CON LA COMPLACENCIA DEL GOBIERNO NACIONAL
Dr. César Lerena
Publicado por
Seafood Media Group, 11/8/2023
Los peces,
crustáceos y moluscos argentinos no pueden ser capturados por buques de bandera
extranjera, ya que el artículo 37º de la Ley de Pesca 24.922 establece, que
solo se autorizarán mediante tratados internacionales aprobados por ley del
Congreso Nacional y, únicamente, cuando tengan por objeto la captura de
especies subexplotadas. Lo mismo cuando se trata de los recursos migratorios
originarios de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) en alta mar, porque la
Argentina en los artículos 4º, 5º y 21º a 23º de la citada ley se reservó el
derecho de regular y conservar. Pese a esto, la Autoridad de Aplicación no
administra adecuadamente y, buques del Estado chino pescan en aguas argentinas
y, en alta mar los recursos migratorios argentinos originarios de la ZEE, con
la complacencia de la Subsecretaría de Pesca, del Consejo Federal de Pesca y,
en lo que le atañe, como responsable de la política exterior del Atlántico Sur,
la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería
Argentina.
Esta repartición
nunca entendió lo que Lord Shackleton ya había dicho hace 47 años, la riqueza
no está en las Malvinas, sino en el Atlántico Sur que las rodea; ni que los
chinos, se llevan nuestros recursos.
Nos referiremos a
cuatro formas que demuestran que los buques pesqueros chinos se están
apropiando de nuestros recursos pesqueros con la complacencia argentina e,
incluso, en muchos casos, con habilitación de la Autoridad de Aplicación. La
primera, es el otorgamiento de permisos de pesca a buques chinos destinados a
empresas del Estado chino radicadas en la Argentina. La segunda, comprando
empresas habilitadas para la pesca en la Argentina; la tercera, apropiándose de
los recursos migratorios originarios de la ZEE Argentina en alta mar y, la
cuarta, la pesca de buques chinos y otras nacionalidades en las aguas
argentinas de Georgias del Sur con permisos otorgados por la Convención para la
Conservación de los Recursos Marinos Antárticos (CCRVMA).
Respecto a la
primera, según nos informa el medio especializado más importante del mundo,
Seafood Media Group (9/8/2023): «el 7 de agosto de 2023 la oficina agrícola y
rural del distrito de Jiangbei, de la ciudad de Ningbo, provincia de Zhejiang,
anunció que el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales autorizó el barco
pesquero Yongfa Nº 8 de la empresa Ningbo Yongfa Ocean Fishery Co. a ingresar a
la ZEE Argentina. Según Wu Mengnan, gerente gral. de la citada empresa que
compró este gran barco de pesca de calamar llegó a un acuerdo de cooperación
con Argentina para obtener cuotas de calamar. Una vez que el proyecto se ponga
en producción, espera capturar 2.000 toneladas de calamar al año, con un valor
de producción de 5,5 millones de dólares, donde el 90% de las capturas se
enviarán de regreso a china» (Guo Shuang/Chinanews). Rara esta afirmación
gerencial que parece devolver a China un calamar que es argentino y, si bien,
no pudimos constatar la información en las Actas del año 2023 del Consejo
Federal Pesquero, sí pudimos ver, como se degrada la pesca cuando este cuerpo,
encargado de fijar la política pesquera, lo preside un director de
Fiscalización (Actas 17 a 23), en lugar del Secretario de Agricultura,
Ganadería y Pesca como fija la ley o, su delegado el Subsecretario de Pesca.
Los chinos no son
una novedad en la Argentina, la mayoría de los poteros que integran la Cámara
de Armadores Poteros Argentinos (CAPA) que agrupa una flota de 65 buques
pesqueros, que “capturan más del 90% de la extracción total argentina”, que en
2022 capturaron 167.110 toneladas del calamar Illex; aunque, muy por debajo de
lo que se capturaba hace 25 años (233.000 tn), lo que seguramente está influido
por la pesca en alta mar.
Son Barcos en su
mayoría de origen chino y, en gran parte, pertenecen a empresas del Estado
chino y, que, pese al nombre de la Cámara, está integrada por un 68% de buques
de empresas asiáticas (mayoritariamente chinas); 18% españolas y, solo el 14%
argentinas.
La segunda. Son
varias las empresas adquiridas total o parcialmente por China en la Argentina
y, aquí debemos recordar que las empresas chinas no son privadas, pertenecen al
Estado chino. Entre las principales exportadoras argentinas (2019) de este
origen encontramos el Grupo Fenix; Arbumasa S.A. del grupo Dalian Huafeng
Acuatic Prod Co. Ltd; Ardapez; Conarpesa, a partir de la adquisición de un
porcentual importante de su paquete accionario por parte de la española Wofco
integrada con capitales chinos; Altamare de Shanghai Jinyou Deep Sea Fisheries
Co., etc. con exportaciones del orden de los 280 millones de dólares anuales.
China, por otra parte, está entre los cinco principales países importadoras de
productos pesqueros argentinos (2021), aunque, con U$S 3.700/tonelada, es la
más baja respecto a los cuatro países restantes. Una fórmula que evita la
intervención del Congreso para capturar con empresas extranjeras en la ZEE
Argentina que debe revisarse.
