comienza
su administración con un caso de guerra cibernética
Rosendo Fraga
Nueva Mayoría
El problema de Inteligencia más importante que
deja Trump a Biden probablemente sea la mayor filtración en el campo cibernético
-realizada supuestamente por Rusia- desde 2014. En la segunda semana de
diciembre la compañía de seguridad electrónica FireEye informó que había
surgido una "campaña de intrusión global" durante aproximadamente 6
meses. Los hackers utilizaron una falla en la actualización de una compañía de
software, Solar-Winds -con sede en Texas, Austin-, para violar la seguridad
informática de acuerdo a FireEye. Concretamente se trata de un producto de
control de la red Orion.
El sábado 12 de diciembre, el Consejo de
Seguridad Nacional se reunió en la Casa Blanca para tratar el asunto. En una
"orden de emergencia" la Agencia de Seguridad de Infraestructura y
Ciberseguridad dijo que el ataque tenía alta capacidad para afectar los
sistemas gubernamentales estadounidenses. Se trata de la quinta orden de estas
características que emite esta oficina desde su creación en 2015. Por su parte,
el Departamento de Seguridad Nacional ordenó a todas las agencias federales que
desconectaran y apagaran cualquier dispositivo conectado a los productos de
Solar-Winds hasta nuevo aviso.
La misma empresa FireEye informó sobre el
riesgo que significan estas filtraciones. En su caso, sus 300.000 clientes en
todo el mundo incluyen a las 5 ramas de las Fuerzas Armadas, el Pentágono, el
Departamento de Estado y el de Justicia, la NASA, la Agencia de Seguridad
Nacional y la Casa Blanca. Entre sus clientes también están las 10 principales
agencias de telecomunicaciones de Estados Unidos. La compañía informó ataques
en Norteamérica, Europa, Asia y Medio Oriente, incluidos sectores de salud, gas
y petróleo.
El vocero del Consejo de Seguridad Nacional,
John Ullyot, sostuvo en un comunicado que los Departamentos del Tesoro y
Comercio fueron los primeros afectados y el gobierno ruso negó estar implicado.
Las autoridades de ambas carteras reconocieron las filtraciones e informaron
que están investigando desde qué momento tienen lugar y cuáles son sus
alcances.
Ya una semana antes de conocerse el hecho, la
Agencia de Seguridad Nacional (NSA), responsable de intervenir redes
informáticas extranjeras y defender los sistemas de seguridad nacional más
sensibles del gobierno federal, emitió una advertencia de que "actores
patrocinados por el estado ruso estaban explotando fallas en un sistema que es
utilizado por numerosas agencias de Estados Unidos". La NSA se negó a dar
detalles, pero lo hizo poco después FireEye. El Washington Post fue el primer
medio de comunicación que apuntó al gobierno ruso como responsable de la
operación.
Las primeras investigaciones de la inteligencia
estadounidense apuntarían a SVR, una agencia de inteligencia rusa de reciente
creación y que tendría un rol cada vez más importante. De confirmarse esto,
sería la operación de inteligencia cibernética más importante desde 2014 y 2015
de Rusia sobre Estados Unidos. Por su parte, la Cancillería rusa sostuvo que
las acusaciones de ciberespionaje son otro intento falso de los medios
estadounidenses de acusar a Rusia. El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo
que Rusia no estaba involucrada en el hecho y que rechazaba "una vez
más" acusaciones estadounidenses en este campo, agregando que si Estados
Unidos no pudo hacer nada durante varios meses, "entonces probablemente no
debería acusar sin base a los rusos por todo".
Curiosamente, la interpretación del Secretario
de Estado, Mike Pompeo, y la del presidente Donald Trump mostraron una fuerte
contradicción. Pompeo sostuvo que la amenaza procede de un ataque de largo
recorrido que, según se cree, "inyectó" programas masivos en las
redes de computadoras que tenían servicios de Solar-Winds. El Secretario de
Estado, en el programa de radio conservador The Mark Levin Show, dijo
"creo que es cierto que ahora podemos decir con bastante claridad que
fueron los rusos los que participaron de este suceso".
Por su parte, Trump recién se refirió al tema
el 19 de diciembre, diciendo por Twitter que "Rusia, Rusia, Rusia es el
cántico preferido de cuanto sucede por parte de fracasados medios de
comunicación, que por razones financieras están petrificados por el debate
sobre la posibilidad de que fuera China". Supuestamente los autores del
hecho también intentaron tomar secretos del Pentágono y del Programa Nuclear de
Estados Unidos en Los Álamos, la instalación donde se construyó la primera bomba
atómica. La SVR sería, según el New York Times, una agencia de élite de
inteligencia. Los líderes demócratas de cuatro comisiones en la Cámara de
Representantes recibieron esta información. Biden sostuvo por su parte que
tiene una "gran preocupación" por este ataque cibernético. Es que a
partir del 20 de enero deberá confirmar si Estados Unidos cierra sus dos
últimos consulados en Rusia, el de Vladivostok en el extremo oriente del país y
el de Ekaterimburgo en el centro. El senador republicano Mitt Romney, por su
parte, culpó a Rusia y criticó el "silencio inexcusable" de la Casa
Blanca.
El riesgo que se generó puso en alerta a la
OTAN y coincidió con una caída de los servicios de Google en todo el mundo. La
Alianza Militar Occidental informó que está llevando a cabo una revisión a
fondo de sus sistemas informáticos por este ataque sufrido por Estados Unidos.
Agregó que la OTAN "también tiene equipos de reacción rápida listos para
apoyar a los Aliados 24 horas al días, y nuestro Centro de Operaciones del Ciberespacio
está funcionando". Pero el vocero reconoció que la OTAN utiliza los
programas informáticos de Solar-Winds en algunas redes internas de su Cuartel
General en Bruselas.
Microsoft informó que el ataque había afectado
la mayoría de los casos a blancos ubicados en Estados Unidos, pero también en
la OTAN. Curiosamente, el mismo 14 de diciembre el servicio global de Google
cayó durante 45 minutos por un "problema de cuota de almacenamiento
interno". La empresa descartó que la interrupción se tratase de un ciberataque.
La caída alcanzó a varios servicios de google, entre ellos el de correo
electrónico Gmail y la plataforma de videos Youtube.
La falla se extendió a Europa, la Costa Este de
Estados Unidos y Japón. Cabe recordar que en agosto pasado alguno de los
servicios de buscador, como Gmail o Drive, también sufrieron caídas
intermitentes a nivel mundial. Pero los seis meses que habría durado la
supuesta operación rusa mediante Solar-Winds coincide exactamente con el
transcurrido por la pandemia.
Fuente: Alfil, 5-1-21
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