sábado, 24 de octubre de 2020

UN MILLÓN DE MUERTOS

 


Juan Luis Gallardo 

La Prensa, 23.10.2020

 

 

Si una falsedad se repite muchas veces, seguramente terminará por transformarse en una verdad fuera de discusión.

Algo de eso ocurrió respecto a los muertos en la Guerra Civil Española, comenzada en 1936. La gente, interrogada al respecto, responderá sin vacilar que el número de muertos fue un millón. Cuando, en realidad, los muertos fueron 500.000.

¿A qué obedece esta reiterada confusión? Responde a lo siguiente: el escritor José María Gironella escribió una formidable saga sobre la Guerra Civil, compuesta por las siguientes novelas, todas ellas excelentes: Los Cipreses creen en Dios, Un Millón de Muertos y Ha Estallado la Paz. La saga tuvo un gran éxito y la cifra citada en el título de la segunda de ellas se transformó en una verdad fuera de discusión. Olvidando los lectores que el autor, en la introducción a la misma, había aclarado que, si bien en la contienda habían muerto 500.000 personas, él se refería a un millón de muertos por entender que todo español que hubiera matado a otro español también había muerto de algún modo.

Es muy curiosa la instalación en el público de estos tópicos que producen reacciones por actos reflejos. No en vano dijo François-Marie Arouet, más conocido por Voltaire: ``Calumnia, calumnia, que algo quedará''.

Claro que el error respecto a la cantidad de muertos en la Guerra Civil Española no es una calumnia sino apenas un dato equivocado. Y, si menciono lo dicho por Voltaire, obedece tan sólo al propósito de señalar hasta qué punto puede transformarse en verdad aceptada una afirmación errónea.

 

UN CASO LOCAL

Algo parecido sucede con el número de desaparecidos a raíz de los enfrentamientos que tuvieron lugar en nuestro país durante la década de los 70. Pues el público dá por cierto que fueron 30.000. Peor aún, por ley inspirada por la entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, se transformó en delito poner en duda esa cifra. Falsa de toda falsedad.

¿Falsa? Sí, falsa. Tan falsa como que su autor, el ex montonero Luis Labraña, confesó que la cifra había sido inventada por él y que el número de 30.000 obedeció a que esa es la cantidad establecida por los organismos internacionales para calificar un caso como genocidio.

¿Por qué la gobernadora Vidal, con su carita de buena chica, acogió legalmente esa calumnia, sabiendo que era mentirosa? Lo ignoro, pregúntenle a ella.

No me voy a meter yo a estimar la cifra de desaparecidos en los llamados años de plomo. No me voy a meter porque nada sé al respecto y no soy un macaneador. Sólo he de apuntar que, según la Conadep (a quien nadie puede sospechar como adicta a los represores), ese número anduvo por los 9.000. Y, según un minucioso informe de José D'ngelo, obrante en su libro Mentirás Tus Muertos, la cantidad fue incluso mucho menor.

El caso es gravísimo, tanto se trate de 30.000 como de 9.000 o 2.000. Pero convengamos que no es indiferente que sean 30.000 o 2.000 los desaparecidos.


*****

Otro antecedente:




No hay comentarios:

Publicar un comentario