viernes, 3 de julio de 2020

¿DE QUÉ INDEPENDENCIA HABLAMOS?





por José Luis Milia

Informador Público, 3-7-20


Cuando Alfredo Cornejo dijo: “Mendoza tiene todo para vivir como un país independiente…, pero realmente Argentina perjudica a Mendoza para tomar deuda y traer inversiones”, el revuelo que se produjo entre los idiotas vernáculos sería lógico si hoy la Argentina fuese un país en serio.

Cornejo, como todos los políticos que hoy están en actividad, es parte del problema, ya que todos son culpables de que, a partir de su inepcia -tanto lo que hoy es oposición como el rejuntado que actúa como oficialista- han dejado a la república postrada casi de manera terminal; es tan vasta la ignorancia y la negligencia de la que hace cuarenta años se ufanan que son incapaces de ver lo obvio, que es probable que esta tierra esté transitando los últimos años como nación.

Hagamos un ejercicio de política ficción; supongamos que los mendocinos, luego de la trastada que les hizo el “presidente” al vetar el proyecto de la presa Portezuelo de los Vientos, amén de otras picardías -obligado por la obediencia debida que le ha impuesto su mandataria- decidan por mayoría independizarse, ¿Qué pasaría?, no sirve hablar de la Constitución Nacional, al fin y al cabo una constitución sin una fuerza que la respalde es papel y nada más, lo más probable es que no pase nada porque la Argentina no tiene la potencia necesaria que respalde u Constitución.

Porque acá, más que rasgarse las vestiduras por una poco feliz frase de un político, sería mejor a las plañideras de siempre preguntarse: ¿Aún tiene entidad independiente la Nación Argentina?, o mejor aún, ¿tiene la Nación Argentina los elementos que hacen soberana a una nación?... La respuesta es no.

Pensemos un simple inventario de lo que se considera necesario para que una república sea independiente: Educación, Salud Pública, Defensa, Seguridad Interior, Moneda y Relaciones Exteriores. La educación pública en la Argentina es una ilusión, su sistema de salud es un espejismo, su moneda, no existe, su economía está en ruinas, la defensa nacional -después de años de perseguir a las Fuerzas Armadas- es una ficción, la seguridad interna un engaño y las relaciones exteriores, manejadas por un inútil de toda inutilidad, una simple ofuscación.

Convengamos que aún conservamos casi intacto el territorio -pregunto: ¿la base china?, ¿los mapuches independentistas?- porque esta situación se da hoy y no en 1978; negar que la integridad territorial argentina hoy tiene más que ver con una idea mundial de relaciones pacíficas entre países, porque esta idea que se ha traducido en indulgencia de nuestros vecinos para con nosotros y no en que ellos se han aplacado porque las Fuerzas Armadas Argentinas ya no tienen hipótesis de conflicto vecinales como creen los imbéciles que han manejado el país desde 1983.

La ceguera de los que se angustian por declaraciones estúpidas y no por lo que sucede realmente es desastrosa, porque los avisos de independencia ya han comenzado en el país. Esto empieza siempre, a partir de realidades económicas. Hoy ya no son tres o cuatro los bodegueros que pasan de contrabando vino y mosto a granel a Chile, ni son tres o cuatro grandes exportadores que trasiegan soja, maíz y trigo a Bolivia, Paraguay y a Uruguay; eso sucedía hace veinte años, ahora son centenares los productores que aprovechando fronteras desguarnecidas hacen esto. Si nuestros políticos se tomaran el trabajo de trabajar y evaluar lo que hacen nuestros vecinos, habrían visto que la producción boliviana, uruguaya o paraguaya de soja, con terrenos más pobres, tienen “mejores rindes” que en Argentina.

Pero no nos preocupemos, el ñoqui que ejerce de embajador argentino en España ha repudiado las declaraciones de Cornejo; ¡La democracia está a salvo!

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