HACIA UNA REESTRUCTURACIÓN PROGRAMADA
Por Héctor
GIULIANO
(20.1.2022)
La tríada Gobierno-Oposición-Medios ha
instalado en la Opinión Pública la idea de que la administración
Fernández-Fernández (FF) estaría negociando en forma dura y compleja la reestructuración
de la Deuda Externa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que fuera
contraída durante la gestión Macri sin la más mínima capacidad de repago.
De hecho, a través de la Conspiración de la
administración Macri con grandes Fondos especulativos de Inversión y el propio
FMI – sostenido fundamentalmente por el gobierno de los Estados Unidos – se
aumentó fuertemente la Deuda del Estado Argentino durante su gestión en 82.000
MD[1],
de los que unos 45.000 MD fueron desembolsados, en forma compensatoria de otras
deudas existentes, por el Fondo (mientras paralelamente se registró una fuga de
capitales por 86.000 MD en el mismo período).
Hoy las supuestas negociaciones en curso de la
administración FF con el FMI, empero, distarían en realidad mucho del carácter
confrontativo de los discursos oficiales y las alarmistas informaciones
periodísticas.[2]
1. UNA ERRÓNEA ESTRATEGIA DE NEGOCIACIÓN
El FMI actúa frente a la Argentina en una doble
condición: por un lado, como principal prestamista individual (que tiene
carácter de privilegio absoluto por tratarse de un Organismo Internacional), y
por otro, como Auditor de los grandes acreedores privados del Estado.
Notablemente, el Fondo declinó este privilegio
en su favor porque permitió y convalidó de hecho una secuencia de negociación
inversa por parte del gobierno FF: primero se llegó a un acuerdo de
reestructuración con los FB – extranjeros y locales – en Agosto de 2020 (por un
total de más de 100.000 MD) y luego se encararon las conversaciones formales por
la Deuda de nuestro país con el Organismo.
Esto hizo que las llamadas “negociaciones” se
arrastren así desde hace ya más de dos años, sin que se tenga en claro en qué
consisten los puntos de discrepancia que explicarían esta demora en llegar a
resultados.
En su momento, tanto el presidente Alberto
Fernández como su Ministro de Economía Martín Guzmán hablaban de solamente dos
temas principales en disputa: 1. El Plazo del nuevo Acuerdo de Facilidades
Extendidas (EFF), aunque está sobrentendido que sería llevado de 7 a 10 años, y
2. La sobre-tasa de Interés que cobra el Fondo por los préstamos
extra-ordinarios que concede (que es un 2 % y a partir de este año se elevaría
a 3 %), punto éste más difícil de lograr porque requiere una aprobación
institucional para todos los países del Mundo y no hay acuerdo interno en el
Organismo para conceder tal rebaja.
Pero con el tiempo fueron trascendiendo otras
exigencias del FMI cuyos alcances no están formalmente planteados aunque tienen
algunas formulaciones conocidas, empezando por el requerimiento de un Plan
Económico por parte del gobierno FF – un plan
que estaría en línea con el anunciado y no cumplido Programa pluri-anual
del Ejecutivo al Congreso, y que en la práctica significaría el compromiso de
un Plan de Pagos de la Deuda en general – y además el condicionamiento de dicho
programa a un “consenso amplio” del nuevo Acuerdo con el Fondo por parte de la
Partidocracia con representación en el Congreso, así como de las principales
asociaciones empresarias y sindicales del país, de modo de garantizar la
aquiescencia general ante lo que pacte el gobierno FF para que en el futuro no
exista ningún tipo de objeciones al respecto.
Más el verdadero sentido de esta demora en
llegar a un nuevo acuerdo con el FMI – que en la práctica convalidaría
totalmente lo actuado por el gobierno Macri – sería bastante diferente de lo
que se dice o da a entender públicamente.
2. EL MONTO DE LA DEUDA EN JUEGO
Lo mismo que en sus negociaciones de
allanamiento con los Fondos Buitre en el 2020 la administración FF ha
subordinado tales supuestas discusiones a una fórmula ilógica, servil y
totalmente condicionada a la regla contraria a todo estado concursal – privado
o público – que es la de “pagar mientras se negocia”.
