DEL 2 DE ABRIL DE
1982
César Lerena
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Con su precisión habitual, el Dr. Lerena presenta una visión muy diferente a la del Tata Yofre (1), distinguiendo bien la gesta de los errores y debilidades de los gobernantes que actuaron en 1982.
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El gobierno, para
conmemorar los 40 años de la Guerra de Malvinas, se apresta a realizar una
serie de charlas; actos recordativos; difusión de derechos; antecedentes
históricos; búsqueda de apoyos y homenajes a los combatientes, etc. Ninguna
política activa destinada a recuperar la soberanía plena en Malvinas, Georgias
del Sur, Sándwich del Sur y los territorios marítimos e insulares ocupados por
el Reino Unido de Gran Bretaña. Mucho menos, resaltar la Recuperación de
Malvinas ocurrida el 2 de abril de 1982 que se prolongó hasta el 14 de junio de
1982, después de 149 años de la ocupación militar británica ininterrumpida
desde el 3 de enero de 1833.
El gobierno no
quiere (y yo tampoco) atribuir esta Reconquista al dictador Galtieri; pero, en
ese intento, sus sucesivas autoridades han confundido las motivaciones espurias
de éste; la falta de oportunidad y de disponibilidad del armamento
indispensable; la pésima planificación y conducción de los principales
responsables; la incapacidad estratégica y, la falta de consentimiento nacional
y autorización de los representantes legítimos del pueblo, entre otras razones,
que podrían ser detalladas con mayor precisión y amplitud, con la Gesta Heroica
de quienes ejecutaron la recuperación de Malvinas y la defensa del territorio
nacional, combatiendo y cumpliendo fielmente con el juramento de “seguir
constantemente la bandera y defenderla hasta perder la Vida”.
Depreciar la
Reconquista, es desvalorizar el esfuerzo de los soldados, suboficiales,
oficiales, mercantes, civiles y hasta pescadores combatientes y de sus
familiares. Depreciar la Reconquista hace caer en abstracto y devalúa todas las
condecoraciones y reconocimientos a los Veteranos de Guerra. Es una sanción que
no puede alcanzar a quienes combatieron con honor y, su ocultamiento, es una
condena explícita y una desmalvinización que se cumple hasta nuestros días
devaluando la Reconquista y, manteniendo al país y a los argentinos postrados
ante la Infamous Falange de Albión; quien, no solo utilizó todo su poderío
militar durante la guerra, sino que después de ella nos desculturizó poniendo a
la Nación de rodillas; consolidando la hegemonía del Reino Unido -a través de
todos los gobiernos- mediante la persistencia de los Acuerdos de Madrid
(1989/90); el de Nueva York (Ley 25.290); el Pacto de Foradori-Duncan; la
protección y promoción de los bienes británicos (Ley 24.184); la derogación de
la Ley 17.094 del Mar Territorial de 200 millas (Ley 23.968), etc. apropiándose
de nuestra soberanía; de 1.639.900 km2 de territorio marítimo e insular y 250
mil toneladas anuales de recursos pesqueros, a la par de avanzar sobre los
petroleros e internacionalizar el Atlántico Sur; sin detallar, las concesiones de
servicios esenciales y explotación de recursos naturales que enajenan el
patrimonio y el administración nacional. Todas decisiones odiosas que aún
continúan vigentes.
¿Por qué los
gobiernos, por sancionar legítimamente a Galtieri, privan a los combatientes de
Malvinas y a todos los argentinos de semejante orgullo nacional equiparable -o
aún más- a la Reconquista de Buenos Aires de 1806? Ya que, si bien ésta tuvo
como protagonistas a criollos, fue fundamentalmente de españoles (miñones y
tercios catalanes, cántabros, asturianos, gallegos, castellanos, andaluces y
aragoneses), orientales; granaderos e infantes de Marina; dragones y
blandengues; milicias de caballería e infantería de Colonia y Montevideo;
libertos negros y esclavos, bajo la conducción del francés Liniers. Una defensa
española de civiles y militares radicados en Montevideo y Buenos Aires que
reaccionó ante la invasión inglesa, mientras, que la Recuperación de Malvinas,
fue una tarea de argentinos con el apoyo latinoamericano.
