Grl Heriberto Justo
Auel
“La
Argentina es el país que va a ninguna parte”.
Ex Presidente ROU, Dr. J. M. Sanguinetti.
Causas y Efectos.
El largo proceso de caída.
¿Es la Argentina un país viable en el siglo XXI?
La revolución y la impunidad en tiempos del coronavirus.
-Covid-19-.
1. Causas y Efectos.
En las últimas décadas nos hemos
preguntado, cíclicamente, si nuestra querida Patria Argentina tiene viabilidad
como país independiente, en el siglo XXI. Razones no faltaron. Por cada paso
hacia adelante, en estos años, hemos dado dos hacia atrás (1).
En
el conjunto de los Estados que conviven en el mundo actual poseemos la séptima
extensión geográfica, que se desenvuelve desde el Trópico de Capricornio hasta
el Polo Sur. Consecuentemente tenemos todos los climas, extensas montañas,
enormes llanuras, largas costas marítimas y la mayor plataforma submarina del
continente. Debido a ello, no nos faltan insumos.
Lo que nos falta es una
lúcida dirigencia y no tenemos conciencia de ello (2). Una gran mayoría de nuestros conciudadanos entiende que la
causa de nuestra larga decadencia es económica-financiera y, no es así. Tenemos un gran país y una
pequeña dirigencia.
Nuestros
problemas socio-económicos-financieros son consecuencia
de una grave y progresiva crisis dirigencial
y esa sostenida situación ha llegado a la categoría de decadencia. Las causas de ésta son muy profundas y están
fuera del alcance de los sentidos. Son abstractas, pero de toda evidencia para
quienes tienen los sensores adecuados para percibir la naturaleza del complejo
problema irresuelto (3).
2. El largo proceso de caída.
Luego
de un siglo inicial -1810/1910- que fuera una verdadera epopeya heroica, plena
de coraje y de éxitos que abarcaron las guerras de la Independencia y las guerras
civiles, llegó la Paz y con ella la rica “Primera Argentina Agropecuaria”
(4). Luego, a partir del Primer Centenario, ingresamos a una continua
degradación cultural, política y socioeconómica -como natural consecuencia de aquel
explosivo éxito sorpresivo y admirable- en un lapso en el que Occidente, en su
núcleo fundacional europeo, ingresaba a dos autodestructivas guerras civiles -1914/1918
y 1939/1945-, de cuyas graves consecuencias aún no ha salido.
La
Argentina -espejo cultural de aquella Europa- no fue ajena al drama de
Occidente en su núcleo duro y este drama, que aún vivimos intensamente, fue agravándose
progresivamente desde 1982 -Guerra del Atlántico Sur-. Habíamos ingresado a una
nueva etapa de la guerra social-revolucionaria, iniciada a principios
del siglo XX.
Aquel
rápido y explosivo éxito económico -que hemos citado en el párrafo anterior-
llevó a la sólida y antigua dirigencia “patricia”
a su zona de confort. El timón quedó en manos de “m´hïjo, el dotor”, primera generación nacional de inmigrantes, verdadera
contrafigura del ejemplar pionero o bien, en algunos casos, del retoño de
algunos revolucionarios-anarquistas expulsados de la Europa ensangrentada, que retenían
graves resentimientos sociales y que ingresaron enmascarados con el aluvión
migratorio. Así surgieron -en nuestra sociología naciente- las figuras del
irresponsable Isidorito Cañones o del “ácrata
violento”, antecedente directo del terrorista revolucionario de los ’70.
Si
fuere necesaria una prueba de la afirmación que hemos hecho en el punto 1, en
lo que hace a las causas de la
caída, la encontraremos en la comparación de la forma idónea en que se resolvió
la agresión revolucionaria a principios del S. XX por parte del
anarco-comunismo ácrata y la torpeza empleada por la “nueva dirigencia”, sesenta años después frente al castro-comunismo, tal como lo
explicita -documentadamente- el Tcnl Dr Valiente, en “Los anarquistas y la violencia” (5).
A
fines del siglo XIX y principios del S. XX, bajo el lema “Paz y Administración”, nuestra
dirigencia política elaboró una Gran Estrategia con la que solucionó la sangrienta agresión
revolucionaria, sin que hubiere una sola denuncia contra las instituciones
estatales. Décadas después, sin tener presente a esta olvidada experiencia
ejemplar y frente a una agresión homóloga, no
existió ni Gran ni Pequeña Estrategia. Hubo improvisación.
