Guillermo
Belcore
La Prensa,
08.11.2020
El gaucho no
existe, es un invento de los estancieros para entretener a los caballos,
bromeaba Macedonio Fernández , acaso el único auténtico intelectual que ha
engendrado la Argentina (vivía para pensar y conversar, según Borges). Pero
Macedonio estaba equivocado. El gaucho existe y está en el centro de nuestra
nacionalidad . Y el artista virtuoso así lo ha hecho notar; José Hernández, Lugones
y Güiraldes, desde ya, pero también escritores ilustradores de la talla de
Enrique José Rapela (1911-1978), destacado colaborador de La Prensa en los
sesenta y setenta.
Acaba de
reimprimir Editoral El Ateneo una obra sublime de Rapela: Conozcamos lo
nuestro. Homenaje ilustrado al gaucho (343 páginas). Se trata de una
"" enciclopedia singular de terminología campestre "" que
había sido publicada por primera vez en 1977. Eran tres fascículos que se
ofrecían en los kioscos de diarios y revistas. Uno de sus cometidos era
enseñarles a los lectores contemporáneos que "nada hizo el gaucho que no
tuviera una finalidad importante". Aquellos "maravillosos antepasados
" eran hombres y mujeres prácticos; desconocían las fruslerías urbanas
como el psicoanálisis.
La de 2020 es una
bellísima edición bilingüe, en rústica, que conserva la excelencia de la pluma
y el pincel de Rapela. El volumen fue organizado en capítulos y partes
temáticas: prendas de vestir, implementos de trabajo y habilidades; hogar y
alrededores, costumbres, pasatiempos y supersticiones; el caballo y otros
animales. El homenaje no sólo involucra al individualista paisano de las
llanuras ("que heredó todo del pueblo español") y su inseparable
compañero ungulado. Rapela agregó un pantallazo de los usos y costumbres del
indio, "aquel valiente dueño de la tierra que defendió con valor y orgullo
luchando contra el gaucho, que fue el primer instrumento que el ilustrado
utilizó para liberar esas grandes extensiones de rica tierra".
Una o más
ilustraciones engalanan cada página de esta obra esclarecedora. El arte visual
de Rapela se construía "con dibujos sobrios, aplomados, clásicos pero con
grises que enriquecen no solo la composición, sino que funcionan como
ornato", describe la licenciada Pilar Altilio en uno de los dos prólogos.
El otro, del periodista Mariano Wullich, proclama que el gaucho, "amalgama
de tierra y hombre", no es cosa del pasado.
HOMBRE ORQUESTA
Rapela fue
"un apasionado emprendedor, guionista, dibujante, editor, escritor e
historiador", destaca también Altilio. La historieta criollista fue la
herramienta favorita de un artista autodidacta que empeñó su vida en el rescate
de una tradición que juzgaba esencial. ¡Bienaventurados los hombres y mujeres
que tienen una causa noble a la que obedecer! Hasta febrero de 1978, Rapela
honraba las ediciones dominicales de este diario con la tira Fabián Leyes ,
justiciero libre como el viento. Cirilo el Audaz, El Huinca y Cirilo el
Argentino también llevaban su firma. Hay que destacar que tenía información de
primera mano: fue administrador de estancia por los pagos de Roque Pérez.
Hoy, con la Patria
degradada por la frustración económica y por la ausencia de un destino, vale la
pena, mediante esta joya de El Ateneo, conocer o reencontrarse con Enrique José
Rapela, apasionado nacionalista que trabajó para ampliar los conocimientos de
sus semejantes . Debe destacarse que en 1967 creó la editorial Cielosur con el
fin de potenciar la historieta gauchesca.
Así razonaba el
artista de las cosas nuestras:
"Esos
gauchos, forjadores de nuestra grandeza nacional, con la lanza en un principio
y con el arado después, son los mismos que hoy trabajan infatigables y
anónimos, y que sin dilación empuñarían nuevamente la lanza para defender su
tierra, su honor y su soberanía , siempre en peligro por los dones que a manos
llenas ha derramado Dios sobre mi patria y que despierta la codicia de las
poderosas potencias".
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