Así pasa también ahora con el Fondo lo mismo
que con los FB: el Tiempo juega en contra de la Argentina porque mientras se
dilaten tales negociaciones nuestro país paga y/o capitaliza intereses por
anatocismo (una sumisión que es el ideal de los acreedores en su posición de
fuerza).
De allí que el gobierno habría terminado
aumentado su deuda total con los FB en unos 6.000 MD durante los 9 meses
transcurridos entre Diciembre de 2019 y Agosto de 2020; y de allí también que
ahora está ocurriendo algo análogo con el FMI porque al Fondo se le pagan unos
1.000 MD por año de Intereses (con los sobrecargos correspondientes) “mientras
se negocia”.
Además, nuestro país sigue cumpliendo con las
amortizaciones de las primeras cuotas de Capital que cayeron el año pasado, por
1.900 MD cada una - en Setiembre y Diciembre de 2021 - lo que eleva lo ya
pagado al FMI a unos 6.000 MD.
Y a ello se suman los nuevos vencimientos con
el Organismo – en concepto de Capital e Intereses – que caen durante el primer
trimestre de este año por un monto algo mayor a los 4.000 MD.
De manera que, en definitiva, la fórmula de
“pagar mientras se negocia” significa que la Argentina terminará abonando al
contado unos 10.000 MD antes de llegar a un nuevo Acuerdo con el Fondo, o sea,
habiéndole pagado cash cerca de una cuarta parte de la Deuda Total por Capital.[3]
3. EL AJUSTE ANTES DEL ACUERDO
El gobierno FF – con sus asociados de la
Partidocracia, los Medios y las dirigencias empresariales y sindicales
predominantes – confunden y engañan a la Opinión Pública con la idea de que la
demora en llegar a un nuevo Acuerdo con el FMI se debe a la resistencia en
aceptar las condicionalidades de ajuste recesivo tradicionales del Fondo.
Pero la cosa no es así; es al revés: no es que
quien demora las negociaciones sea el gobierno para pelear las condiciones sino
el Fondo, que al dilatar la fecha del nuevo convenio de re-endeudamiento no
sólo se beneficia por la citada fórmula de “pago mientras se negocia” sino que,
a la vez, monitorea el Ajuste que la administración FF viene implementando desde
su asunción a fines de 2019.
Este ajuste – que está en curso desde el primer
momento de su gestión – tiene tres ejes principales, que están en línea con lo
pactado por Macri en el 2018:
1. Rebaja de los Salarios Reales a través de la
política de aumentos inferiores a la Inflación.
2. Rebaja de los Gastos Previsionales, a través
de la suspensión de la Movilidad Jubilatoria y de la utilización de la
Inflación como forma de reducción de los haberes reales, lo mismo que en lo
tocante al valor de los Planes Sociales, licuándolos igualmente por incrementos
menores a los precios.[4]
3. Aumento de la Recaudación Tributaria por
medio del Impuesto Inflacionario.[5]
Ésta es la explicación fundamental de la puesta
en escena de una supuesta resistencia del gobierno FF ante el FMI – seguida
tanto por los altos funcionarios como por los economistas del Establishment y
por la Dirigencia en general – cuando se habla de la controversia sobre no
aceptación de un futuro Ajuste mientras la realidad muestra lo contrario: que
el ajuste se viene realizando como requisito del Acuerdo y que es el Fondo el
que dilata la fecha de este nuevo Acuerdo para beneficiarse con la política
kirchnerista de “pagar mientras negocia”.
UNA PANDEMIA FUNCIONAL AL AJUSTE
La política de restricciones extraordinarias a
las libertades individuales invocando la peligrosidad de la pandemia de Covid
19, en la Argentina y en el mundo, ha tenido y sigue teniendo consecuencias
desastrosas para la Economía Física o Real.
La batería de medidas implementada desde
prácticamente el inicio de la gestión del actual gobierno FF han llevado a la
Recesión Económica y con ello a un esquema coincidente con “recomendaciones”
que son usuales por parte del FMI para lograr el Ajuste Fiscal: a) Rebaja de
los ingresos reales de asalariados, jubilados y beneficiarios de planes
sociales, lo que reduce el Consumo y provoca Recesión, b) Restricciones a la actividad económica que,
unidas a la citada caída del Consumo, reducen el crecimiento económico (aunque
no el negocio financiero, que sigue estando a la cabeza de las rentabilidades
locales y subsidiado por el Estado a través del Sistema de la Deuda Pública
Perpetua), c) Baja relativa de las Importaciones, como producto de la Recesión
Económica interna y las dificultades para compras en el exterior por falta de
disponibilidad de divisas, lo que mejora el saldo de la Balanza Comercial del
país,[6]
y d) Mejora relativa citada del
Resultado Fiscal, Primario y Financiero, merced a las medidas restrictivas de
la Pandemia y al efecto del Impuesto Inflacionario.