Por
decreto se ordenó -tardíamente- el “aniquilamiento”
del enemigo que actuaba en todo el país desde quince años antes -1959/60-.
A la Ley de Residencia 4144 -Ley Cané- de 1902, le acompañaron un conjunto de
leyes que abarcaron todo el espectro de las actividades socio-políticas. Y
la revolución violenta fracasó.
Al
inicuo decreto de “aniquilamiento” -de
1974- solo le acompañó la improvisación.
Con esa retardada, improvisada y errónea apertura de operaciones militares por
parte de los “recién llegados”. ¿Pudo
esperarse algún resultado eficiente con semejante dislate? Absolutamente, NO.
Pero
cuando llegó el momento de encontrar responsabilidades por las garrafales
ausencias y yerros de procedimientos, quienes tiraron la pesada piedra, escondieron
la mano. Buscaron al “cabeza de
turco” y así lograron la destrucción de las Instituciones, dejando abierto
el camino para que el castro-comunismo llegara por vía electoral.
Y
allí estamos, en manos de ignorantes e irresponsables ideologizados y fenicios,
que dicen ser “científicos”.
De
aquella nacionalidad emergente de una cultura definida, de valores firmes, de
objetivos claros y comunes que la hizo generosa, expansiva, audaz y exitosa, ingresamos
-en breve tiempo- a la sociedad actual, de valores relativizados, egoísta, contractiva
y decadente, que construye pobreza, embrutecimiento espiritual y corrupción
organizada, objetivada hoy en las patotas de jóvenes “rugbiers”, en violadores que asesinan niños o en politicastros
cuyos máximos proyectos apuntan a las más rebuscadas falacias para
alcanzar su propia impunidad
-aún a pesar de la causa de “los
cuadernos-”.
¿Hay
conciencia -en nuestras dirigencias- que son directas responsables del vaciamiento
de la identidad de los argentinos y de un Estado fallido en ciernes?
Aquella
“confundida” actitud de 1983 frente
al agresor revolucionario, hoy continúa. Lo terminamos de sufrir con el
entredicho Fernández-Cortíñas. Ante una zapateada de quien representa al
terrorismo doméstico, cuarenta años después de los hechos, un presidente
vaciado de poder político arrugó vergonzosamente, anulando su propio discurso
de “Paz y Unidad”. ¿Qué autoridad le
resta a este funcionario contratado?
Llevamos
cuatro décadas soportando un infame relato construido para premiar con
homenajes al cruel terrorista ideologizado y con miles de dólares a sus
familiares. El ocultamiento de esta patraña internalizada por los niños,
jóvenes y jóvenes-adultos de hoy, emplea la falacia del genocidio de las
dictaduras de ayer, frente a la “progresista”
democracia de hoy. Lo acaba de repetir -con todas las letras- el actual Cte J
FFAA al despedir al contingente de tropas que marcha a Chipre.
Vivimos
la etapa pos-heroica de una narrativa absurda (6).
Entendemos
que esta situación nos da una idea de la abismal distancia que existe entre la
dirigencia política del siglo XIX, de aquella Argentina en acelerado ascenso, con
la que tomó la posta a partir de la segunda década del siglo XX. Estas últimas,
“políticamente correctas”, cuya
ignorancia, caradurez y cobardía nos avergüenza cada día más, surgieron de
universidades muy alejadas del concepto de “universalidad”.
Cuando
en el Primer Centenario nos visitaron los intelectuales más brillantes de
Occidente, dijeron que la joven Universidad Nacional de La Plata era la “Salamanca
de América”. Hoy es la que condecoró a Chávez o a Hebe Pastor, por ser
líderes de la ¡libertad de prensa!... ¿Qué diría Joaquín V. González, aquél
sabio Rector fundador, si viviera en los años 2000? ¿Tenemos hoy -en el país- un
Rector de la estatura de un Joaquín V. González?
Aquella
Argentina que el mundo reconocía como una futura potencia americana a fines del
siglo XX era conducida por Hombres de Honor, que no dudaban en dirimir
su dignidad en un duelo. Hoy, gran parte de nuestra dirigencia arrastra
escándalos inimaginables, propios de una novela de Dumas, tal como el supuesto hecho
de contratar un candidato a presidente para lograr la absolución en decenas de
causas penales y la recuperación de los bienes mal habidos por una expresidente,
dentro de un “plan sistemático” llevado
adelante por una asociación ilícita dirigida por Ella, según lo afirman los
fiscales de las escandalosas causas. Entiendo que hemos llegado a lo inédito,
al zenit del escándalo imaginable.
