de los señores
Fernández
por Enrique
Guillermo Avogadro
Informador
Público, 27-2-21
“Los miembros de
esta generación tendremos que lamentarnos no sólo por las palabras y los actos
de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas”. Martin
Luther King
Alberto Fernández
dio una estupenda muestra de oportunidad cuando, hace pocos días, se prostró
ante Vladimir Putin y le ofreció convertir a la Argentina en la puerta de
entrada de Rusia a Latinoamérica. En teoría, lo hizo para obtener ayuda –que no
consiguió- para hacer frente a la crisis que nos agobia por responsabilidad de
su gobierno, caracterizado por su supina ignorancia, su manifiesta incapacidad,
su notoria impericia, su trasnochada ideologización, su lógico internismo y su
constante latrocinio.
Lo hizo mientras
ruega que el FMI acceda a firmar un acuerdo que nos evite caer al abismo del
default generalizado; a pesar de todos nuestros records en la materia, nunca
incurrimos en esa inconducta frente al organismo. Obviamente, el Meme que nos
gobierna no sabía que Rusia ya está presente, económica y militarmente, en
Cuba, Venezuela y Nicaragua, por lo cual nuestra importancia -en realidad,
insignificancia- como cabeza de playa rusa en la región carece de interés para
el tirano ruso.
Y confirmó que
nuestra Cancilleríano tiene la menor idea de geopolítica y que, en lugar de
atender a los intereses permanentes de la nación, prioriza las afinidades
ideológicas del kirchnerismo. Menos de veinte días después de humillarse ante
el auto-percibido zar, éste invadió Ucrania sin limitarse, como pensaban las
almas buenas, a ocupar las provincias ruso-parlantes; mientras escribo, sus
blindados ingresan a Kiev, la capital de una nación independiente que, salvo
solicitar su incorporación a la OTAN, nada ha hecho para desatar la furia
conquistadora de Putin. Es probable que, ante la clara prueba de la falta de
interés de la coalición en entrar en una guerra convencional y, menos aún,
enviar tropas al escenario del conflicto, Rusia se limite a instalar un
gobierno títere en Ucrania, tal como hizo en otros ex-miembros de la URSS.; sin
embargo, nadie debería olvidar que también lo eran Polonia, Estonia, Lituania y
Letonia, etc., hoy integrados a la OTAN y, como tales, amenazantes fronteras
para Putin.
La situación en
Europa seguramente está siendo analizada detenidamente por Xi Jinping para
considerar su propia vocación por incorporar a Taiwan a la República Popular
China. Si decidiera usar la fuerza militar para lograr la anexión de la isla,
pondría a prueba la fortaleza de la alianza de Estados Unidos con los países
vecinos (Japón, Corea del Sur, Filipinas, Australia, etc.) y la notoria
debilidad que ha mostrado Occidente al aplicar sólo sanciones económicas a
Rusia puede dar alas a su ambición.
Cristina Kirchner
también abrió otra peligrosa puerta cuando nos puso, hace ya una década, en la
mesa de arena de los conflictos mundiales al entregar a China territorio
nacional -en Bajada del Agrio, Neuquén- para que construyera y equipara una
base militar que usa para el rastreo y el control (¿también la interferencia?)
de la actividad espacial internacional; si el conflicto armado continuara
escalando, y es probable que así suceda, resulta indiscutible que la
instalación se convertirá obligadamente en blanco de un ataque aliado, ya que
Occidente no podría permitir que actúe sobre los numerosos sistemas
satelitales.
También contribuyó
a ese posicionamiento el inefable Alberto quien, según afirmó indignado el
Embajador de China ante Argentina, el insólito Sabino Vaca Narvaja, en su
reciente visita a Beijing -también fracasada en sus aspiraciones de ayuda- juró
que entregaría la hidrovía del río Paraná (principal ruta de exportaciones
argentinas) a Xi Jinping, pero su empresa fue descartada en forma sospechosa de
la reciente licitación, tal como expresó en una reciente y muy quejosa
solicitada.
El primer efecto
de la agresión rusa sobre los mercados mundiales fue, naturalmente, la fuerte
suba en los precios de los cereales y la energía. Si bien es cierto que las
fantásticas cotizaciones que alcanzaron desde el miércoles la soja, el trigo,
el maíz, etc., beneficiarán a la Argentina al mejorar el ingreso de divisas, no
lo es menos que impactarán m en la inflación; seguramente, el Gobierno intentará,
una vez más, “desacoplar” los precios internos de los internacionales pero, si
lo hace, generará una nueva guerra con el campo, tal como sucedió cuando
pretendió en 2008 aplicar la Resolución 125, que murió por el voto “no
positivo” de Julio Cobos.
Mucho más negativo
será el aumento del gas que, a pesar de contar con las enormes reservas de Vaca
Muerta, debemos importar masivamente por la pérdida del autoabastecimiento
debido al irrefrenable deseo de Néstor Kirchner de robarse el 25% de YPF, por
el insensato populismo que obliga a subsidiar el consumo, y por la corrupción y
la intromisión del Estado, incluyendo el permanente cambio de reglas de juego,
en los sectores de generación, transporte y distribución de energía, sea de
luz, sea de gas. Para tener una idea de la gravedad de la situación, basta con
pensar que los subsidios representan 2,3 puntos del PBI y que, si persiste el
escenario bélico, deberán incrementarse en US$ 4.500 millones este año, cuando
el Banco Central no tiene ya divisas para afrontarlo.
El martes, la
disfuncional dupla que nos gobierna exhibirá un nuevo “pas de deux” cuando el
Meme abra las sesiones ordinarias del Congreso; subsiste la incógnita acerca de
cuál será su disfraz esta vez, cuando el Carnaval esté concluyendo y deba mostrar
qué dice el acuerdo con el FMI.
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