reabrirá antes que
el continente del que salió
Brújula cotidiana,
01-03-2021
La hoja de ruta
para la reapertura, anunciada por el primer ministro británico Boris Johnson,
parece un sueño cuando se ve desde Italia. La realidad es que, con el debido
respeto de quienes vaticinaban catástrofes tras el Brexit, al menos en cuanto a
la gestión de la lucha contra la pandemia Covid, el Reino Unido se ha mostrado
mucho más preparado que la UE de la que salió.
El 8 de marzo
reabrirán las escuelas. El 29 de marzo reabrirán los gimnasios y las piscinas y
se reanudarán los torneos deportivos amateurs. El 12 de abril abrirán sus
puertas las tiendas no esenciales, las librerías y los museos, pero también los
restaurantes al aire libre por la noche. El 06 de mayo serán regulares las
elecciones municipales. El 17 de mayo desaparecerán casi todas las
restricciones y será posible reunirse hasta 30 personas, con la reapertura de
cines, teatros y estadios, para un máximo de 10.000 personas y ¼ de capacidad.
El 21 de junio será la reapertura total, incluidos clubes nocturnos y será la
cancelación de todas las restricciones.
No es un sueño, es
la realidad, pero no es italiana. Esta es la hoja de ruta que presentó el
primer ministro británico Boris Johnson a la Cámara de los Comunes y que
definió como la “Estrategia de salida del Covid”, con etapas muy precisas y,
aparentemente, irreversibles, salvo desagradables sorpresas pandémicas.
Entonces, la tan desbastada Inglaterra que, según los europeístas, después del
Brexit debía haberse ido abajo y perdido todo el impulso competitivo, podría
volver a la normalidad en menos de cuatro meses, mientras que en gran parte de
Europa probablemente se continuará con el “stop and go”, prohibiciones
impuestas y levantadas temporalmente, cierres injustificados y frustrantes para
millones de ciudadanos. Europa ha fallado una vez más y, después de haber
ilusionado a cientos de millones de ciudadanos sobre la rápida salida de la
pandemia gracias a las abundantes dosis de vacuna para todos, ha tenido que
afrontar la amarga realidad de los incumplimientos contractuales por parte de
grupos farmacéuticos fabricantes de vacunas y con la desorganización de Estados
como Italia, perpetuamente en busca del virus sin la más mínima estrategia de
contraste con una atención domiciliaria eficaz, los medicamentos y la gestión
organizada de los servicios públicos.
El primer ministro británico, en cambio, aseguró a los británicos (y a los mercados) que el toque de queda tiene las horas contadas y que la marcha del acercamiento a las libertades fundamentales ha comenzado con convicción. Y no solo gracias a la vacunación masiva, que ya estaría dando frutos considerables con sólo la suministración de la primera dosis de suero.
En la base hay un discurso de
organización de servicios, de gestión más inteligente de la emergencia
sanitaria, no exasperada por un circuito mediático perverso y propenso a
dramatizar cualquier noticia sobre el virus, como sucede en nuestro país.
Los británicos han
hecho sacrificios, pero también han reclamado con razón poder volver a vivir,
algo que los italianos no podrán hacer en mucho tiempo si continúa la nefasta
política de cierres preventivos, que no detienen la circulación del virus, pero
mata las actividades económicas, reducen la socialización y hacen aún más
vulnerables a nivel psicológico a millones de personas.
En Inglaterra, las
admisiones hospitalarias de pacientes con Covid están cayendo en picada, con
caídas de hasta el 95% y ya se han administrado 18 millones de dosis de vacunas
de Pfizer y AstraZeneca. Está claro que, en caso de un nuevo brote del virus,
esa hoja de ruta anunciada por Johnson podría sufrir retrocesos. Sin embargo,
el enfoque es profundamente diferente al italiano. Allí, no todo se cierra
preventivamente para luego perseguir el virus sin ningún beneficio. Hubo
cercanía al principio, con una comunicación eficaz y persuasiva y una acción
tempestiva, compensando categorías enteras y proporcionando auténticas ayudas.
La economía
británica ya está viendo la salida del túnel, tanto es así que las reservas
aéreas han crecido más de un 300% y los turistas empiezan a reservar sus
vacaciones en el Reino Unido. Han llegado señales reconfortantes de operadores
turísticos y agencias con respecto a las reservas. Según las empresas y los
operadores turísticos británicos, el efecto fue inmediato, con una primera ola
de boletos o paquetes reservados para el verano. Por no hablar de las miles de
empresas extranjeras que están empezando a plantearse la posibilidad de
trasladar sus actividades a Londres y otras zonas inglesas.
Si Gran Bretaña ha
abandonado Europa y ahora reabre antes que los demás, ¿qué significa? Que la
estrategia del Viejo Continente en materia de combate a la pandemia ha
fracasado. La burocracia, los grandes intereses, la falta de una gobernanza
fiable están dañando gravemente la vida de los ciudadanos europeos, que corren
el riesgo de tener que lidiar con prohibiciones, penurias de todo tipo y nuevas
formas de pobreza a lo largo de 2021. Y los seguidores de “Italexit” se ríen de
ello.
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