La
sociedad argentina, que hasta hoy ha mirado para el costado frente a los
atropellos a la Constitución y a la Ley, aun cuando lo haya hecho el mismísimo máximo
tribunal del Estado, ¿continuará en esa actitud? Si así fuere, no es arriesgado expresar que La
Argentina no tiene futuro -como país independiente- en el S. XXI.
El
concierto internacional -hoy altamente interconectado- no aceptará en su seno a
semejante nivel de hipocresía en el Estado, que convierte al país en el
santuario del crimen organizado, es decir del narcoterrorismo y al Estado
Nacional Argentino en un cascarón vacío, con sus Instituciones licuadas e
inhabilitadas para actuar.
3. ¿Es
la Argentina un país viable en el siglo XXI?
En 1959/60 la
Argentina fue “invadida” por el Norte
por la guerrilla revolucionaria castro-comunista, como lo expresa el Tata Yofre
en “Fue Cuba”. Desde entonces -y siempre bajo la dirección de La Habana-
han transcurrido cinco campañas revolucionarias, algunas con algún éxito, otras
fracasadas, pero el objetivo -tomar el poder- nunca fue abandonado por nuestro
enemigo. Lo lograron por unos días en los `70, con Cámpora.
Luego del mazazo
histórico que significó la derrota en el Atlántico Sur -1982-, el “entrismo” ideológico en los partidos
tradicionales se aceleró y permitió que el terrorismo abandonara las armas y
accediera repetidamente al gobierno de modo encubierto, por vía electoral. En
el 2015, sorpresivamente perdieron las elecciones, dejando en el país un enorme
campo minado. La débil coalición gobernante -hasta el 2015- fracasó y los
revolucionarios, tras una cortina de humo, regresaron dispuestos a eliminar
obstáculos e “ir por todo”. Y allí
estamos (7).
La hábil y encubierta
comunicación social revolucionaria durante los últimos cuarenta años desarrolló una intensa política psico-social,
acompañada de una narrativa épica -el relato- que acalló a toda respuesta. Un
pensamiento único cercenó la libertad ciudadana y fragmentó a la sociedad. Así
aparecieron las numerosas y profundas grietas que nos llevaron a una progresiva
y enorme debilidad social. Un pueblo anómico, inerte, autista, indolente, que
se escandaliza ante hechos bochornosos que olvida al día siguiente, pues ya hay
otro aún más dramático.
El 29 Jul 19, desde
Caracas, el Foro de San Pablo lanzó una nueva contraofensiva revolucionaria contra
los gobiernos iberoamericanos que en breve lapso la revolución había perdido
por vía eleccionaria (8). Fracasaron en Perú y Ecuador y, ante esos
acontecimientos, pusieron su centro de gravedad en Chile -el modelo a
aniquilar-, actualmente incendiado. En Colombia, mientras tanto, operan con
una estrategia fabiana que reactiva a las viejas organizaciones
revolucionarias, explotando al máximo la vecindad de la Venezuela chavista, que
sobrevive con el respirador artificial ruso.
4. La revolución y la impunidad en tiempos del coronavirus
-Covid-19-.
Cuando llegábamos a
este último punto de nuestro trabajo y nos disponíamos a cerrarlo, nos
sorprendieron dos hechos. Se plantó la vieja PC que me acompañó todos los días,
en los últimos quince años. En consecuencia, estuve “fuera de juego”
durante dos semanas.
Simultáneamente -con este
hecho administrativo- ocurrió otro de naturaleza estratégica, tremendamente
trascendente y de consecuencias globales, aun impredecibles. En China apareció
un microorganismo bacteriológico caracterizado por su acelerada expansión y no
faltaron las voces que recordaran a las armas de destrucción masiva, las QBN (9),
nunca empleadas después de Hiroshima y Nagasaki por el peligro de la
autodestrucción planetaria.
Si bien nuestra
dirigencia política decidió -en los `80- no tener FFAA y anular por Ley
-paradójicamente la Ley de Defensa Nacional votada por unanimidad- al
planeamiento estratégico militar sobre las nuevas amenazas y riesgos
estratégicos posguerra fría -ya presentes- como actividad central del
EMCFFAA, sorpresivamente nos llegó la agresión de un microorganismo que nos
obliga -como sociedad- a prever, es decir, a pensar en mañana.
