POR MYRIAM MITRECE
- CARLOS IALORENZI
La Prensa,
26.07.2023
No hay formas de
elegir a los gobernantes que sean perfectas, ni que sean irremplazables.
Seguramente todas pueden ser mejoradas o cambiadas.
Gran parte del
mundo está en manos de gobiernos que fueron elegidos por el voto de una mayoría
circunstancial. La famosa expresión "Vox Populi Vox Dei" es solamente
una manera demagógica de elogiar las decisiones políticas de los pueblos.
Como en todas las
cosas, para saber elegir lo bueno hay que aprender y reflexionar. La educación
es fundamental para poder encontrar el camino correcto.
ELECCIONES
ESPAÑOLAS
El pasado domingo,
el pueblo español fue convocado a elecciones para elegir a los parlamentarios
que van a intentar formar gobierno y así lograr la mayoría necesaria para
investir al nuevo mandatario.
Es así como el
actual presidente de izquierda, Pedro Sánchez, reaccionó astutamente después de
que su partido el PSOE fuera duramente castigado en las elecciones autonómicas
del mes de mayo, convocando a elecciones anticipadas, en plenas vacaciones de
verano.
Esta movida
desesperada de Sánchez parece haber logrado un gran avance en su objetivo de
volver a ser electo como presidente del gobierno de España.
Más allá de adentrarnos
en las posibilidades que pueden surgir de las negociaciones políticas y del
resultado que arroje el voto de los españoles que viven en el exterior -que se
conocerá en pocos días-, España vivirá a partir de ahora un tiempo de gran
incertidumbre que puede tener graves consecuencias.
Lo que parecía que
iba a ser una contundente derrota del oficialismo no solamente no ocurrió, si
no que el PSOE recuperó la iniciativa. Sabemos que el actual jefe del gobierno
es capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder.
Entre las
posibilidades que se barajan, puede ser que los separatistas catalanes que no
quieren seguir siendo españoles, terminen por avalar una nueva gestión de
Sánchez al frente de ejecutivo español. ¡Qué ironía!
A juzgar por estos
resultados, podemos apreciar que un importante segmento de la sociedad
española, no tiene entre sus principales
valores ni la defensa de la vida y la familia, ni la unidad del país.
LA REALIDAD
ARGENTINA
Hace décadas que
nuestro país vive de crisis en crisis. Los políticos hace cuarenta años que
vienen endiosando a la democracia y apoyando frases como “el pueblo no se
equivoca” o que hay que respetar a cualquier gobierno, aunque sea pésimo como
el actual, solamente porque como dijimos antes, lo eligió una mayoría
circunstancial, descartando la utilización de las herramientas constitucionales
que habilitarían el cambio anticipado.
El 10 de diciembre
se van a cumplir cuarenta años de la recuperación de los gobiernos
constitucionales y el balance de estas cuatro décadas es evidentemente
negativo.
Seguimos hablando
sobre los mismos temas que en 1983 y profundizándolos: jubilaciones miserables,
inseguridad, altas tasas de inflación, vivimos pidiendo dinero al FMI y a otros
organismos de crédito y seguimos agrandando la deuda interna. A todo este
panorama le hemos sumado el gran crecimiento de las adicciones: alcoholismo y
drogadicción con ciudades tomadas por el narcotráfico.
EL CIUDADANO
ESPECTADOR
Pareciera ser que
la sociedad de masas en la era de la posverdad, está acostumbrada a comportarse
como un consumidor que decide sus preferencias políticas como si comprara un
producto. El análisis reflexivo, el estudio de las ideas políticas y la
participación ciudadana en los partidos políticos es notoriamente minoritaria.
Otro factor que
tiene un peso importante son las encuestas electorales. Estas marcan tendencias
que, aunque a veces no reflejen la realidad, igualmente son tomadas en cuenta
como referencia a la hora de decidir el voto. Más allá de la honestidad y del
profesionalismo de la encuestadora, también puede pasar que muchos ciudadanos
no respondan con la verdad sobre su intención de voto porque saben que
mediáticamente el candidato es rechazado, o por sentirse presionados por el
entorno.
Dejarse llevar
solo por lo emocional puede generar votos a favor de un candidato por la simple
razón que no gane el otro. Así planteadas las cosas, podemos entender el porqué
de tantas malas elecciones.
La ausencia de una
mayoría ávida de formarse políticamente pensando en el bien común, nos puede
hacer pensar que no todos estarían en condiciones de elegir responsablemente.
Muchos dirán que
no vale la pena involucrarse en cuestiones políticas porque todos son lo mismo,
sin embargo, la inconciencia no nos libra de las consecuencias de permanecer
pasivos. Decía Chesterton “No creo en un destino que recae sobre los hombres
sin importar como actúen; pero sí creo en un destino que cae sobre ellos a
menos que actúen”.
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