a los informes del INIDEP, el reclamo de
expertos, sindicatos y algunos empresarios.
Todo se sabía de antemano: al firmarse ese Acuerdo, no
se había determinado la existencia de especies excedentarias; cuestión que no
podían ignorar los biólogos y especialistas. La limitación de las capturas de
merluza (la principal especie argentina en esa época) produjo el derrumbe
industrial y la más importante caída laboral que dio lugar a que, por primera
vez, el Estado de la Provincia de Buenos Aires debió subsidiar el pago de
salarios a las empresas para sostener el empleo, en una actividad, que nunca
había recibido aportes de este tipo. El Acuerdo que promovió la formación de
sociedades mixtas españolas-argentinas, debió incorporar los buques españoles y
desguazar los buques nacionales reemplazados de similar capacidad de captura y,
a pesar de esto, en muchos casos ello no ocurrió; en otros, se agregó más
esfuerzo al incorporar buques congeladores con mayor capacidad de pesca que los
fresqueros reemplazados y, lo peor, también hubo reemplazos que no se
efectivizaron y ambos buques siguieron pescando con la consiguiente depredación
y, aunque dieron lugar a las Auditorías de la UBA y AGN, los consejeros, entre
ellos Padín, como surge de las Actas del CFP nunca opinaron, a pesar del
reclamo al respecto, de varios jueces penales.
Al firmarse la Ley de Pesca 24.922 en 1998 se
cuotificaron en forma transferible (Art. 27º) las capturas y el recurso de
propiedad del Estado quedo en poder de concesionados pudiendo transferir a
terceros sus cuotas de pesca. Esto quedó consolidado al firmarse el Decreto
reglamentario 748/99 con la participación del CFP que integraba Padín, por el
cual, se enajenó en favor de terceros la administración del recurso y se
hipotecó la radicación pesquera con fines estratégicos, no solo para el
desarrollo de los pueblos en el litoral patagónico sino para llevar adelante
una geopolítica con relación a Malvinas y el área meridional del Atlántico Sur
y la Antártida. NUNCA el CFP en los prolongados períodos que lo integró Padín
aplicó el Art. 13º del Decreto 748/99 que le habría permitido radicar empresas
pesqueras en lugares estratégicos con relación a la ocupación marítima e
insular del Reino Unido en Malvinas.
Pese a los considerandos y, los artículos 1º e) y 10º
del referido decreto y el artículo 2º c) la Ley 24.543, el CFP que integró,
nunca tomó medida alguna respecto a la explotación de los recursos migratorios
en alta mar: «…la República Argentina se encuentra facultada para adoptar, de
conformidad con el derecho internacional aplicable, todas las medidas que
considere necesarias para cumplir con la obligación de preservar los recursos
vivos marinos de su Zona Económica Exclusiva (ZEE) y en el área adyacente a
ella», por lo cual se consolidó la extranjerización del Atlántico Sur y la
posición británica en Malvinas, más allá de los efectos biológicos, económicos
y sociales en perjuicio de Argentina y, por el contrario, pese a que por la Ley
24.922 y el Decreto citado (Art. 4º) el CFP tenía todas facultades, solo
orientó éstas a cuestiones administrativas y, con la participación de Padín,
este instrumento abrió las puertas a la explotación extranjera en las aguas de
jurisdicción argentina (Art. 1º) «…comprenden g) Las actividades de pesca e
investigación de los buques de pabellón extranjero en aguas bajo jurisdicción
argentina» y pese al art. 43º del referido Decreto nunca se decomisó un buque.
Por otra parte, durante su gestión en el CFP, la
Armada y la Prefectura no tuvieron recursos económicos para controlar el mar
argentino y no hubo observadores a bordo para evitar la depredación de los
recursos.
Durante el período en el que Padín integró el CFP el
Secretario de Relaciones Exteriores de Argentina Andrés Cisneros en Madrid en
1999, acordó entre otras medidas combatir a los “buques sin licencias pesqueras
británicas” en el Atlántico Sur, sin que ese cuerpo hiciera una sola
manifestación. Y, el 13/7/2000 se sancionó la Ley 25.290 aprobando el Acuerdo
de Nueva York que puso en manos de los Estados de Bandera a través de las
Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) el control de las
especies migratorias, abriéndole las puertas al Reino Unido de Gran Bretaña a
la administración del recurso en total violación de la Disposición Transitoria
Primera de la Constitución Nacional, en el más absoluto silencio de los
miembros del CFP del cual Padín era miembro. Otro tanto, cuando en junio de
2001 la Cancillería argentina invitó a coordinar con el Reino Unido la
delimitación de la plataforma continental argentina. Y, entre otras tantas
acciones en perjuicio de la Argentina, el Reino Unido en 2011 declaró la
Reserva Ecológica británica de 1 millón de km2 en Georgias del Sur y Sándwich
del Sur, sin que el CFP se expidiera al respecto. ¿Alguna mención a los
veteranos de guerra de Malvinas?
En base a los graves hechos
relatados precedentemente, el Lic. Oscar Padín puede ser un buen zoólogo, pero
no me imagino como puede administrar el Instituto de Investigación y Desarrollo
Pesquero (INIDEP) atendiendo los intereses nacionales y, mucho menos, cuáles
pueden ser sus ideas para elaborar una estrategia para recuperar Malvinas en el
Consejo Nacional de Malvinas, cuya integración ha seleccionado y coordina el
secretario Daniel Filmus.
*****
*Experto en
Atlántico Sur y Pesca, ex Secretario de Estado, ex Secretario de Bienestar
Social (Ctes) ex Profesor Universidad UNNE y FASTA, Ex Asesor en la H. Cámara
de Diputados y en el Senado de la Nación, autor de 25 libros (entre ellos “Atlántico
Sur, Malvinas y Reforma Federal Pesquera”, 2019).
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