La alta probabilidad
de la muerte nos obliga hoy a ser racionales y solidarios, cuando hasta ayer se
buscaba vivir solo el presente y profundizar las grietas -eran las
precondiciones de la ignorada revolución en curso-.
El hecho de negarnos
a pensar nuestro futuro como Nación ¿fue ocasionado por ignorancia, por
confusión o como propósito “revolucionario”? Nuestro
Instituto estudió este tema en los ’80. Llegamos a la conclusión que había
pluricausalidades, pero sabíamos que desde el Estado hubo una clara
intención “revolucionaria” que, políticamente -¿o ideológicamente?- impulsó
acciones perversas. Oportunamente lo comprobamos, personalmente
(10). No tuvimos ni tenemos dudas al respecto.
Esa perversidad dejó
a las FFAA argentinas sin misión a cumplir -inútiles, por vaciamiento
institucional y presupuestario-. Y “sobre llovido mojado” se empleó a
la Justicia Federal para demolerlas moralmente, transformando a este
sector judicial en una burocracia corrupta y prevaricadora. Actualmente -y como
directa consecuencia- el Estado argentino carece de núcleo duro y, consiguientemente
de soporte de su Política Exterior y de una mínima credibilidad interna y
externa. Reparemos en este detalle: llevamos 40 años demoliendo a las
instituciones centrales de nuestra Constitución Nacional.
Es así como en los
medios de comunicación los opinólogos hoy hablan de guerra, de miedo, de
coraje, de incertidumbre, etc., pero -hasta hoy- no se escucha nada
referido a la carencia de un planeamiento estratégico del Estado
argentino. No hay previsiones, porque no hubo ni hay Plan Estratégico Nacional
alguno. No hay Inteligencia Estratégica porque no hay planeamiento estratégico.
¿Lo sabe nuestra dirigencia? Acaso ¿no ponderábamos a los improvisadores que
sacaban un conejo de la galera? ¿Vamos a aprender a no aprender? O seguiremos -porfiadamente-
tropezando con la misma piedra. Eso es lo que nos señaló -acertadamente- el Dr.
Sanguinetti.
La voz que corre es “busquemos
tiempo”. ¿Nos dará tiempo el virus? ¿Para qué es ese tiempo? Sin duda que
es para salvar a los “imprevistos” provocados por la ausencia del
planeamiento estratégico en el área de la salud. Esos imprevistos NO son una
falla del plan, sino de la ausencia del plan.
¿Qué hubiese hecho
San Martín en Chacabuco si no hubiese “previsto” una reserva? El
Libertador salvó a la batalla, ¡¡¡¡porque tuvo un Plan¡¡¡¡
Repetimos, esto es lo
que nos dijo el Dr. Sanguinetti y es lo que aún no entendemos.
A estos imprevistos absolutos
que padecemos, debemos agregarles los “imponderables” que siempre
aparecen. Estos no son el error de un plan, sino que ocurren… Por ello el
previsor-planificador guarda un as en su manga, una reserva. Pero nosotros no
tenemos ni lo uno ni lo otro ahora, cuando nos llegó como al resto del mundo, un
imponderable llamado Covid-19.
Los análisis de
superficie que escuchamos -varias veces en el día- nos explican que Corea del
Sur ¡es una dictadura! y que por ello tienen menos contagios y muertes que
Italia o España, que son democracias. Es la natural consecuencia de la “formación”
que se les ha dado a nuestros jóvenes en las últimas décadas. El “democratismo”,
como todo exceso, trae sus consecuencias.
Lo que diferencia a
los orientales de los occidentales, es su CULTURA, no su sistema de gobierno.
Aquellos han retenido su antiquísima cultura y nosotros -en Occidente- la hemos
relativizado. Ya lo expresamos en 1. Es tiempo de ver en la profundidad para
encontrar lo esencial, de lo contrario nos espera el virus. Tengamos en cuenta
que nuestros ancestros eran en su mayoría analfabetos, pero eran MUY CULTOS,
sus valores eran fuertes y por ello fueron exitosos. Exhibían en sus moharras
una frase identificatoria: “Religión o Muerte”.
