en Argentina
Leandro Rosso
Striptease del
Poder, 24-7-2023
(se publica sin
gráficos)
Las exportaciones
de litio, denominado el oro blanco, parece ser ahora el mitológico Vellocino de
Oro, que junto con la Vaca Muerta nos va a sacar a los argentinos de la crisis
económica y la miseria. Y así tras quitar el cepo, podremos volver a importar y
viajar libremente, y a atesorar dólares estérilmente, escondidos en Argentina o
invertidos en el exterior, a la par que repudiamos nuestra moneda.
Pero una consulta
en el INDEC referidas a las exportaciones de litio, en lugar de brindarnos el
Vellocino de Oro, nos brinda un pavoroso y desolador panorama. Al observar que
de los 528 embarques de carbonato de litio registrados desde el 2018 hasta
fines de junio pasado, el 94 % de ellos no consigna ni el peso ni el precio o
monto de esas operaciones de comercio exterior.
Y que además del 6
% de los embarques restantes, más de un tercio tiene inusitadamente un destino
“Confidencial”. Registrándose ademas subfacturaciones promedio, si se las
compara con las exportaciones de Chile, de hasta un 45 % menos.
Y el panorama esta
lejos de haber cambiado, dado que en lo que va del 2023 se registraron 40
despachos, en los cuales solo en uno, que tiene un destino “Confidencial”, se
consigna cantidad y precio, el que al otro lado de la Cordillera, es un 83 %
superior. Dejando planteando el interrogante si existe una triangulación de
exportaciones de litio a través de Chile.
Jujuy y el litio
Jujuy es noticia a
nivel nacional, por la represión que ejerce la administración gubernamental de
Gerardo Morales, precandidato a vicepresidente acompañando a Horacio Rodríguez
Larreta. Las acusaciones por sedición, por parte de autoridades del poder
ejecutivo y judicial, contra las personas que participaron de las protestas
contra la reforma de la Constitución provincial, ha llegado a dimensiones que
sorprende a gran parte de la sociedad nacional. (SIC)
En estos momentos,
por ejemplo, el abogado de derechos humanos, Alberto Nallar, permanece
encerrado en su casa por prisión domiciliaria. Precisamente, los principales
cuestionamientos a esa reforma, es que consagra ahistóricamente como un derecho
absoluto el derecho a la propiedad, aunque ella provenga del regalismo
monárquico de las concesiones mineras.
A la par que
limita al mínimo el democrático derecho a la protesta democrática, al prohibir
los cortes de calles y rutas, o cualquier otra manifestación que perturbe la circulación,
que en los hechos implica la prohibición total de la protesta.
¿Por qué ese
prohibicionismo y esa saña? Tanto quienes participaron de los piquetes, pasando
por integrantes de comunidades indígenas, e incluso dirigentes y funcionarios
opositores a Morales, sostienen que detrás del mismo está el negocio del litio.
Y pronostican que el avance de los proyectos mineros para extraer este “oro
blanco”, implicará reacciones sociales, al poner en peligro los territorios
comunales.
La demanda de
litio en todo el globo se debe a la producción de baterías para la
electromovilidad con que se pretende contrarrestar el cambio climático, y para
dispositivos electrónicos. Más de la mitad de esos recursos se concentran en
Argentina, Bolivia y Chile. En el caso de nuestro país, están principalmente
alojados en los salares de la Puna.
Donde se bombea
los suelos para extraer las salmueras y depositarlas en piletones. De allí, las
sales decantan, mientras el agua se evapora. Con esta concentración de los
minerales, se ejecuta un proceso químico-industrial para obtener el carbonato
de litio, la materia prima para la producción de baterías de Ion Litio, que
demandan las principales firmas del mundo.
Actualmente, solo
hay dos minas de litio en operaciones en Argentina. Una es en el Salar de
Olaroz, ubicado en la región jujeña de Cauchari, y la otra es el proyecto
Fénix, en Catamarca. La primera es explotada por una asociación empresarial,
encabezada principalmente por la australiana Allken, mientras que la segunda
por la estadounidense Livent.
Sin embargo, este
año, en los medios especializados del Big Business, repercutió el anuncio de
que esa dos firmas se fusionarían en una misma empresa, llamada NewCo. Cuyos
principales accionistas son grandes fondos de inversión encabezados por Black
Rock. El mismo que lideró la renegociación de la deuda pública externa
argentina con acreedores privados. Es decir qué en la actualidad, el litio y
las finanzas en Argentina es un Big Business que se concentra en una sola y
poderosa mano.
