Andrés Torres
En su columna del lunes 13
de julio el periodista Carlos Pagni se refirió a la discusión que se está
produciendo en el seno del Gobierno Nacional acerca de un eventual INGRESO
BASICO UNIVERSAL.
Reproducimos el extracto:
“La tercera discusión
interesantísima: el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, está pensando
en establecer una prestación universal que sustituya a este Ingreso Familiar de
Emergencia (IFE) que reciben aquellos que no tienen otro tipo de compensación
por parte del Estado y que están en una situación de pobreza grave. Desde el
lado de los movimientos sociales lo aprueban, pero piden que el beneficio sea
"ganado" de alguna manera. Es un planteo que uno no espera que venga
de la izquierda y de los movimientos sociales: "si no trabajan que no
cobren". Pero esos movimientos esperan una contraprestación de ese dinero
para poder controlar las prestaciones. Es decir, para poder intermediar entre
el beneficiario y el Estado, porque esa es la forma en que se alimentan
maquinarias gigantescas de clientelismo. Muchos dirigentes sociales pasan
listas en las marchas y, al que no va, le suspenden el subsidio. Algunos hasta
reciben una parte de la prestación, montando una industria de la pobreza. En
este clima que estamos viviendo, dramático, donde la pobreza podría pesar 50%, sigue
habiendo este tipo de perversiones.”
Es interesante, porque una
cosa es oponer un reparo moral al IBU sosteniendo que si no se lo acompaña de
una contraprestación laboral se fomenta la vagancia y se va en contra del
precepto que sindica la dignidad del trabajo humano, y otra cosa muy distinta
es forzar a que el IBU implique tareas obligatorias para que los punteros (y
algunos movimientos sociales) sigan manejando
planes como botín y caja de financiamiento propio.
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