A Galtieri ya se
le aplicaron los dichos previos a la derrota de Ayohuma del general Manuel
Belgrano: “Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito en la batalla”;
pero, nunca supe, que una Nación ocultase una victoria, aunque su sostenimiento
fuera efímero y adverso (La batalla de la Vuelta de Obligado fue por un día,
terminó en derrota argentina y, tuvo 250 muertos y 400 heridos). Si a la
Reconquista de Malvinas la ocultásemos por transformarse finalmente en una
derrota, seguramente también deberíamos
encubrir el Éxodo Jujeno (1812) y las batallas de Vilcapugio (1813) y de
Ayohuma (1813) del Gral. Belgrano; la de Cancha Rayada (1818) del Gral. San
Martín; la de Tacuarembó (1820) del Gral. Artigas y, hasta la propia batalla de
la Vuelta de Obligado (1845) del Gral. Mansilla, que, aún derrotados
conmemoramos la fecha de este combate como el día de la soberanía nacional (Ley
20.770 del 26/9/74) y, es que, como refiere el escritor y corresponsal de
guerra Arturo Pérez-Raverte «El modo más seguro de perder una batalla es creerla
perdida».
¿Los isleños
británicos festejarán el 14 de junio de 2022 los 40 años de la segunda
usurpación de Malvinas, o se lamentarán en este aniversario de no haber tenido
suficientemente protegidas las Islas en abril de 1982? Festejarán, mal que nos
pese, la expulsión de nuestras tropas de las Islas. ¿Qué debería hacer por su
parte la Argentina? Conmemorar el 40 Aniversario de la recuperación de Malvinas
después de 149 años de la invasión y ocupación militar británica interrumpida
y, sancionar severamente -si aún no ha sido suficiente- a Galtieri y, a
quienes, junto a él, tomaron la decisión y condujeron a los argentinos a la
posterior derrota en el combate, por aquello de que: “Un ejército victorioso
gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero
e intenta obtener la victoria después. Esta es la diferencia entre los que
tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados” (Sun Tzu, “El Arte
de la Guerra”).
Está claro que,
según esa idea, Galtieri y otros generales y almirantes merecen la mayor de las
humillaciones, pero ésta no puede trasladarse a los combatientes y al conjunto
de los argentinos. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de un gobierno de facto,
hubiese sido un gobierno elegido por la voluntad popular quien recuperara
Malvinas? ¿No está acaso en la voluntad popular recuperar la soberanía plena de
Malvinas? La respuesta puede encontrarse en la Disposición Transitoria Primera
de la Constitución Nacional de 1994 aprobada por la representación unánime del
pueblo: «La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía
sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios
marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la
soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los
principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e
irrenunciable del pueblo argentino». ¿La forma para ello? Dependerá de nuestras
capacidades y voluntad. Entre la acción bélica y la genuflexión, hay un gran
abanico de acciones posibles.
Hay muchas formas
para encaminarnos hacia una resolución favorable en la "Cuestión
Malvinas" y desprendernos también, de la dependencia que impide el
desarrollo de nuestras potencialidades. Las que anuncia el gobierno en la
"Agenda de Malvinas 40 años" no hubiese ocupado en el diseño
estratégico del Gral. Juan Domingo Perón ni un capítulo menor. No hay en esta
Agenda, como he dicho, una sola política activa destinada a recuperar la
soberanía plena en los territorios argentinos ocupados por el Reino Unido.
Mientras nosotros damos charlas sobre Malvinas, los isleños británicos se
llevan nuestros recursos, construyen puertos e instalan sistemas antimisiles,
aun conociendo nuestra extrema debilidad. Es la excusa. No somos nosotros.
