desconocidos sobre los atentados a la AMIA y a
la embajada de Israel en Buenos Aires
Infobae, 22 de
Julio de 2022
Una nueva
investigación del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, reveló
detalles hasta ahora desconocidos de los ataques terroristas llevados a cabo a
la Embajada de Israel (1992) y a la AMIA (1994) en Argentina. Según las
conclusiones del reporte, publicado en The New York Times, los ataques fueron
realizados por una célula de Hezbollah sin ayuda de funcionarios argentinos o
agentes iraníes en Buenos Aires.
Además, cuenta de
manera minuciosa cómo se planearon los atentados. Por ejemplo, relata que los
explosivos se introdujeron de contrabando en la Argentina en botellas de champú
y cajas de chocolate. Todo se realizó a través de vuelos comerciales.
Sin embargo, en
una de las cuestiones que hace hincapié la investigación es que los resultados
contrarrestan las antiguas afirmaciones de Israel, Argentina y Estados Unidos
de que Teherán tuvo un papel operativo sobre el terreno. También rechazan las
sospechas de Argentina de que funcionarios y ciudadanos locales fueron
cómplices. Sin embargo, el Mossad ratifica que, a su entender, Irán, que
respalda a Hezbollah, aprobó y financió los atentados y suministró el
entrenamiento y el equipo.
Según el servicio
de inteligencia israelí, tanto el ataque a la AMIA como el de la embajada de
Israel en Buenos Aires fueron perpetrados por Hezbollah en venganza por las
operaciones israelíes contra la milicia chiita en Líbano. Las conclusiones
marcan que el grupo terrorista de Irán utilizó una infraestructura secreta que
construyó por años en Buenos Aires y otros lugares de Sudamérica para preparar
y realizar los ataques.
Además, la
investigación reveló que los productos químicos utilizados para fabricar las
bombas fueron adquiridos por una empresa comercial creada por Hezbollah para
encubrir sus operaciones en Sudamérica.
Un dato clave al
que llegó el Mossad es que los responsables de los dos atentados están vivos y
residen en el Líbano. Es decir, además de que nunca fueron llevados ante la
Justicia, tampoco murieron en los diversos ataques que Israel realizó contra
Hezbollah.
Dos sospechosos,
contra quienes se emitieron alertas rojas de Interpol, están identificados como
agentes libaneses de Hezbollah. Y hay un tercero que es buscado por Estados
Unidos. Además, el comandante de operaciones del grupo terrorista, Imad
Mughniyeh, mencionado por la investigación del Mossad como jefe de la unidad que
llevó a cabo los atentados, murió en una operación conjunta israelí y
estadounidense en 2008.
Toda la
información volcada en la investigación fue recopilada a partir de
interrogatorios con sospechosos, vigilancia, escuchas telefónicas y agentes.
Asimismo, las conclusiones de los informes internos fueron confirmadas en
entrevistas realizadas este mes a cinco altos funcionarios del Mossad actuales
y retirados.
También hay una
fuerte autocrítica en el informe ya que el Mossad reconoce que no pudo
anticipar ninguno de los ataques. Sobre todo el segundo, el de la AMIA, que fue
muy similiar al de la Embajada y fue realizado por el mismo grupo. Esto lo
atribuyen a que Hezbollah se vio superado por el ejército israelí en el Líbano
y, por eso, la agrupación terrorista comenzó a construir unidades encubiertas
en diferentes partes del mundo para ampliar su alcance y atacar a israelíes u
objetivos judíos.
Acorde a sus
conclusiones, desde 1988 Hezbollah envió operativos a varios países de
Sudamérica para adquirir “experiencia que les permitiera abrir negocios
legítimos y tener una fachada comercial sólida para desplazarse entre
diferentes países”.
El 16 de febrero
de 1992, Israel asesinó al líder de Hezbollah, Abbas al-Musawi. Después de ese
ataque, según el Mossad, el grupo terrorista envió a un alto operativo, Hassan
Karaki, con un pasaporte brasileño falsificado a Buenos Aires, donde compró la
camioneta utilizada en el ataque a la embajada. En ese entonces, también había
llegado a la Argentina el comandante adjunto de la unidad de operaciones de
Hezbollah, Talal Hamia, donde se reunió con Muhammad Nur al-Din, un libanés de
24 años que había emigrado a Brasil unos años antes y quien había aceptado ser
un atacante suicida.
El reporte del
Mossad indica que Hamia y todos los agentes de Hezbollah salieron de la
Argentina un día después del atentado en el que inmoló Al-Din. En 2017, el
Departamento de Estado de Estados Unidos ofreció hasta siete millones de
dólares por información que condujera a la localización, el arresto o la
condena de Hamia.
El general de
brigada Uri Sagie, exjefe de inteligencia militar israelí que recomendó
asesinar a Musawi, reconoció en una entrevista en 2016 que Israel no había
previsto la amenaza. “No predije con precisión la reacción de Hezbollah”, dijo.
Los hallazgos del
Mossad aseguran que esas fallas fueron “un estímulo significativo” para
Hezbollah. En marzo de 1994, la misma unidad planeó un atentado suicida en
Bangkok, pero el terrorista suicida se arrepintió y abandonó la misión.
Más tarde, el
director del Mossad en ese momento, Shabtai Shavit, recibió una advertencia de
un alto funcionario de la agencia de inteligencia de que existía un grave
peligro de otro ataque contra judíos o israelíes en Sudamérica, especialmente
en Argentina, según dos funcionarios de seguridad israelíes que en ese entonces
estaban activos y que pidieron no aparecer con sus nombres al discutirse temas
de inteligencia clasificados.
Shavit creía que
la operación había sido realizada por Irán, y no por Hezbollah, y ordenó el
monitoreo de la embajada iraní en Buenos Aires, que no mostró actividad
inusual, aseguraron. Shavit declinó hacer comentarios.
Israel continuó
atacando a Hezbollah en Líbano. El 2 de junio, la Fuerza Aérea Israelí embistió
un campamento del grupo terrorista, en el que 50 personas fallecieron y otras
50 resultaron heridas. Las estaciones de radio de Hezbolá prometieron “una
respuesta total en todos los niveles”.
Un mes después, el
18 de julio de 1994, el centro comunitario judío en Buenos Aires fue atacado.
Según la investigación del Mossad, los mismos operativos de Hezbollah
responsables del bombardeo del centro comunitario el 18 de julio de 1994
estuvieron detrás del derribo de un avión de pasajeros panameño al día
siguiente, un incidente en el que murieron 21 pasajeros, entre los que se
encontraban 12 líderes de la comunidad judía en Panamá.
Los hallazgos del
Mossad afirman que debido a que la red operativa de Hezbollah “no fue expuesta
y neutralizada después del ataque a la Embajada de Israel”, esas mismas
personas fueron utilizadas para “ejecutar un ataque aún más mortal” en el
centro comunitario dos años después.
Tras los atentados
se hicieron acusaciones que implicaban que funcionarios argentinos con
simpatías ultraderechistas o neonazis podrían haber estado involucrados. Pero
los hallazgos del Mossad concluyen que no hay evidencia para sustentar esas
afirmaciones. “Solo los operativos de la unidad de operaciones exteriores de
Hezbolá participaron en el atentado, sin ninguna colaboración de ciudadanos
locales”, indica la investigación.
Respecto a la
responsabilidad de Irán, el informe del Mossad cita las pesquisas del fiscal
Alberto Nisman, que indicaban que Teherán aprobó los dos ataques. De hecho, en
2007, por pedido del fallecido fiscal, Interpol emitió alertas rojas contra
altos funcionarios iraníes, incluido Ahmad Vahidi, quien actualmente es
ministro del Interior de Irán.
Argentina, Israel
y Estados Unidos llevan mucho tiempo acusando a funcionarios de la Embajada de
Irán en Buenos Aires de haber colaborado en los atentados con ayuda material y
organizativa. La investigación del Mossad asegura que Irán no participó en el
terreno de la perpetración, pero sí lo aprobó y financió.
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