Notablemente, la resultante final de este
esquema – producto de las políticas seguidas hasta el presente invocando la
Pandemia de Covid 19 – ha sido funcional al ajuste requerido por el FMI.
ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
El stock de la Deuda Pública al 30.9 pasado –
según cifras oficiales del Ministerio de Economía (MECON) – era de 356.000 MD
pero las proyecciones de base mensual a Diciembre del propio MECON ya llevan
este saldo a 376.500 MD y algunas proyecciones privadas hablan de más de
380.000 MD.
Este año (2022), según el Proyecto de Ley (PL)
de Presupuesto – que todavía no ha tenido acuerdo de aprobación en el Congreso
– la Argentina (en realidad, sólo la Administración Pública Nacional, sin BCRA,
Provincias/Municipios, Empresas del Estado, etc.) – tiene que afrontar
vencimientos de Capital por 51.600 MD (dentro de los que no están computados
los 19.000 MD correspondientes al FMI) y el PL preveía la toma de Nuevo
Endeudamiento por 80.100 MD; es decir, un aumento de la Deuda Pública por
28.500 MD (repetimos, sin contar al FMI, con el que se suponía llegar a un
acuerdo el 22.3).
El Estado Argentino en la actualidad no tiene
divisas para poder cumplir con tales vencimientos – sus Reservas Netas
disponibles prácticamente no existen – carece de Liquidez y Solvencia para
encarar cualquier plan de pagos a corto y mediano plazo de su Deuda Pública, y
su endeudamiento interno también está comprometido por la elevada proporción de
Deuda en Moneda Extranjera y/o indexada por Tipo de Cambio o por Inflación
(CER).
Las esperanzas puestas en el logro de un
Acuerdo EFF con el Fondo no son una solución en sí misma del problema de la
Deuda ya que el resultado de las negociaciones sólo tiene por objeto comprometer
un mayor superávit fiscal primario – a costa de ajustes recesivos pasados,
presentes y futuros – para garantizar el pago de los Intereses de la Deuda
Pública, lo que le permitiría así al país calificar para poder volver al
Mercado Internacional de Capitales, es decir, para volver a endeudarse.
Se engaña a la gente con la idea de Sostenibilidad
de la Deuda porque se le omite explicar que esa sostenibilidad no es para poder
cancelarla sino, por el contrario, para poder refinanciarla sine die pagando
cada vez más intereses y con ello poder tomar más Deuda Externa.
Y el FMI está en el ojo de esta tormenta en su
doble rol de principal prestamista directo y de auditor de los Acreedores del
Estado.
Es el destino inexorable de la Trampa del
Sistema de Deuda Perpetua en que está metida la Argentina, cuya administración
está a cargo de los gobiernos de turno, hoy con la alternancia de gobiernos
neo-liberales y social-demócratas que trabajan en tándem siguiendo una
teatralización clásica: los primeros arman los esquemas de endeudamiento con
los capitales financieros que dominan el mundo y los segundos se lamentan luego
de la “pesada herencia recibida” pero la aceptan e instrumentan: una regla de
comportamiento subordinado de la Clase Política en su conjunto – Oficialismo y
Oposición – que hasta el presente no tiene perspectivas de ser revertido.
[1] Las abreviaturas MD/M$ y B$
significan Millones de Dólares/Pesos y Billones de $ respectivamente y se
expresan siempre con redondeo, por lo que pueden darse mínimas diferencias
entre totales y sumatoria de términos.
Las
cifras que comúnmente aparecen entre paréntesis corresponden a la conversión de
monedas entre dólares y pesos según su equivalencia (≡).