Toda religión
sostiene a una cultura, a una identidad. Éramos hispanos-criollos-católicos y
los seguimos siendo, pero hoy aculturizados, con las familias destrozadas, actitudes
egoístas y socialmente confundidos, votando a los más corruptos por entender
que son los más exitosos. Nuestros valores identitarios fueron relativizados,
paso a paso.
Alguien debe gritar, ahora que el susto del
virus obliga a prestar atención: “¡ES LA CULTURA, ESTÙPIDOS!” y señalar que
nuestra altiva identidad ha sido arrasada por la guerra revolucionaria que
comenzó en 1959/60. Es esa guerra que nuestra dirigencia mira, pero no ve. Es
el “entrismo” que licuó a nuestros partidos tradicionales y los dejó sin
doctrinas ni líderes.
Acaba de aterrizar
nuevamente en Ezeiza la Cte. local de la contraofensiva revolucionaria
subcontinental, hoy interrumpida abruptamente por el virus. Regresa
-nuevamente- desde La Habana, Cuartel General de la revolución Castro comunista
de Iberoamérica en los últimos setenta años. Se nos hace muy difícil suponer
que no trae las nuevas directivas para aprovechar la pandemia, en
función de los objetivos revolucionarios -momentáneamente contenidos- para
regresar cuanto antes a la exitosa maniobra principal: desestabilizar a Piñera
y lograr una nueva Constitución chilena.
En la Argentina Ella
recuperó el poder, pero tiene que consolidarlo. ¿Quién ignora que Él es
Ella? A Tartufo (11) deben llevarlo a la categoría de piloto de tormentas, pues
aún tiene que lograr la IMPUNIDAD de Ella, cuanto antes. Para eso ha sido
contratado. Hebe ayuda, abriendo la senda: le ha solicitado públicamente a
ÉL, la amnistía de los “presos políticos”.
¿Cómo explotarán la
situación en curso y la emergente del drama en algunos meses más, cuando se logre
controlar al virus? El aparato que retroalimenta al relato -suponemos- debe
estar trabajando al máximo en el Cels del “perro”. La narrativa cede
frente a los hechos y necesitan recuperar a la opinión pública que empieza a
dudar. ¿Cómo lograrán que la verdad no aparezca, aún en la vecindad de la
muerte?
¡El microorganismo ha
logrado que la Cámpora pida que el Ejército salga a la calle un 24 de marzo!
Quienes conocen el entramado de las guerras de 7ma. Generación -y el “perro”
lo conoce- son conscientes del peligro que corre -en estos días- el
sostenimiento del relato falaz. Hay que estar atentos al lenguaje de la
antropóloga o del rusito, que “tratan” -así lo dicen, ignorando que se
auto inculpan- de hacer lo que la Ley manda y hablan de “orden” y de “autoridad”,
con la inmediata aclaración de que “harán respetar los derechos humanos”.
Además, si fuere verdad que el rusito a pedido, de orden de su jefa, quinientos
médicos cubanos para el conurbano, nuestro supuesto cobraría otro valor.
5. Lo que obligadamente deberíamos suponer.
Ella ha regresado y
acortará las riendas. Consecuentemente los idiotas útiles deberán hablar mucho
más a menudo y con mayor intensidad de la dictadura militar, del
genocidio, de los desaparecidos y relacionar esta palabrería simbólica de un
lejano pasado, con el virus. El relato falaz debe continuar. La
pandemia y su drama deberían servir -como cortina de humo- para lograr la
reforma judicial, antes de que cese la cuarentena, si fuere posible. La
impunidad y la revolución tienen así una oportunidad inesperada. Un presidente
-victorioso frente al coronavirus- debería ser respetado cuando -generosamente-
anule juicios “inventados y politizados” y devuelva a sus legítimos
dueños bienes incautados por una “justicia venal”. Luego -y recién
entonces- Tartufo podría enfermarse y renunciar (12).
La revolución
continuaría victoriosa gracias a la pandemia y la impunidad se habría
logrado, pues se llegaría a la justicia revolucionaria. La oportunidad de la
pregonada reforma constitucional estaría proporcionada por el virus. La revolución
estaría asegurada, como en Cuba o Venezuela.
Los voceros de Ella,
Aliverti, Giardinelli o Zaffaroni lo anunciaron hace tiempo, aunque nadie haya tomado
en serio la advertencia.