Como se puede ver
en el siguiente gráfico, Argentina tiene un mini boom de exportaciones de
carbonato de litio, que el año pasado superó los 665 millones de dólares FOB,
es decir, al precio en que el bien exportable es embarcado en el puerto. Un
pico casi tres veces superior al anterior pico que se registró en el año 2018,
de casi U$S 255 millones.
Sin embargo,
detrás de esta fiebre por el metal alcalino, que viene desde el 2018 hasta nuestros días, hay
también una obsesión de intransparencia y encubrimiento por parte de la
administración pública, respecto dar a conocer la información completa que
surge frente este novedoso panorama.
Lo cual
evidenciaría la existencia de un sistemático saqueo y expoliación en la
extracción de dicho recurso, cuyas ganancias en lugar de quedar en nuestro
país, pasan a engrosar las enormes ganancias de la elite empresaria
trasnacional. Un negocio de dimensiones tan grandes, que permite entender la
respuesta brutal que se trató de legalizar, con la reforma de la constitución
de Jujuy.
Precios,
cantidades, y destinos ocultos
Inusitadamente
desde el 2018, el Estado argentino viene llevando a cabo un sistemático
encubrimiento respecto las exportaciones de litio, sea la cantidad que se
despacha en los puertos, como así también de sus respectivos precios. Así lo
revela la base de datos del Comercio de Exterior de Bienes del INDEC.
De la misma surge,
que entre el año 2002 al 2017, solo se registró un solo caso de embarque,
ocurrido en el 2013 con destino a Paraguay, donde no se especificó la cantidad
de kilos o toneladas de carbonato de litio exportadas.
Pero a partir del
2018 hasta el 2022, esas exportaciones sin precio ni cantidad se multiplicaron
inexplicablemente, hasta llegar a una cantidad de ¡458! Y por contrario, cuando, aparecen los precios y cantidades, en
la mayoría de los casos su destino esta oculto, bajo el carácter de
“Confidencial”. Verificándose además como si eso fuera poco, que los precios
consignados son muy inferiores en relación con los precios de exportación de
Chile, para el mismo producto.
Precios y
cantidades ocultas
Como se dijo, en
total fueron 458 despachos de aduana en los que no se sabe ni cuántas
toneladas, ni a qué precio fue exportado el carbonato de litio desde nuestro
país. Tal como se puede observar en el siguiente cuadro confeccionado con datos
del INDEC.
Como se puede ver
en él, los principales compradores del litio argentino sin precio ni cantidad,
son Estados Unidos y países asiáticos como Japón, China, y Corea del Sur. En
cuanto la cantidad de embarques con esas características, hubo un total de 58
cargamentos para la potencia norteamericana, y otra tanto para el país de
Tokio, cuna de la firma Toyota, gran inversora en la minería del litio.
Pegado en segundo
lugar, aparece China con 56 embarques. Luego le sigue Corea del Sur con 47,
otra nación con enorme crecimiento en las telecomunicaciones, como es Samsung.
Los países que continúan son europeos, como Francia (41), España (35), Bélgica
(28), Rusia (24, Australia, pese a ser otro gran productor de litio (20), etc.
Destinos ocultos
Como se dijo, por
otro lado, desde 2018 en adelante según el INDEC, se acumulan embarques donde
se ocultan los países destinatarios, bajo el carácter de Confidencial. Que
representan un total de U$S 256.532.759 FOB de carbonato de litio, de los que
se desconoce hacia dónde fueron exportados.
En 2018, hubo un
total de 21 embarques que se podrían denominar “no confidenciales”, al estar
consignados sus destinos. Los cuales tuvieron una distribución equilibrada con
los “Confidenciales” e los que no sabe dónde terminaron, registrándose en todos
los casos uno o dos embarques en todo el año. Que generaron una exportación de
9.866 toneladas de litio por U$S 94 millones FOB, a un precio promedio de U$S
11,8 el kilogramo. Con una gran dispersión del mismo, ya que va desde U$S 6,9
hasta U$S 15,6 el Kg.
Ahora bien, todo se
vuelve engorroso a partir del 2019. Los embarques bajo rótulo “Confidencial”
terminan cubriendo casi toda la planilla. Para ese año, por ejemplo, la única
operación registrada fue la venta de 3.000 toneladas de carbonato de lito por
U$S 21,3 millones FOB. Y lo que es aun
peor, el precio promedio fue de solo 7,1 dólares el Kg, una cifra cercana al
mínimo del año anterior.