La tercera. Son
más de 300 buques chinos que pescan en alta mar los recursos migratorios
originarios de la ZEE Argentina, de los cuales, unos 270 son poteros y otros 30
arrastreros, que se estima se deberían estar llevando en la temporada del
Atlántico Suroccidental 1.440.000 toneladas de calamar; a las que deberíamos
agregar las capturas de 24 buques españoles, 19 buques españoles-británicos
(Malvinas), 45 buques coreanos y 70 taiwaneses, en alta mar y Malvinas.
Como resultado de
los estudios de Science.org (Katherine Seto y colab.) se determinó que,
“mediante sistemas satelitales, se detectan las luces de buques poteros en el
océano durante la noche. Mediante esta información se estimó el esfuerzo de
pesca, verificándose un aumento en el esfuerzo de pesca de calamares del 68%
durante 2017-2020. La cantidad total de esfuerzo de estas embarcaciones en las
cuatro regiones observadas aumentó de 149.000 días en 2017 a 251.000 días en
2020, de los cuales, un 61/63% no transmitían mediante sistemas de
identificación automática (AIS)”. (Seafood Media Group, 14/3/2023).
A todo ello, ni la
Cancillería Argentina, la Secretaría de Malvinas o la Subsecretaría de Pesca
denunciaron a esta pesca como ilegal. Tampoco efectuaron ninguna denuncia ni
aplicaron sanción alguna a los buques extranjeros que pescan en Malvinas, cuya
principal especie es el calamar Illex argentinus y Loligo, violándose la ley
24.922 y 27.564. Ante la imposibilidad de controlar esta última área por parte
de Argentina, correspondería dictar una Ley de emergencia pesquera y ambiental
alrededor de Malvinas.
Los funcionarios
no parecieran comprender que el calamar es una especie estratégica en el
Atlántico Suroccidental y, su administración adecuada, permitiría terminar con
la pesca ilegal en alta mar y con el sustento de los británicos en Malvinas. La
logística que le presta Uruguay en Montevideo es central para dar sostén a esta
actividad ilícita. Para ello, el gobierno argentino tiene que empezar a
entender que, como venimos denunciando, la pesca en alta mar, en la forma que se
viene realizando, es ilegal (INDNR).
La pesca en alta
mar es ilegal porque los Estados de pabellón no controlan presencialmente los
buques de su bandera; no se realizan investigaciones en alta mar para
determinar las capturas máximas sostenibles, por lo que toda captura se presume
depredadora y, por que dañando intereses de terceros -ya que el ecosistema es
uno solo (ZEE-Alta Mar)- los Estados de pabellón deben acordar la explotación
con los Estados ribereños (Argentina, Brasil y Uruguay), desde donde migran a
alta mar los recursos pesqueros de las respectivas ZEE, para que la
distribución de la pesca sea equitativa y sostenible. Para terminar con esta
pesca ilegal el gobierno debe comenzar por denunciarla ante los organismos multilaterales,
con todos los elementos de prueba puestos a su disposición (César Lerena “La
pesca ilegal y expoliación de los recursos migratorios de Latinoamérica y el
Caribe”, 2022), los disponibles en la Armada Argentina y la Prefectura Nacional
y, ahora la Auditoría Interna de la Nación al DINARA del Uruguay.
A todo esto, se
agrega el interrogante y, el gobierno debería verificarlo, si los buques chinos
al dar de alta la bandera argentina han dado de baja su bandera del registro
correspondiente de China, ya que de otro modo -como se ventila en los ambientes
portuarios- no estarían pagando derechos de importación en China de los
productos extraídos de Argentina; como tampoco lo hacen los buques que pescan
en alta mar, en una evidente competencia desleal con el resto de las
exportaciones argentinas a ese país. Aquí el gobierno debería investigar al
respecto y, si ello se confirmara, agregarle a esas embarcaciones el valor
equivalente a los aranceles de ingreso a China o compensar económicamente a los
buques que deban pagar derechos en los países asiáticos. Otro tanto, podría
estar ocurriendo con los buques coreanos, taiwaneses o japoneses.
La cuarta, son las
capturas de buques chinos en las aguas argentinas de Georgias del Sur con
permisos otorgados en el marco de la CCRVMA, pese a que la Argentina es miembro
activo y las autorizaciones se otorgan por consenso. No podemos perder de vista
que, no obstante, que las Georgias son argentinas, integran la subárea 48.3. de
la Convención, por lo cual, no se entiende por qué la Secretaría de Malvinas y
el diplomático afectado a esta función, presta consentimiento para la pesca de
merluza negra y krill en las Georgias, donde (y también en el Área 48.1) barcos
chinos -ahora el buque pesquero Shen Lan (BZVK5)- extraen 47.605 toneladas de
Krill (2021) y, también Noruega -que tiene relaciones pesqueras en el Atlántico
Norte con el Reino Unido- captura unas 241.000 toneladas y, durante el año
pasado el Reino Unido autorizó sin consenso la pesca de 4 buques con bandera de
Santa Helena, de la Armadora Noruega Ervik Havfiske.
La Argentina no
puede seguir dando consenso para pescar en Georgias y, no debería esperar que
Rusia, sea quien niegue la autorización, como ocurrió con estos cuatro buques
de Santa Helena, fundando, en que “la pesca en Georgias es insostenible porque
tiene una media del 25% de peces inmaduros”. Evidentemente, como también
respecto a Malvinas, tampoco el gobierno tiene políticas para cuidar el
territorio marítimo y sus recursos pesqueros de Georgias.
“Los chinos están
tirando por la calle del medio, mientras el gobierno argentino hace la vista
gorda”.
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