Ricardo Auer, una de
las pocas mentalidades argentinas formada en criterios geopolíticos, acaba de
escribir (13): “Por lo tanto el FMI (EE. UU. y Trump) no están interesados en
las hiper ganancias de los ´hedge funs´, sino que su interés primordial es que
la alineación nacional de Argentina, no se dispare, vía default, hacia
el campo de Rusia, China, Cuba o Venezuela”. La situación económica actual
ya nos ha colocado en posición de default. Las condiciones para el “disparo”
hacia el otro “campo”, están servidas, gracias al virus. ¿Qué
hará Él, que es Ella?
Si fuera necesario, la
revolución prolongaría la cuarentena. Sería una fórmula adecuada para evitar la
reacción del electorado independiente, pensante y responsable, que es
-actualmente- la única alternativa que podría evitar
la maniobra revolucionaria encubierta por la pandemia.
La revolución debería
actuar solapadamente y con las calles vacías. Las fuerzas del Estado -sin saberlo-
serían los agentes de la revolución para la contención social-domiciliaria,
mientras se alcanzan los objetivos históricos del castro-comunismo, desde el
poder.
¿No es esta la quinta
esencia de una estrategia de aproximación indirecta? ¿Esas maniobras que la
visión lineal de Occidente NO VE y que lo mantienen de pie, pero dormido?
Más de la mitad de la
población, reunida simultáneamente frente a sus respectivas “casas
de gobierno”, sería un Cabildo Abierto en capacidad de defenestrar definitivamente
al “estado de guerra civil revolucionario” -enquistado en los tres
poderes- que nos ha impedido avanzar en las últimas décadas, arrastrándonos a
la autodestrucción.
Ella y su can faldero
no dejarían de considerar esa probabilidad y para evitarla -en oportunidad- cuentan
con millonarios depósitos “para la política”, como lo dijo López -el de
los bolsos-. Estemos atentos al “bolu..”, que es el que lleva y trae…y
conduce y reparte para los entusiastas idiotas.
Así como existen
estúpidos que no entienden que deben respetar el aislamiento durante la
cuarentena -como lo vemos a diario-, también existen mentes extraviadas de
resentidos sociales -que no vemos en los medios, pero que existen- que explotarían
al coronavirus y a la deuda para satisfacer sus fundamentalismos ideológicos y
hacer que la Argentina salte el cerco y “dispare al otro campo”, tal
como lo han intentado -por todos los medios- en los últimos setenta años.
La viabilidad o
inviabilidad de nuestra Patria Argentina en el siglo XXI, está en las manos de
aquellos ciudadanos que aún no han sido cooptados por el “progresismo” de
cualquier signo y retienen el “buen vivir”, en estos tiempos del coronavirus
y de la deuda.
Marzo de 2020
CITAS:
(1). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil
revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.org.ar
(2). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional
en el siglo XXI”. Ago 15. www.ieeba.org.ar
(3). H. J. Auel. “La cultura y la civilización. La guerra: continuidad y cambio”.
Dic 01. www.ieeba.org.ar
(4). H. J. Auel. “Una Segunda Argentina es posible”. May 15. www.ieeba.org.ar
(5). A. N. Valiente. “Los anarquistas y la Violencia - Enseñanzas
para el siglo XXI”. Abr 19. Ed. Círculo Militar. 1884.
(6). H. J. Auel. “El Estado Nacional regional frente a las
amenazas estratégicas globalizadas”. Jun 98. www.ieeba.org.ar
(7). H. J. Auel. “Alberto Ángel Tartufo Fernández, candidato del Foro de San Pablo”. 10
Ago 19. www.ieeba.org.ar
(8). H. J. Auel. “La contraofensiva revolucionaria iberoamericana en el 2019”. 26
Nov 19. www.ieeba.org.ar
(9). QBN: Química,
Bacteriológica, Nuclear.
(10) H. J. Auel. “Las
Claves de la Inseguridad Nacional”. Conferencia en el “Foro de la
Ciudad”. Club del Progreso. 18 Jul 18. www.ieeba.org.ar
(11) H. J. Auel. “Alberto Ángel “Tartufo”
Fernández Candidato del Foro de San Pablo”. 10 Ago 19. www.ieeba.org.ar
(12) H. J. Auel. “La Contraofensiva Revolucionaria
Iberoamericana en el 2019”. 26 Nov 19. www.ieeba.org.ar
(13) R. Auer. “Tiempo de Definiciones Estratégicas”. 04
Mar 20. Infobae Digital.
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