[2] El Kirchnerismo tiene malos
antecedentes respecto a las diferencias entre sus dichos oficiales y sus hechos:
a) En Enero de 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner le pagó la totalidad
de la discutible Deuda al FMI al contado y por anticipado, por un valor de
9.800 MD, que fueron tomados de las Reservas Internacionales (RI) del Banco
Central (BCRA), b) En Agosto de 2013 la entonces presidenta Cristina Fernández
de Kirchner (CFK) reprochó públicamente el acoso de los Fondos Buitre (FB)
diciendo que: “Más que deudores recalcitrantes, somos pagadores seriales”, lo
que en gran medida era cierto. c) En su discurso ante la Asamblea General de
Naciones Unidas (AG ONU) del 24.9.2014 volvió a referirse al tema diciendo que
la Argentina, entre 2003 y 2014. había pagado la cifra récord de 190.000 MD por
su Deuda Pública (un dato aparentemente exagerado que no tendría clara
información de respaldo), y d) Durante gran parte de su segundo mandato
(2011-2015) el gobierno K repetía que el
país se estaba “des-endeudando” cuando, en verdad, la Deuda aumentaría durante
los 12 años de gestión algo más de 100.000 MD (si bien es cierto que la
proporción de Deuda Externa dentro del Total tuvo una disminución relativa).
[3] El Stand-by de Macri en 2018
fue concedido originalmente por la suma récord histórica de 50.000 MD, llevada
luego a 57.000 MD. Un préstamo excepcional para la Argentina y para el propio
FMI, equivalente a 11 veces la cuota-aporte, que se toma como base de limitación
de cualquier asistencia financiera del Fondo.
De
este importe aprobado el FMI desembolsó unos 44.500 MD, la mayoría de los
cuales fueron utilizados indebidamente para financiar la salida de capitales
del país vendiéndolos en el Mercado de Cambios (cosa que está expresamente
vedada por el Artículo VI del Estatuto del Fondo, contrario al uso de las
divisas para sostener corridas cambiarias).
Se
estima que el quantum de los intereses a pagar por la Argentina era de unos
9.000 MD, por lo que el monto total a devolver llegaba así a los 53.000 MD.
[4] Durante su primer año de
gobierno el presidente Alberto Fernández manejó así aumentos discrecionales de
Jubilaciones/Pensiones vía Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que le
significaron ahorros fiscales por más de 100.000 M$ (que obviamente perdieron
de ganar los jubilados).
Es
importante observar que esta política de reducción de los haberes jubilatorios
reales se llevó a cabo al amparo de la Ley 27.541 de Emergencia Pública (Título
VI, Artículo 55), dictada por el Congreso el 21.12.2019, y convalidada luego
hasta la fecha por la citada política de aumentos inferiores a la Inflación.
[5] El Ejercicio recién cerrado
del año 2021 muestra claramente los resultados de esta Receta Recesiva del FMI
aplicada por la administración FF: a) los Ingresos Totales aumentaron 83.4 % en
relación al año anterior (y dentro de ellos, los Tributarios el 70.7 %)
mientras que los Gastos Primarios (sin contar los Intereses de la Deuda)
aumentaron aproximadamente la mitad, un 49.6 % (y esto gracias a que el
porcentaje se levantó un poco con respecto al acumulado a Noviembre, que era de
45.9), b) Dentro de los Gastos Corrientes, las Prestaciones Sociales del año –
que incluyen fundamentalmente los pagos jubilatorios y los planes sociales –
crecieron en cambio sólo el 32.6 % contra el 2020, y c) El Déficit Fiscal
Primario (sin Intereses), por el contrario, se redujo en un 44.0 % y el Déficit
Financiero (contando los Intereses) bajó en 27.4 %.
Ergo,
los resultados fiscales del 2021 no sólo fueron mejores que los del año
anterior (2020) sino también de los previstos en el Presupuesto del Ejercicio
2021, como producto fáctico de la Receta Recesiva del FMI usada por el gobierno
FF.
[6] El año pasado – según datos
que acaba de editar el INDEC – el saldo positivo de la Balanza Comercial fue de
14.800 MD, producto de 80.000 MD de Exportaciones contra 63.200 MD de Importaciones.
Esta
diferencia favorable de divisas, sin embargo, no sirvió para aumentar las
Reservas Internacionales del BCRA porque los servicios económicos y sobre todo
financieros contrabalancearon el resultado en la Cuenta Corriente de la Balanza
de Pagos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario