de la muerte de
Nisman
Infobae, 17 de
Enero de 2021
Alberto Nisman, el
fiscal que investigaba el atentado a la AMIA, fue encontrado muerto en el baño
de su departamento de Puerto Madero el 18 de enero de 2015. Mañana se cumplirán
seis años del hallazgo de aquel cadáver. La Justicia investiga su fallecimiento
como un crimen, pero aún no hay responsables. Su muerte potenció el clima
político que se había desatado cuatro días antes, cuando el fiscal había
denunciado a la entonces presidenta Cristina Kirchner (hoy vicepresidenta) y a
funcionarios de su gobierno por un presunto encubrimiento de los acusados del
atentado a partir de la firma del memorándum del entendimiento con Irán. El
lunes 19, a Nisman lo esperaban en el Congreso para dar cuenta de esa denuncia.
El juez federal
Julián Ercolini procesó a fines de 2017 a Diego Lagomarsino, el perito
tecnológico que trabaja para Nisman, como partícipe necesario del delito de
homicidio. Lagomarsino fue quien le llevó la noche del sábado 17 de enero de
2015 al fiscal una pistola Bersa calibre 22. De esa arma salió el tiro que
terminó con su vida. También fueron procesados por encubrimiento e
incumplimiento de los deberes de funcionario público los cuatro custodios de la
Policía Federal que tenía Nisman.
Lagomarsino fue
una de las últimas personas que vio con vida a Nisman y siempre expresó su
inocencia: dijo públicamente y en la Justicia que llevó el arma por pedido del
fiscal. Según aseguró, Nisman le había dicho que temía que “algún loquito” lo
agrediera y quería estar protegido. En su indagatoria, Lagomarsino calificó su
relación con Nisman como de “amo-esclavo”. Dijo que el fiscal lo llamaba varias
veces por día y que nunca podía decirle que no a nada que le pidiera
Uno de los
custodios también declaró que el fiscal le preguntó ese fin de semana si podía
conseguir un arma. Así lo dijo Rubén Benítez, un policía que fue el custodio de
Nisman durante 15 años y que aseguró que ese 17 de enero de 2015 –un día antes
de que fuese encontrado muerto– Nisman le preguntó si le podía comprar un arma
con su nombre. El oficial de la Policía Federal le contestó que no, pero que sí
podía averiguar cómo y dónde debía hacerlo él. El fiscal Taiano le preguntó si
esa circunstancia no le llamó la atención y si no la reportó a sus superiores.
A ambas consultas respondió que no.
Como para la
Justicia se trató de un crimen, la investigación está hoy centrada en una tarea
que a seis años todavía no arrojó resultados: dar con los autores materiales e
intelectuales. Para eso el fiscal federal Eduardo Taiano, a cargo de la causa,
realiza desde hace tres años un entrecruzamiento de llamados de personas de la
inteligencia, la política y las fuerzas de seguridad. Ya tiene un primer
informe que concluyó que el fin de semana de la muerte de Nisman hubo una
explosión de llamados inusual entre el mundo de la inteligencia y la política.
El objetivo es avanzar con citaciones a actuales y ex espías que den cuenta
El 14 de enero de
2015 Nisman cambió la monotonía del verano. Presentó en los tribunales de
Comodoro Py una denuncia contra Cristina Kirchner, su canciller Héctor
Timerman, el diputado nacional Andrés Larroque, el dirigente social Luis
D´Elia, el líder de Quebracho Fernando Esteche, entre otros, por querer
encubrir a los acusados del atentado a la AMIA con la firma del memorándum con
Irán. Se trataba de un acuerdo entre ambos países para avanzar en el
esclarecimiento del atentado. La denuncia de Nisman se basaba en escuchas
judiciales a D´Elia.
“El plan criminal
se activó cuando Timerman viajó a Aleppo en 2011 y secretamente se reunió con
su par iraní, Ali Akbar Salehi, a quien le hizo saber que las autoridades
argentinas estaban dispuestas a renunciar a la investigación del caso AMIA con
tal de provocar un acercamiento de orden geopolítico y restablecer plenas
relaciones comerciales entre ambos Estados”, había planteado Nisman en esa
acusación.
El 19 de enero
Nisman tenía que presentare en el Congreso. Pasó el fin de semana en su
departamento del complejo de Le Parc, en Puerto Madero. Le pidió diligencias a
sus custodios, habló con periodistas y dirigentes políticos a los que les contó
que preparaba su exposición y recibió a Lagomarsino, una persona hasta entonces
desconocida y que con la muerte de Nisman iba a generar muchos interrogantes.
El 18 de enero el
fiscal no atendía las llamadas ni contestaba los mensajes. Quiénes alertaron de
esta situación fueron los custodios y Soledad Castro, una de las secretarias
judiciales con la que trabajaba en la denuncia. Quien tenía llave del
departamento era Sara Garfunkel, madre de Nisman, a quienes contactaron y los
custodios fueron a buscar a su domicilio en Belgrano.
Pasadas las ocho
de la noche de ese domingo, los custodios, Garfunkel y una amiga llegaron a Le
Parc. Pero se encontraron con distintos problemas para el acceso y tuvieron que
llamar a un cerrajero. Finalmente, a las 22.30 pudieron ingresar. Nisman estaba
tirado en el baño junto a un charco de sangre.
El entonces
secretario de Seguridad, Sergio Berni, el jefe de la Policía Federal Román Di
Santo y la fiscal Viviana Fein, llegaron al lugar a la medianoche. Esa misma
noche Berni le informó a Cristina Kirchner de la muerte de Nisman. El 19 de
enero el país amaneció con la noticia de la muerte de Nisman.
“El suicidio (que
estoy convencida) no fue suicidio. Hoy no tengo pruebas, pero tampoco tengo
dudas”, escribió Cristina Kirchner cuatro días después en una carta pública
tras la muerte de Nisman. Pero en su libro “Sinceramente”, la ahora
vicepresidente dejó abierta otra posibilidad. “No puedo dejar de preguntarme,
con la publicación de esta investigación basada en la lectura minuciosa de la
causa judicial, si la hipótesis del homicidio quedó debilitada”, expresó tras
referirse a una investigación del periodista Pablo Duggan que avala la
hipótesis del suicidio.
El presidente
Alberto Fernández también cambió de postura. “Hasta el día de hoy dudo que se
haya suicidado”, dijo para el documental de Netflix “El fiscal, la presidenta y
el espía”. “Como la Justicia va cambiando de acuerdo al momento político, llega
un momento donde uno no sabe a quién creerle, el ciudadano común no sabe a
quién creerle. En el caso Nisman, yo estoy convencido de que fue un suicidio;
después de dudarlo mucho eh, no voy a mentir, después de dudarlo mucho”, dijo
Fernández el mes pasado.
La causa estuvo a
cargo de Fein, objetada y enfrentada con la querella de Sandra Arroyo Salgado,
jueza federal de San Isidro y ex esposa de Nisman con quien tuvo dos hijas a
quiénes representada en la causa. El expediente pasó en septiembre de 2016 a la
justicia federal. La Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que su
muerte podía ser relacionada a su función de fiscal federal.
Tras dejar el
caso, la fiscal Fein -ya jubilada- reveló que su principal hipótesis fue que a
Nisman lo instigaron a suicidarse.
En septiembre de
2017, la Gendarmería Nacional determinó en una junta interdisciplinaria que a
Nisman lo mataron. El informe generó contraversias. Hasta entonces los
anteriores peritajes no se volcaron por la hipótesis del homicidio y los
peritos de Lagomarsino sostienen que se trató de un suicidio. Por esas
controversias, la pregunta sigue siendo la misma que el 18 de enero de 2015:
¿suicidio u homicidio?
Mientras se
investigaba su muerte, la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner seguía su
curso. Primero fue desestimada por el juez federal Daniel Rafecas que entendió
que en lo que el fiscal había presentado no había nada para investigar. Pero
luego fue reabierta por la Cámara Federal de Casación Penal.
El caso cambió de
juez y tuvo otro impulso. El juez federal Claudio Bonadio -ya fallecido-
procesó en diciembre de 2017 a Cristina Kirchner, a Timerman, a Larroque, al ex
secretario Legal de la Presidencia Carlos Zannini, a los ex jefes de la de la
Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli y Juan Mena, a Esteche, a
D´Elia y al dirigente de la comunidad iraní en Argentina Jorge Khalil, entre
otros, por traición a la patria. El magistrado detuvo a Zannini, D´Elia, Esteche
y Khalil , dispuso la prisión domiciliaria de Timerman por su estado de salud
-falleció un año después- y el desafuero de Cristina Kirchner como senadora. La
causa pasó a juicio oral en marzo de 2018 y está a cargo del Tribunal Oral
Federal 8 que debe poner fecha para iniciar el proceso.
Con el informe de
Gendarmería Nacional, Lagomarsino fue procesado como partícipe de un homicidio.
No fue preso y estuvo con una pulsera electrónica que controlaba sus
movimientos hasta octubre del año pasado cuando se la sacaron.
A seis años de la
muerte de Nisman la causa judicial busca desentrañar una explosión de llamadas
telefónicas entre agentes de inteligencia, jefes de la AFI y funcionarios
políticos que se dieron ese fin de semana y que antes no había ocurrido ni
volvería a pasar. El objetivo es buscar pruebas que den con los autores
materiales e intelectuales que sostengan la hipótesis de homicidio. Una tarea
que los investigadores confiesan difícil.
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