como pretexto para el subdesarrollo crónico
Por Carlos Andrés
Ortiz.
Informador
Público, 7-7-2023
Desde hace casi
cuatro décadas, la irrupción del sector ecologista, fuertemente promocionado
por transnacionales de la ecología, con sedes en Europa y EEUU, y en muchos
casos creadas por y desde el Reino Unido (como las muy activas e instaladoras
de prejuicios con escaso o nulo fundamento, como sucede con Greenpeace y WWF
-Fundación Vida Silvestre en Argentina-), machacaron fuertemente para imponer
conceptos que, bajo la excusa del conservacionismo extremo, no solo dejaron de
lado sino que denostaron toda idea afín al desarrollo socio económico,
mostrando con ello un claro y total desprecio por los millones de seres humanos
que padecen carencias básicas que les impiden tener una vida digna, y en muchos
casos sus expectativas de vida son sensiblemente menores que las poblaciones
del núcleo de naciones desarrolladas, en particular las del exclusivo grupo de
países calificados como de la sociedad post industrial.
El mensaje de los
fundamentalistas de la ecología, prontamente pasó a tener caracteres de claro
desprecio al ser humano, con conceptos genocidas de clara exclusión hacia
nuestros semejantes sumidos en la pobreza o peor aun en la miseria más abyecta,
pues sus impulsores y militantes pasaron a difundir la supuesta “opinión
ambientalmente correcta” según la cual “el ser humano es la maldición de la
tierra”, o conceptos similares.
Claramente, cero
empatías con los millones de marginados, y desprecio total hacia el mundo
subdesarrollado.
El habitual
tremendismo de los mensajes del ecologismo, en muchos casos puede definirse
como operaciones de terrorismo ecologista, incluyéndose en ellos supuestas
“predicciones” de inminencias de masivos desastres ambientales a escalas
masivamente dantescas, que fueron difundidas por sus voceros y promotores, con
dos sucesivas fechas del supuesto caos terminal, lo que -por supuesto- no
ocurrió, pero sus difusores nunca asumieron el tema, que no provocó los
consecuentes escándalos ante tamañas mentiras, pues sus masivas difusiones
-seguramente sostenidas con generosos presupuestos de las ONGs
transnacionales-, prontamente los taparon con otros temas. Las muletillas de
promoción del ecologismo, cambiaron por los actuales masivos mensajes, de
amplias difusiones en los medios masivos, que insisten con los supuestos
desastres del “cambio climático”, concepto que fue adoptado por las Potencias
Atlantistas, con inadmisibles pretensiones de imposiciones forzosas a ser
aceptadas por el mundo subdesarrollado.
Esas potencias,
para imponer estas evidentes acciones de neocolonialismo, con el “cambio
climático” como ariete y excusa supuestamente ineludible, no solo apelan a
diversos entes creados al efecto, para dar el “margen de credibilidad
indiscutible”, como el Acuerdo de París, y presionan con el machacar de medios
de comunicación cooptados al efecto, sino que redoblan la apuesta, utilizando
presiones y/o amenazas diplomáticas, tal como dijo claramente, el presidente de
Brasil, en la reciente cumbre del Mercosur.
Eso se complementa
con las presiones financieras, con créditos relativamente blandos, para imponer
al como sea las muy ineficientes “renovables sesgadas” eólicas y solares (son
intermitentes, y con otras condicionalidades negativas, no siendo “limpias”
como las promocionan).
Por el contrario,
existen sutiles y en muchos casos directas acciones del Bloque Atlantista, para
impedir o demorar las mucho más eficientes, económicas y limpias energías
hidroeléctrica y nuclear, las que además tienen claros efectos multiplicadores
positivos.
Es deplorable ver
como accionan los promotores o alineados con el “cambio climático”, soslayando
todo lo referente al necesario desarrollo socio económico, y pretendiendo “dar
cátedra” de Energía, desde el desconocimiento total del tema, lo cual pretenden
suplir con las repetidas muletillas con caracteres afines al terrorismo
ecológico. En ese contexto, los abogados ambientalistas suelen jugar un rol
negativamente esencial, poniendo sucesivas trabas a los proyectos y obras
diferentes a las pseudo “soluciones” eólicas y solares, sin mostrar mayores
conocimientos técnicos de Energía.
En todo ese cuadro
de variopintas imprevisiones, tergiversaciones y falsedades técnicas de grosero
tenor, la muy necesaria planificación técnica del Sector Energético, evidencia
brillar por su ausencia, lo cual es un pasaje directo a las improvisaciones y
errores, los cuales se pagan muy caro en todo lo concerniente a la Energía,
insumo estratégico e insoslayable para el imprescindible desarrollo socio
económico nacional.
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