A esta altura el
Consejo Nacional de Homenajes y Cultura de Malvinas (de eso trata la Ley
27.558) es difícil que pueda conciliar un Plan Nacional de Recuperación de
Malvinas (además la ley no los faculta) ya que, por un lado, está integrada por
miembros como Marcelo Kohen (que propuso un referéndum a los isleños, etc.),
Susana Ruiz Cerutti (gestora de los Acuerdos Madrid) y Martín Balza (ejecutor
de éstos desde su jefatura del ejército) y, también, donde conviven ideas
antagónicas entre los excombatientes (dos, aunque la ley prevea solo uno ¿?),
ya que, mientras Ernesto Alonso representando a un pequeño Centro local relata
algunas ideas esotéricas: “nada tiene que ver (él) con los llamados Veteranos
de Guerra” (sic) y, entiende como “una denominación castrense que apareció en
los 90 de mano de los carapintadas” (sic), ignorando, que el Congreso Nacional
sancionó la ley 25.370 declarando el 2 de abril “Día del Veterano y de los
Caídos en la Guerra de Malvinas” e, igualmente, que el Presidente Néstor
Kirchner, por Ley 26.110 definió esa fecha como feriado nacional inamovible y,
la Agenda Malvinas 40 años: «tiene como ejes principales el (…) el homenaje del
pueblo argentino a los (…) veteranos y veteranas de Malvinas» (Malvinas nos
une. Argentina.gob.ar).
Además, Alonso no
considera héroes a los combatientes de Malvinas: “es importante para la etapa
que se viene deconstruir los estereotipos de HÉROE fundados en la lógica del
patriarcado, dentro un pacto extremadamente machista” (sic) (Infobae
23/2/2020). Es decir, chau San
Martín, Belgrano, Rosas, Güemes, Artigas, etc. y, por cierto, también los que
ofrendaron su vida y combatieron en Malvinas. Estos dichos fueron repudiados
por la Federación de Veteranos de Guerra de la Provincia de Buenos (39 Centros)
que los consideraron “una bajeza total”; otro tanto hizo la Comisión de
Familiares de Caídos en Malvinas y, entre otros, el excombatiente César Trejo
que expresó: “dónde está el lugar de Juana Azurduy (…) primero nos tildaron de
loquitos, después de niños y, por último, de víctimas, ahora Alonso nos trata
de machirulos…” (Radio Gráfica, 3/3/2020).
En contrario,
Adolfo “Fito” Schweighofer representante de la Comisión Nacional de
Excombatientes de Argentina refiere a la Recuperación de Malvinas como “la
Gesta de Malvinas del 2 de abril de 1982 (…) los Veteranos de Malvinas desde el
primer día que volvimos del sur (…) qué mejor oportunidad que los 40 años de la
Gesta (…) si nos quedamos en lo conmemorativo solamente apelaremos a la
nostalgia…” (https://youtu.be/R7MqV2osa1l,
6/1/2022). Pareciera que, entre Alonso y Fito, después de 40 años, hay un
abismo y no sólo terminológico. Aunque en ambos casos, no conozcamos sus
planes.
Espero, que a 40
años de la Recuperación de Malvinas podamos “separar la paja del trigo” y,
procedamos a conmemorar la Recuperación de Malvinas, con la salvedad indicada.
Entiendo que si no se valoriza la Recuperación no se lamentará suficientemente
la pérdida y, sin ello, no se habrán de poner las suficientes energías para
lograr la integridad territorial y, evalúo que, frente a la posibilidad de
utilizar herramientas proactivas, la “Agenda Malvinas 40 años” no está a la
altura de las necesidades estratégicas de la Argentina y, en nada habrá de
modificar la situación de sumisión y oprobio que padecemos todos los argentinos
que sufrimos Malvinas como un desgarro infame a nuestra nacionalidad.
Como indica Alfonso
Hernández-Catá “La guerra no empieza nunca en la primera batalla ni acaba con
la última” y, yo modestamente digo: a Cancha Rayada le llegó su Maipú como
también le llegará a Malvinas, si nuestra política deja de ser declamar,
reclamar y cooperar unilateralmente.
(1) http://www.foroazulyblanco.blogspot.com/2022/01/la-trampa.html
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