En el 2020, con la
cuarentena, se computaron tres embarcaciones con destino Confidencial, Y una
sola con destino manifiesto, que fue China. Las tres operaciones mencionadas
embarcaron 8.210 toneladas de carbonato de litio por U$S 37,3 millones, a un
precio promedio de U$S 4,8 el Kg, aún mas bajo que el año anterior. Hacia
Confidencial fueron 7.320 toneladas por U$S 32,9 millones, a un precio promedio
de u$s 4,7 el Kg. Y hacia China, fueron 889 mil kilos por un monto de U$S 4,4
millones, a un precio promedio de u$s 5.
En el 2021, solo
se registraron 2 exportaciones con destino Confidencial, por 4.308 toneladas de litio a U$S 27,4 millones. O sea
un precio promedio de 6,2 dólares el kilo, levemente superior a los dos años anteriores.
Finalmente, para
el 2022, también se registraron también dos embarques de carbonato de litio con
destino Confidencial, por 4.885 toneladas, a U$S 125,9 millones FOB. El precio
promedio fue de 25 dólares el kilo, cuatro veces mayor al año anterior.
En conclusión,
tenemos que entre 2018 y 2022, mas allá de los 457 despachos con pesos y
precios no declarados en ese periodo, se exportaron según el INDEC 30.271
toneladas de carbonato de litio, por un monto de U$S 306,2 millones FOB, como
única información que se cuenta a mano.
De esos pocos
datos, que abarcan solo 30 embarques, o
sea solo el 6 % del total si se suman los otros 457 embarques con peso y
precios desconocidos, 10 embarques por 24.664 toneladas, fueron con destino
oculto bajo el inusitado carácter de Confidencial, por un monto 256,5 millones
de dólares. Con un precio promedio final de los 30 embarques, de U$S 11,2 el
KG, inferior al del año 2018. Y una similar dispersión de precios, que como se
verá seguidamente, nada tienen que ver con los precios de exportación de
nuestros vecinos chilenos.
Comparación con
Chile
En el caso de
Chile, en el 2022 exportó 220.473 toneladas de carbonato de litio, por un monto
de 8.920 millones de dólares, a un precio promedio de 40,5 dólares el kilo. Lo
que representa respecto el promedio argentino de 25,7 dólares, una merma de
precio o subfacturación por parte de nuestro país, de menos – 37 %. Y dicho sea
de paso: no hay en los registros de exportación chilenos destinos
“Confidenciales”, ni tampoco operaciones donde tanto el precio como el precio
figuren con casilleros vacíos.
En total desde
2018 al 2022, Chile exportó 660.556 toneladas de carbonato de litio, por un
monto FOB de 12.968 millones de dólares, a un precio promedio de U$S 19,6 por
kg. O sea a un precio un 75 % superior a las exportaciones por parte de
Argentina en el mismo periodo, lo cual agrava aún mas el cuadro de
intransparencia y desidia que reflejan las inusitadas estadísticas del INDEC.
En el año 2023
según el INDEC, lamentablemente nada ha cambiado. Hasta junio se concretaron 40
despachos de carbonato de litio, y 39 de ellos no consignan ni peso ni precio.
De ellos 6 despachos fueron a Estados Unidos, China, y Japón. 4 despachos a Corea del Sur y Francia. 3 a España y
México. 2 a India. Y 1 a Australia Bélgica, Colombia, y Países Bajos.
El despacho
faltante que sí consigna peso y precio, tiene destino “Confidencial”, con una
cantidad de 2.056 toneladas, un monto FOB de U$S 44,5 millones, y un precio
promedio de U$S 21,6 el Kg. En el mismo periodo Chile despachó 110.404
toneladas, por un monto FOB U$S 4.381 millones, con un precio promedio de U$S
39,7 el Kg. Lo cual representa una merma o subfacturación por parte de
Argentina de -45 % menos.
O sea que entre
ambos lados de la frontera cordillerana, se verifica una sustancial diferencia
de precio de hasta un 83 % más, según el litio salga por los puertos chilenos
del Pacifico, o los argentinos el Atlántico. Una de dos: o Argentina vende su
litio con una notable subfacturación en comparación a lo que vende Chile; o la
información pública que brinda nuestro Estado es tan poco transparente, que lo
poco que brinda nos lleva a obtener estos resultados irrisorios. Pero
lamentablemente, las dos alternativas parecen ciertas.-
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