y las extremas nevadas
durante los apoyos a la población
Revista Def, 31 julio, 2020
En
Neuquén, la subteniente de Ejército María de los Ángeles Gruttulini protagonizó
un momento que le demandó más tiempo y sacrificios de los que imaginó.
“Era la oficial a cargo del
grupo que me designaron, integrado por 4 suboficiales y dos civiles del
municipio. Los apoyos consisten en actividades que hacemos cotidianamente,
incluso el día anterior yo había ido con personal de la Banda militar”,
comienza su relato María de los Ángeles Gruttulini, la subteniente del
Regimiento de Infantería de Montaña 10, unidad del Ejército Argentino ubicada
en la ciudad de Covunco, provincia de Neuquén.
Allí, los temporales de
nieve afectaron a los pobladores, por lo que el Regimiento se encuentra
repartiendo víveres y leña a aquellos que se encuentran aislados. Era jueves
cuando María de los Ángeles regresaba con su patrulla tras asistir a los
ciudadanos del paraje Cañadón de la Vaca Muerta. “A 10 km del último lugar al
que habíamos ido tuvimos que llevar leña a un señor que había quedado aislado
junto a sus 3 nietos. Regresábamos de ahí cuando empezó a oscurecer y la
cantidad de nieve dificultó el avance, así que decidimos buscar lugar para
refugiarnos”, relata y agrega que tomaron contacto con la Unidad militar para
avisar que el camino que ellos habían marcado se encontraba en mal estado y que
no era necesario que los fueran a buscar.
Un estanciero les permitió permanecer en una casa que se encontraba
vacía, incluso se encargó de hacerles llegar un plato de guiso caliente. Para
llegar ahí, a unas 10 cuadras de donde estaban varados, caminaron cerca de 3
horas. “Era tanta la nieve que llegaba hasta el pecho de los caballos”, aclara
la militar oriunda de Berazategui.
El viernes trajo aún más
nieve y el camión UNIMOG del Ejército ya no podía moverse. A partir de
entonces, detalla María de los Ángeles, la cooperación y la solidaridad pasaron
a protagonizar los minutos de aquellas frías jornadas. Recién pudieron regresar
a la Unidad el domingo por la mañana. “Una patrulla, con esquíes, logró
acercarse, pero no pudo llegar al lugar. Así que un baqueano del Regimiento,
con su caballo, nos alcanzó raquetas para poder caminar con ellas”, cuenta, al
tiempo que destaca que fueron los baqueanos de la Fuerza los que pudieron
reconocer el lugar para poder llegar a donde se encontraban: “A nosotros la
nieve nos cambió mucho la visión del lugar, sin embargo, ellos ven un pico, un
árbol o una montaña y reconocen enseguida el paisaje”.
Gruttulini ya se encuentra
en el Regimiento y, como profesional del servicio de educación física del
Ejército destinada en una Unidad de Infantería, explica que su presencia es muy
requerida por el personal militar: “Siempre buscan hacer actividad física, más
allá del adiestramiento, salen al terreno y llevan adelante marchas”, dice, al
tiempo que confiesa que tras egresar el Colegio Militar de la Nación pidió ir
destinada a una Unidad de montaña.
¿Cómo vive los apoyos que
llevan adelante? “Las personas nos esperan con ansias. Nos invitan siempre a
quedarnos. A veces, hacen panes y tortas fritas y nos piden que nos las
llevemos. Con poco, son muy agradecidos”, y comenta que, durante estas
actividades, se encontraron con una mujer de aproximadamente 70 años que
cortaba leña con su hacha: “Enseguida los suboficiales lo comenzaron a hacer
por ella. La señora estaba muy emocionada”.
“Las personas nos esperan
con ansias. Nos invitan siempre a quedarnos. A veces, hacen panes y tortas
fritas y nos piden que nos las llevemos. Con poco, son muy agradecidos”,
comenta la mujer. Foto: Gentileza Ejército.
“Desde chica me llama la
atención el Ejército. Cuando terminé el profesorado, quería entrar si o si, si
no lo hacía como profesional, iba a ingresar como cadete al cuerpo comando. Me
gusta mucho. Aquí hay muchos valores”, manifiesta, al tiempo que rescata la
labor de los integrantes del Regimiento en las actividades diarias. “Somos todos
soldados, estamos todos en la misma, buscando cumplir con la misión”, concluye.
Hoy al teniente coronel
Carlos María Fraquelli le toca comandar a la histórica Unidad que, además de
estar participando en la Operación “General Manuel Belgrano” (integrando la
zona de emergencia de Neuquén en el marco de la pandemia provocada por el
COVID-19), también asiste a las poblaciones ante las intensas nevadas. Llevan
alimentos, leña, forraje para los animales y agua. Si bien el oficial está
acostumbrado a estas contingencias, ya que, dentro del Ejército, se especializó
en la aptitud de montaña, viene de Río de Janeiro, donde representó a la Fuerza
en la Escuela de Operaciones de Paz. “Si bien el cambio fue un poco abrupto, me
reencontré con mi especialidad”, confiesa.
“Tenemos trabajo y lo
estamos disfrutando. Nos gusta que la gente vea que el Ejército está para
ayudarlos ante cualquier eventualidad. No solamente dentro de la operación
“General Manuel Belgrano”, sino también por la emergencia climática. La zona de
montaña es muy proclive a desastres naturales, como pueden ser aludes o
erupciones de volcanes. Nosotros dependemos de una Brigada que históricamente
se ha caracterizado por ayudar a la gente. Los ciudadanos valoran mucho nuestro
trabajo”, sostiene Fraquelli, antes de finalizar explicando que el Ejército se
prepara para defender al país, y que este adiestramiento es lo que permite que
se puedan realizar este tipo de misiones subsidiarias con eficiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario